El atentado que sufrió Donald Trump este pasado fin de semana en el transcurso de un mitin ha desatado las inevitables teorías de la conspiración que apuntan tanto a ataques con motivos ocultos como a que todo se trata de un montaje del propio Trump para mejorar su imagen de cara a las elecciones. Pero una de las teorías más curiosas viene de uno de los rincones más insospechados de la cultura pop estadounidense: una sátira política de los años noventa.
Ciudadano Bob Roberts. Tim Robbins dirigió y protagonizó en 1992 la extraordinaria sátira 'Ciudadano Bob Roberts', una comedia de tintes dramáticos que denunciaba, hace más de veinte años, la espectacularización de la política estadounidense, narrando el ascenso político de un personaje público tan aclamado como controvertido: un cantante de country de escalofriantes ideas reaccionarias.
Un pieza en la Casa Blanca. Con 'Ciudadano Bob Roberts', Robbins (conocido y, de hecho, apartado cada vez más de las grandes producciones según se han ido acentuando sus ideas progresistas, que comparte con su ex-mujer Susan Sarandon) denunciaba el populismo de los políticos de última hornada. En este caso, la condición de cantante de country del protagonista le permitía tratar también la derechización de la cultura popular y el empleo de esta como arma para la influencia política. Entre los mejores momentos de la película están videoclips como el de 'Wall Street Rap', que parodia el legendario 'Subterranean Homesick Blues' de Bob Dylan.
Atentado preparado. En la película, Roberts prepara un falso atentado que incremente su popularidad y dispare la intención de voto en su favor. Se trata, cómo no, de un plan que guarda un notable parecido con una de las teorías conspiracionistas más extendidas durante el fin de semana, y que hablan de un Trump con la cara manchada de sangre falsa y un chivo expiatorio apropiadamente muerto y al que acusar del crimen.
Se niega todo. Robbins no ha tenido más remedio que salir al paso de los comentarios al respecto con un post en X: "Para cualquiera que establezca un paralelismo entre mi película Bob Roberts y el intento de asesinato de Trump, seamos claros. Lo que ocurrió ayer fue un atentado real contra la vida de un candidato presidencial. Aquellos que niegan que el intento de asesinato fuera real están verdaderamente trastornados".
Robbins está en un espectro político absolutamente distinto al de Trump, pero recuerda lo problemático de frivolizar con las vidas de seres humanos que han fallecido en el atentado: "Ayer dispararon a un ser humano. Otro fue asesinado. Puede que no sean seres humanos con los que estés de acuerdo políticamente, pero tengamos algo de vergüenza, amigos. Superen su odio ciego hacia estas personas. Son compatriotas. Este odio colectivo está matando nuestras almas y consumiendo lo que queda de nuestra humanidad".
Atentados de película. Curiosamente, no ha sido la única película que ha salido a colación en redes sociales este fin de semana a colación del intento de magnicidio. Por supuesto, se ha hablado de 'JFK' de Kevin Costner, que ya retrataba el (este sí) exitoso atentado contra Kennedy y toda la investigación posterior, una película que ya de por sí es un magnífico tratado práctico acerca de la teoría de la conspiración.
También se ha hablado de 'La zona muerta', la película de David Cronenberg basada en una novela de Stephen King que se ha convertido en TT en redes sociales y que posee un tinte más apocalíptico: el protagonista, interpretado por Christopher Walken, tiene poderes de clarividencia y ve que un candidato político (Martin Sheen) va a llegar al poder y a desencadenar el fin del mundo. Decide que el magnicidio es la única opción y por suerte (para el destino del mundo) no llega a cumplir con su objetivo, pero sí pone en evidencia al político, que usando un bebé como escudo humano ve arruinadas sus posibilidades de llegar a la Casa Blanca.
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