La renta básica ha llegado a Finlandia. Vale, todavía es sólo un experimento controlado que durará dos años. Pero en principio, cualquiera querría estar entre los 2.000 ciudadanos del país nórdico que va a recibir 560 euros porque sí, sólo por existir.
Sí, todos sabemos en qué va a consistir ese plan. “Hay que empezar a asumir que no todo el mundo puede tener un trabajo porque estamos compitiendo contra las máquinas, y ellas siempre ganarán”, ha dicho Roope Mokka, cofundador de Demos Helsinki, el primer think tank independiente de los países nórdicos. Lo que se proponen para los siguientes años desde Finlandia es ofrecer información empírica de qué ocurre cuando una parte de la ciudadanía recibe dinero gratis.
¿Se volverán perezosos dependientes de los impuestos de los trabajadores como defienden los detractores o ayudará a repensar un sistema de trabajo más justo con el mercado laboral actual creen sus defensores?
Todo el mundo estará pendiente de los resultados de la prueba finlandesa para dilucidar cuál de esas posturas está más próxima a la verdad. Pero antes de preguntarnos eso deberíamos mirar hacia otro lado: ¿qué se puede hacer en Finlandia con 560 euros al mes?
El finlandés medio recibe un salario de unos 3.150 euros, promedio que sube a 3.500 si analizamos sólo el sector privado. Pero como cuentan en páginas dirigidas a estudiantes (un tipo de ciudadano que suele gastar lo menos posible para vivir), el dinero mínimo con el que deberías contar para el día a día es de unos 700 a 900 euros al mes. Es más, para que puedas acceder a algunos centros educativos del país, cada alumno extranjero debe garantizar que tiene al menos 560 euros para pasar cada mes (6,720 euros en total para todo el año).
Dicho lo cual, el gobierno finlandés ha acordado que no supervisará en qué elementos gastan estos ciudadanos su dinero. Es, por así decirlo, dinero sin condiciones. Veamos qué se puede hacer apretándose lo máximo posible el cinturón en el país nórdico. Por cierto, los datos para hacer el cálculo del coste de los productos los sacamos de aquí y de aquí.
La vivienda: tu principal fuente de gasto (si tienes muy, muy poco)
Lo primero que habrá que buscar es un hogar en el que alojarse. Aunque el finlandés corriente gasta aproximadamente un tercio de sus ganancias en el alquiler del piso, entre 1.000 y 1.200 euros (y va aumentando), el receptor de la RBU no podría permitirse ese rango de precios. Tampoco el capricho de vivir en Helsinki. Un piso para tres personas en la zona modesta de la capital cuesta de media 1.300. Pero un piso para tres personas fuera de la ciudad (la opción de acceso a la vivienda más económica) puede costar de media 960 euros. Eso son 320 euros.
Los gastos medios del hogar (basura, electricidad, agua) son de 99 euros. Eso excluyendo Internet, ya que no es un servicio básico. Si tienes suerte y tu casa está permanentemente ocupada por el máximo número de inquilinos, tu parte son 33 euros.
Dado que no vas a vivir en el centro necesitarás transporte, y por supuesto un coche está fuera de tus posibilidades. El abono mensual es de 52 euros.
La comida a pan y agua (literalmente)
En foros de ayuda a los extranjeros les explican que el gasto medio alimenticio de un finlandés le lleva el 30% de su salario mensual, aunque, tal y como aconsejan, se puede llevar una alimentación saludable por unos 450 euros al mes. El pensionista de la RBU no podría permitirse ese lujo. De hecho, el contante que lleva gastado al mes son 405 euros.
