Al EI, como a sus primos lejanos, los talibán, no les gusta el arte que no comulgue con su visión fanática de la religión. Su avance por Irak se saldó con la destrucción de joyas arqueológicas irrepetibles en Nínive, Hatra o Nimrud. En Siria acaban de conquistar Palmira: más 2.000 años de Historia que nos pertenecen a todos. Ubicamos sus monumentos principales y la historia de su patrimonio en un mapa interactivo.
Qué podemos perder
Aunque parte de su patrimonio está a salvo -el ejército sirio ha dedicado días a trasladar cientos de estatuas del Museo Nacional de Palmira-, su arquitectura y las piezas más pesadas corren el riesgo de acabar hechas pedazos. Peor aún, pese a que la Unesco dio hace más de tres décadas el título de ciudad Patrimonio de la Humanidad a Palmira, el dictador Assad no tuvo reparos en mantener una cárcel de prisioneros políticos de infame historial y un aeropuerto a escasos kilómetros de las ruinas, convirtiéndola en objetivo prioritario de los terroristas.
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