Las coincidencias en clave geopolítica rara vez ocurren, y que la Guardia Costera China haya decidido “cruzar” por primera vez las aguas del Océano Ártico como parte de una patrulla conjunta con Rusia es, a todas luces, un hecho reseñable. Lo es por muchas razones, pero por encima de todo, por lo que ninguna de las dos potencias quiere aclarar. Oficialmente, están poniendo a prueba sus capacidades en los océanos "para llevar a cabo misiones en aguas desconocidas".
La noticia. Viene desde la propia China, quienes en un comunicado afirman haber entrado junto a Rusia en el Océano Ártico. Una declaración que se produce un día después de que la Guardia Costera de Estados Unidos dijera que vio cuatro barcos de la Guardia Fronteriza rusa y la Guardia Costera china en el Mar de Bering, la ubicación "más septentrional" nunca antes observada de embarcaciones chinas.
En un mensaje emitido a través de las redes sociales, la Guardia Costera de China (CCG) no publicó la ubicación exacta, pero detalló que la patrulla conjunta "expandió efectivamente el alcance de la navegación oceánica de la guardia costera" y puso a prueba su capacidad "para llevar a cabo misiones en aguas desconocidas". Además, una pancarta visible en uno de los barcos en las fotos que acompañaban decía: "La Guardia Costera de China dedica su corazón al Partido".
La intrahistoria. Las imágenes de hoy vuelven a destacar los lazos de seguridad y la coordinación que mantienen Rusia y China. A comienzos de septiembre ya contamos que, por primera vez en 30 años, Rusia estaba desplegando su flota de guerra en cinco mares, y lo hacía de la mano de China subrayando ese vínculo creciente militar entre ambas potencias en los últimos años.
Entonces se dijo que la participación china reforzaba su alianza estratégica en un contexto de tensiones con Occidente, particularmente con Estados Unidos y sus aliados en la región del Indo-Pacífico. ¿Qué hicieron exactamente? En el marco de Okean-24, realizaron maniobras conjuntas en el mar de Japón y el mar de Ojotsk, practicando la coordinación en operaciones navales complejas como el combate antisubmarino, la defensa aérea y la logística marítima. Para China, al igual que para Rusia, era un mensaje al exterior sobre su disposición a colaborar con otros actores en la arena militar global.
La primera vez en el Ártico. La primera entrada de los buques de la CCG en el Océano Ártico tiene un objetivo “oficial”: mantener el orden en la pesca en alta mar. Durante la misión, los buques deben realizar ejercicios conjuntos de búsqueda y rescate, control de daños y localización de embarcaciones ilegales. En esencia, “demostrar” las grandes capacidades de colaboración de los dos guardacostas.
Primero fue Bering. Antes de llegar a estas aguas, la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG) informó el lunes que había visto a los cuatro barcos de la Guardia Fronteriza rusa y la Guardia Costera china "transitando en formación en dirección noreste" en el Mar de Bering, que se extiende entre Rusia y Alaska y es parte del Océano Pacífico Norte. Se conecta con el Océano Ártico a través del Estrecho de Bering, un estrecho paso que separa Asia y América del Norte.
Según dijo Megan Dean, comandante del Distrito 17 de la Guardia Costera de Estados Unidos, "esta actividad reciente demuestra el creciente interés en el Ártico por parte de nuestros competidores estratégicos". De hecho, el pasado mes de julio Estados Unidos y Canadá interceptaron bombarderos rusos y chinos en Alaska.
El “mensaje”. Según Carl Schuster, ex capitán de la Marina estadounidense, “la importancia de que la Guardia Costera de China opere más al norte de lo que lo ha hecho nunca implica que está extendiendo su Guardia Costera a zonas que Estados Unidos ha considerado tradicionalmente como de su propio dominio. China, en particular, está dando señales de que la Guardia Costera estadounidense no es la única que (puede) operar dentro y cerca de las Zonas de Exclusión Económica de otros países desde sus propias aguas nacionales”.
Los expertos señalan que, además de proyectar fuerza, Beijing tiene un interés práctico en expandir su cooperación con Rusia y su presencia en aguas del extremo norte, donde su guardia costera podría en el futuro proteger sus intereses económicos. De hecho, en su política para el Ártico de 2018, Beijing describió su visión como una "Ruta de la Seda Polar" que uniera Asia con Europa mediante el desarrollo de rutas de navegación como la Ruta del Mar del Norte a través del Ártico y hasta China.
Y fuente de energía. Es la otra pata que todo el mundo tiene en mente. Beijing ha buscado durante años aumentar su presencia en el Ártico, declarándose un “estado cercano al Ártico” y reforzando sus capacidades de investigación y rompehielos en la región, donde también ha invertido fuertemente en proyectos energéticos rusos.
Por su parte, Rusia, como uno de los ocho estados del Ártico, históricamente ha sido cautelosa a la hora de ser demasiado acogedora con China en una región clave para su propia seguridad y poder militar, pero la cada vez mayor dependencia de Moscú con su “socio”, más aún si cabe tras la guerra de Ucrania, puede haber hecho que estos “lazos” en el gélido enclave hayan cambiado por completo la situación.
Imagen | China Coast Guard
Ver 6 comentarios