Hay muchas formas de hacer "crecer" la superficie de un país. Estados Unidos reclama una desde finales de 2023
Los países no crecen de tamaño “porque sí”. De hecho, en el contexto moderno es bastante raro y complejo, ya que además se tiene que pasar por el derecho internacional para la verificación. El caso más sencillo de entender es un crecimiento de territorio “natural”, ya sea por sedimentación o cambios naturales, pero incluso en estos casos el cambio es muy lento en cuanto a metros cuadrados. Por eso, el caso de EEUU es tan complejo. ¿Ha crecido el doble de la superficie de España? Sí y no. En realidad, ahora le toca la parte más complicada: demostrarlo.
Lo que pide Estados Unidos. Ocurrió a finales de 2023. Entonces, Estados Unidos argumenta que creció repentinamente en un millón de kilómetros cuadrados, casi el doble de la superficie de España. Y no, esta expansión inesperada no fue el resultado de fuerzas geológicas extrañas ni de la invasión de un país extranjero, sino del intento por reclamar el territorio oceánico que lo rodea.
Para ser más exactos, el movimiento ocurrió el 19 de diciembre de 2023, momento en que el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció nuevas coordenadas que describen lo que creen que es su plataforma continental ampliada (ECS).
Que son las ECS. En realidad, aunque no es un concepto muy conocido, son muy importantes para los países que desean definir o incluso ampliar su territorio internacional, como el caso que nos ocupa. Se trata de áreas de lecho marino poco profundo (en comparación con el océano abierto) en la costa de grandes masas continentales, y pueden tener un límite de hasta 370 kilómetros desde las costas.
De esta forma, al expandir su masa continental, los países pueden explotar los recursos naturales que puedan encontrarse en estas áreas. De ahí ese “juego” por abarcar lo más posible y, según el derecho internacional, los países pueden reclamarlas, lo que les permite gestionar y explotar sus recursos. Hasta finales de 2023, 75 países habían definido los límites de su Plataforma Continental Extendida. EEUU no lo había hecho y pensó que era un buen momento.
El estudio que le da la razón a USA. Por supuesto, para que Estados Unidos esté reclamando esa cantidad ingente de terreno, se apoya en datos. En este caso, debemos remontarnos al año 2003, momento en que la NOAA, el Servicio Geológico de EEUU, y otras 12 agencias, recopilaron datos geológicos para definir los límites exteriores de su ECS.
Básicamente, lo que encontraron es lo que reclaman. En esencia, ECS en siete áreas marinas: el Ártico, el Atlántico (costa este), el mar de Bering, el Pacífico (costa oeste), las Islas Marianas y dos áreas en el Golfo de México. En total, se trata de un área de 1 millón de kilómetros cuadrados de tamaño.
De ahí las palabras de Mead Treadwell, ex vicegobernador de Alaska y de la Comisión de Investigación del Ártico de USA, poco después del reclamo: "Estados Unidos es más grande que ayer. No es exactamente la Compra de Luisiana. No se trata exactamente de la compra de Alaska, pero la nueva área de tierra y recursos del subsuelo bajo la tierra controlada por Estados Unidos es dos Californias más grande”.
¿Es esto legal? Bueno, ahora queda lo más difícil para Estados Unidos, demostrarlo y que los órganos internacionales le den luz verde. Para que la definición sea oficial, Estados Unidos tiene que presentar datos e informes a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). Sin embargo, y aquí comienza otro galimatías geopolítico, el país no ha ratificado la UNCLOS debido a desacuerdos políticos (el acuerdo ha sido ratificado por 168 estados y la Unión Europea).
Por ello, la resolución se presenta complicada en el derecho internacional. Además, es obvio que reclamar nuevas fronteras marítimas es controvertido en el escenario internacional. Sin ir más lejos, algunas de las disputas geopolíticas más importantes de los últimos tiempos han involucrado a China y sus vecinos, como Filipinas y Vietnam, por sus reivindicaciones sobre el Mar de China Meridional.
Qué ocurriría si sale el “sí”. De aprobarse la petición de Estados Unidos, se abriría un nuevo escenario y un abanico de opciones para el país. La expansión del territorio oceánico en el océano Ártico podría, por ejemplo, abrir la zona a más minería, transporte marítimo y pesca (a pesar del daño potencial que podría provocar).
Eso sin contar, por supuesto, lo que supondría como slogan y poderío de cara al exterior que una “simple” firma añadiera una superficie extra a tu país del tamaño de Argentina o el doble de España.
Imagen | StockSnap
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