Seguramente con el paso del tiempo nos hemos familiarizado con el paisaje que tenemos en el lugar donde vivimos, aquel que vemos desde nuestra ventana o desde el jardín o desde nuestro lugar de trabajo, ese paisaje que puede ser urbano y lleno de estructuras, o bien un paisaje más hacia el lado de la naturaleza, en cualquiera de los dos casos nuestra mente lo ha memorizado y sabemos cómo luce, por lo que cada cambio lo percibimos de inmediato.
Bajo esta idea es como surge el proyecto del fotógrafo polaco Karol Nienartowicz, quien es especialista en fotografía de montañas, y que en esta ocasión nos presenta un fascinante trabajo que nos muestra como el mismo lugar puede lucir tan diferente con el paso del tiempo.
El mismo lugar bajo distintas circunstancias
Karol vivió durante tres años en Gdansk, Polonia, en todo este tiempo siempre le gustó visitar un solo lugar, un sitio donde el paso del río Vístula desemboca en el mar Báltico, un lugar maravilloso y lleno de paz, donde el agua se mezcla de manera perfecta con las tonalidades del cielo, lo que hace que cada visita sea distinta.
En este sitio lo más destacable el su gran rompeolas de hormigón, una construcción de varios metros que provoca una continuidad con la orilla y que al estar rodeada de agua, hace que las olas tengan un comportamiento errático y éstas tampoco sean iguales.
Durante estos tres años, Karol trató de visitar este lugar todos los días y a diferentes horas, con el objetivo de fotografiar el paisaje y así ver las diferencias de un sitio tan peculiar, diferencias que nos hacen ver que el mismo lugar no siempre tiene el mismo aspecto. El resultado fueron poco más de 50 fotografías capturadas entre el sol y la luna, la lluvia y las nubes, el día y la noche, la mañana y la tarde.
Un trabajo digno de admiración y que vale la pena disfrutar a detalle. A continuación tienen algunas de las fotos favoritas de Karol.
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