Todos hemos leído los titulares. A nivel económico la crisis pandémica es la peor en 100 años, 300, desde que hay registros y otras tantas colaciones grandilocuentes. El instituto McKinsey ha querido hacer una comparativa entre los estímulos invertidos por distintos países en la famosa crisis de 2008, cuando en muchos territorios reinaron las políticas de austeridad, y la actual situación más keynesiana. Su foto incluye todos los paquetes anunciados con anterioridad al 26 de mayo, lo que implica que en muchos casos el montante final ascenderá.
De Alemania a Brasil, la respuesta es gigantesca. En azul claro, lo que cada país ha comprometido de cara al Covid-19. En oscuro, lo de la crisis financiera. Va en relación al PIB nacional, para los datos de 2008 en relación a lo generado ese año y para la crisis de este momento en relación al PIB de 2019.
Alemania ha comprometido un tercio de la economía del país, diez veces más que lo que gastó en una crisis bursátil que se recordó en su momento como una de las peores de la historia. Japón, un quinto frente al 2.2%. Ahí donde países como Brasil, con economías muchísimo más modestas y por eso con menor margen de maniobra, se van a dejar hoy un 5.5% de su PIB, 12 años atrás sólo invirtieron un 0.6%.
Estamos hablando de 10 billones de dólares, trillones en lenguaje anglosajón, sólo para combatir los efectos del Covid. Esto es el equivalente a medio Estados Unidos, casi casi una China entera.
Aunque no viene en la tabla de McKinsey, España se sitúa en sintonía con los países de su entorno. La de 2008 fue una de las recesiones más salvajes vividas por los españoles y el Gobierno apenas invirtió un 2.3% del PIB de su momento. Para el coronavirus estamos hablando del orden de 200.000 millones de euros, un 20% de nuestro PIB.
Son estímulos en muchas formas distintas: estamos hablando de dos crisis diferentes. Con consecuencias muy diferentes. La forma en las que se han lanzado esas ayudas difieren en volumen de las de entonces, pero también en sus fórmulas y hasta en la elección de las mismas con respecto a otros países de tu zona. Aquí el instituto ha metido en el mismo saco la suma de garantías, préstamos, transferencias de valores a empresas e individuos, moratorias de pago e inyecciones de capital. Según los investigadores, “es como si [los dirigentes] hubiesen aplicado al mismo tiempo las enseñanzas de todas las escuelas de pensamiento económico modernas”.
Más todo lo que vendrá: de los 94 países analizados para este informe, que suman en conjunto más del 90% de la economía mundial, el 90% de ellos había anunciado algún paquete de estímulos adicional entre el tiempo en que los de McKinsey empezó a crear el dossier y su fecha de publicación.
Política monetaria: las medidas en este frente han sido la respuesta de primera línea inicial a la crisis. A principios de marzo de 2020, aún en una fase muy embrionaria, el 60% de los estímulos provenían de inyecciones de liquidez, mientras que para la última fecha recogida en el informe este tipo de medidas ya sólo suponía el 15% de la respuesta mundial, ya que empezaron a entrar en juego otras políticas.
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