Este cautivador mapa muestra en tiempo real cuánto CO2 está emitiendo cada país en cada momento

La generación de electricidad limpia es uno de los retos del futuro: conseguir fuentes alternativas al carbón, al gas natural y al petróleo para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y, de forma sustancial, reducir el imparable aumento de las temperaturas. Pero para saber cómo arreglar el problema primer tenemos que identificarlo correctamente.

Es lo que se propone Electricity Map, un mapa global (las cursivas tiene un por qué) de la producción de electricidad en el mundo. Su metodología es muy simple: utilizando los datos públicos que cada país ofrece, el mapa recoge cuánta electricidad están generando en cada momento y a través de qué fuentes, además de otras variables como el precio, la dirección del viento, la electricidad que cada país compra y vende a otros vecinos y un largo etcétera. Es cautivador.

Decíamos que las cursivas tenían un sentido: por el momento, la globalidad del mapa es... Nula. Sólo se resume a la generación de electricidad en países occidentales, Europa, parte de Canadá, Estados Unidos y parte de Australia. Ni rastro de China, India, Bangladesh, Japón, Rusia, Sudáfrica, Nigeria, Indonesia, Egipto o Vietnam, países que por su volumen de población tienen mucho que decir sobre el planeta que construiremos en el futuro y que quedan aquí relegados.

Para los que sí están, la información es abundante y muy interesante. A primera vista cada país tiene un color distinto: cuanto más cerca del verde, más limpia es la electricidad que están produciendo (a través de renovables, para cada país está calculado el porcentaje de combustibles fósiles consumido cada día). Aquellos en negro, como Polonia o Bosnia hoy, tiran directamente de todo el carbón que tienen (por potencia instalada) y dejan muy poco espacio a las renovables.

La mayor parte de grandes países europeos (España, Italia, Alemania, Reino Unido) están en amarillo, lo que significa que su porcentaje de consumo de combustibles fósiles (los que más contribuyen al cambio climático) está por encima de lo recomendable, pero no es extremo. Así, España hoy tira fundamentalmente de carbón y gas natural, con muy poquita eólica (bajos vientos) y una marginal utilización de la potencia instalada de hidráulica (lógico) y solar (¿ilógico?).

Los países escandinavos disfrutan de un mix energético muy verde gracias a sus abundantes recursos naturales (fuertes vientos y numerosísimas reservas de agua tras un frío invierno, al contrario que los países del sur, que no se pueden permitir el lujo de utilizar el agua para generar electricidad). Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos funciona primordialmente con gas natural y carbón, aunque complementa con nuclear.

Un caso particular es Francia, que casi siempre, mires el día que mires, está en verde. No por su utilización de recursos naturales, sino por la nuclear, que aunque no es renovable o no contaminante, no emite CO2 a la atmósfera. El país tiene más potencia nuclear instalada que ningún otro, y aunque busca desentenderse de sus centrales a largo plazo continúa tirando de ellas para generar la abrumadora mayoría de su electricidad. Le sale más barata que a sus vecinos, por cierto (no en todos los países sale la información).

Otras cosas interesantes a observar: el intercambio de electricidad de unos países a otros (generalmente bajo), la potencia instalada de cada tipo de energía (que indica su grado de utilización) y la intensidad de las emisiones durante las últimas 24 horas. En definitiva, un mapa perfecto (aunque muy incompleto) para saber cómo creamos electricidad.

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