La adopción generalizada del correo electrónico ha acabado extinguiendo el envío de cartas de papel. En la actualidad, a diferencia de lo que sucedía en la edad de oro de los servicios postales, la distancia ha dejado de ser un factor determinante a la hora de calcular cuánto tiempo podría tardar en llegar un mensaje. La comunicación es prácticamente inmediata.
Si pensamos, en cambio, en una carta enviada en 1916 entre dos ciudades inglesas separadas por una distancia de unos 200 kilómetros, podríamos deducir que esta habría tardado varios días o quizás semanas en llegar a su destino. Nada más alejado de la realidad, al menos en el caso puntual de Finlay Glen, que ha recibido una carta enviada hace poco más de un siglo.
¿1916 o 2016?
“Estábamos bastante sorprendidos y desconcertados”, le dijo a la BBC el actual morador del domicilio de destino del envío postal en Londres. La historia es bastante curiosa por diferentes matices. En primer lugar, Glen pensó que se trataba de una carta enviada en el año 2016 debido a que el texto del matasellos utilizado en aquel entonces indicaba la fecha “6 FEB 16”.
Sin embargo, no tardó en notar algo extraño: la estampilla tenía la figura de un rey y no de una reina, por lo que dedujo que podía ser mucho más antigua. El sello correspondía al rey Jorge V, que se había sentado en el trono de la nación insular más de una década antes del nacimiento de la reina Isabel II.
Lo cierto es que aquella carta permaneció guardada durante dos años hasta que finalmente decidió llevarla a la sociedad histórica local para que pudieran analizarla y, eventualmente, acabar con el misterio.
“Una vez que nos dimos cuenta de que era muy antigua, sentimos que estaba bien abrir la carta”, explica el joven, y su comentario es muy válido ya que la Ley de Servicios Postales deja en claro que es un delito abrir el correo postal dirigido a otras personas. Como han pasado más de cien años desde su envío, Glen dice que solo puede disculparse” si ha cometido un delito.
Otra parte de esta historia está en el contenido de la misiva. Después de abrirla, el joven y los historiadores descubrieron que la carta estaba dirigida a Katie, la esposa de un magnate de sellos londinense llamado Oswald Marsh. El remitente era su amiga Christabel Mennel, la hija de un adinerado comerciante de té llamado Tuke Mennel.
Mennel, que envió la misiva desde sus vacaciones en Bath, en el oeste de Inglaterra, cuenta que ha padecido un resfriado muy fuerte y algunos otros detalles de su viaje a unos 200 kilómetros de Londres. Puede que haya algo más que descubrir, por lo que la carta ahora está en manos de la revista de historia Norwood Review que continuará investigando.
Una pregunta que queda sin responder es qué sucedió realmente. De acuerdo a CNN, un portavoz de Royal Mail, la empresa detrás del Servicio Postal del Reino Unido, dijo que este tipo de incidentes suceden "muy ocasionalmente". “Agradecemos que la gente esté intrigada por la historia de esta carta de 1916, pero no tenemos más información”, dijo.
Imágenes: Finlay Glen
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