Los acantilados de Tojinbo, en la prefectura japonesa de Fukui, son un lugar muy frecuentado por personas que están contemplando el suicidio. Por eso son también el paraje que patrulla Yukio Shige, un policía retirado de 72 años que, desde que sufrió una tragedia personal, los recorre todos los días para evitar todos los suicidios que pueda.
La historia de Shige se recogió en un corto documental de 2016, 'Gatekeeper', que narraba la labor que Shige hace para prevenir que, cada día, muchos japoneses se quiten la vida saltando desde lo alto de los acantilados hacia el mar. El país, de hecho, figura entre los que tienen la tasa de suicidios más alta del mundo, y Shige lucha contra eso ofreciendo comprensión y ayuda a uien lo necesite. "Debemos honrar a nuestros héroes cotidianos", decían los usuarios de Reddit.
La historia de Yukio Shige
Shige cuenta con varios voluntarios que lo ayudan en su trabajo; cuando ven a una persona sola, acuclillada en lo alto del acantilado, se acercan a ella, entablan conversación y se la llevan a la cafetería propiedad de Shige o a alguno de los apartamentos que poseen entre todos, e intentan dar con la razón por la que están pensando en suicidarse. Y, a partir de ahí, le ofrecen ayuda para salir de ese problema, si está en sus manos.
El ex policía ha contado en varias ocasiones que empezó a dedicarse a esta labor, en parte, después del suicidio de un amigo suyo y tras encontrarse, al final de su carrera en el cuerpo, en 2003, con una pareja de ancianos que pretendían saltar al mar porque estaban acosados por las deudas. Él les convenció para que no lo hicieran y los llevó a una oficina de ayuda social. Allí, sin embargo, les dieron dinero sólo para volver a casa, y la pareja acabó suicidándose de todos modos unos días después.
"Tú mismo debes ayudarlos a recuperarse, trabajar con ellos para resolver sus problemas. Si tienen deudas, los llevo a una asesoría legal; si están en el paro, los llevo a una agencia de empleo; si no tienen casa, me los llevo a la mía", es el resumen que Shige hace de su filosofía. También afirma que su acercamiento al problema, hablando con los potenciales suicidas, es el más efectivo: "están sentados allí arriba, solos, esperando que alguien hable con ellos".
Pero también sabe qué no hay que decirles en esas situaciones. Una vez, sus voluntarios se encontraron con una joven dispuesta a saltar de los acantilados. Se acercaron a ella para hablar, pero les pidió que la dejaran sola durante diez minutos antes de hacerlo. Sin embargo, enseguida acabó rodeada de policías, que intentaron disuadirla diciéndole que pensara en lo preocupados que estarían sus padres. La joven saltó igualmente.
Shige calcula que él y sus voluntarios han salvado a más de 500 personas en más de una década y en la zona lo conocen como "el hombre chotto matte" (chotto matte significa más o menos "espera un momento"). En 2013, el número de potenciales suicidas que se acercaban a los acantilados de Tojinbo había descendido de 25 a apenas 14, y en 2016, el efecto de Pokemon Go, con todos sus jugadores buscando sus monstruos por el lugar, todavía hizo bajar más esas cifras.
"La gente que está pensando en el suicidio suele ir a lugares tranquilos antes de llevar a cabo su decisión, pero ahora, esos lugares atraen a los jugadores de Pokemon Go", afirmaba Shige, que apuntaba también que algunas de las personas con las que había hablado en aauel verano le decían que allí no había la "atmósfera adecuada" para suicidarse.
El problema de Japón con el suicidio
Y es que Japón tiene un problema muy serio con el suicidio. Se calcula que casi 60 personas al día se quitaron la vida en 2016, y aunque es la menor cifra en 22 años, es la sexta más alta del mundo. Entre las ocho economías más potentes del mundo, sólo Rusia supera en este aspecto a Japón. Yukio Shige tiene una explicación para estos datos, y es la idealización romántica que los japoneses tienen del acto de quitarse la propia vida.
El seppuku, el suicidio ritual de los samurai, se veía como algo honorable, un gesto de sacrificio y lealtad, y esa imagen se ha mantenido hasta la actualidad. Para Shige, el gobierno hace poco por afrontar las causas que llevan a una persona a querer morir, ya sean problemas económicos, enfermedades mentales, desempleo o abusos sexuales.
Desde 2007, de todos modos, el gobierno japonés aprobó varias medidas para intentar contener y bajar su tasa de suicidios, fomentando ayuda psicológica a quienes hayan intentado suicidarse y a sus familias, abriendo líneas telefónicas de ayuda e investigando en las razones médicas y sociales detrás de este problema, pero el suicidio es todavía la principal causa de muerte de los jóvenes nipones en cinco tramos de edad entre 15 y 39 años.
Imagen | Ken Mayer, txarli san