Este es el precio de algunos productos básicos:
Litro de leche | 0.93 € |
Barra de pan blanco (500 g) | 1.75 € |
Arroz (1 kg) | 1.93 € |
Huevos (12) | 1.83 € |
Queso local (1 kg) | 6.10 € |
Pechugas de pollo (1 kg) | 9.78 € |
Ternera (1 kg) | 14.06 € |
Manzana (1 kg) | 1.66 € |
Plátano (1 kg) | 1.53 € |
Naranja (1 kg) | 1.71 € |
Tomate (1 kg) | 2.95 € |
Patata (1 kg) | 0.91 € |
Cebolla (1 kg) | 1.20 € |
Lechuga (1 kg) | 1.53 € |
Agua (1.5 L) | 1.36 € |
Botella de Vino | 10 € |
Cerveza nacional (0.5 L) | 2.38 € |
Cerveza importada (0.33 L) | 2.40 € |
Tabaco (cajetilla) | 6 € |
Sí, si vives de la RBU es mejor prescindir del tabaco o el vino. Alimentos como el queso o el tomate tendrían que estar racionados. Y si pretendes comer algo de carne (mejor que sea pollo) tendrás que compensar con más arroz o huevos. Una persona debería tomar 2 litros de agua, 250 gramos de proteínas, 500 gramos de fruta y 300 de hidratos de carbono para tener una alimentación básica cada día. Haciendo las cuentas, y usando sólo las opciones más rentables, nos salen 112.05 euros. Esto es, comiendo todos los días una combinación de pan, pollo y frutas. Y absolutamente nada más, ni siquiera azúcar o aceite. Añádele los productos de higiene mensuales y nos salimos a los 131.68 euros.
Y de lo sobrante, mejor ahorrar cada céntimo
Bien. Ya hemos ajustado nuestros bienes indispensables para el día a día. Nos hemos gastado 537 euros. Aún quedarían 23 euros completamente libres de ser gastados. El receptor de la renta podría gastarse este dinero en, por ejemplo, salir a comer un día fuera de casa (el menú de un restaurante barato son 11 euros, de uno de comida rápida unos 7), de tomar algo en alguna cafetería (un capuchino corriente puede costar 3.21 euros), ir al cine (12 euros el ticket) o incluso darse una alegría de vez en cuando con alguna cerveza.
Pero ojo, es conveniente ahorrar un poco para imprevistos. Una caja con 12 antibióticos puede costar en Finlandia unos 12 euros. Una visita rápida al doctor sube a 62 euros. Y deberías cuidar bien de tu ropa. Sólo un par de pantalones nuevos ya puede llevarte a pagar 91 euros.
La letra pequeña de este experimento con la RBU
Así que no, difícilmente nadie que necesite cubrir absolutamente todas las necesidades básicas podría subsistir con ese dinero, y la cantidad mínima necesaria se acerca más a los 900 euros de los que hablaba el mundo de los estudiantes. Para hacernos una idea, y calculando según la media del PIB por persona entre Finlandia y España, el dinero de una RBU española equivalente a la del experimento del norte se quedaría en 340 euros. Como cualquier español sabe, un dinero muy por debajo de lo que necesita para compensar los gastos de su vida durante 30 días.
Pero la cosa cambiaría si el sujeto tuviese apoyo económico por parte de familiares o amigos o, como ocurrirá con muchos de los candidatos a esta renta básica universal, si la persona tiene otro trabajo.
Porque ese es el principal objetivo de esta campaña. No que los individuos vivan con esa ínfima cuantía, sino que compaginen esas ganancias con otros trabajos parciales o con una tributación inferior a la que les gustaría. El Kela (el Instituto de la Seguridad Social finlandés) quiere acabar con el círculo vicioso en el que caen muchos parados, que rechazan los empleos a los que pueden optar con mayor facilidad (lo que llamaríamos trabajos basura) porque tras los impuestos les queda menos que con la prestación por desempleo. Como ya han dicho, la RBU está absolutamente libre de condiciones e impuestos.
Y volvemos al principio. Si el sistema laboral está cambiando, si la automatización del trabajo aumenta y los empleos que quedan son lo que los finlandeses verían como trabajo de bajo nivel y salario, una buena forma de compensar esa brecha económica es redistribuyendo la riqueza para hacer que la economía siga circulando y el nivel de desempleo baje. Ello conllevaría, claro, un aumento de impuestos en las clases medias y altas, aunque no todo se costearía con el dinero de los contribuyentes. Racionalizando y simplificando el sistema de prestaciones y subvenciones finlandés, el Gobierno está convencido de que ahorraría también bastante dinero.
Si triunfa, el Kela ya ha avisado de que intentaría extender esta ayuda a otros grupos como trabajadores actuales de empleos de baja remuneración, pequeños comerciantes, trabajadores a tiempo parcial y freelances. A sus resultados habrá que sumarles los que saquen ciudades como Utrecht, Wageningen o Tilburg, de Países Bajos, que también pretende implantar proyectos pilotos de RBU próximamente.
Ah, y si al final resulta que algún finlandés consigue sobrevivir dos años sólo a base de esos 560 euros al mes, bueno. Nos comprometemos a escribir un reportaje sobre su heroica hazaña.
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