¿Eres joven? ¿Quieres trabajar en España? Entonces estudia una carrera. Y no cualquiera. Según el último informe de la OCDE evaluando el mercado español y sus posibilidades de contratación medicina, finanzas e ingenierías son las carreras que encuentran un mayor porcentaje de ocupación al salir de las facultades. Si lo que quieres es acabar en paro, entonces puedes optar por bellas artes, arquitectura, historia, filología francesa y española, filosofía o biología.
Una juventud bicéfala. La gran particularidad de la realidad laboral de los jóvenes en España es que existen dos clases, a saber, los que no pasaron de la educación secundaria obligatoria y los titulados universitarios. Es una disparidad que está muy por encima de la media europea, lo cual tiene un efecto directo en el mercado laboral: el 68% de los trabajadores jóvenes está sobrecualificado y el 9% infracualificado. Por si fuera poco, algo con lo que chocan frecuentemente los empleadores es la carencia de conocimientos de los trabajadores en informática.
Las consecuencias de la titulitis: como nos han dicho mil veces, el exceso de licenciados junto con el abandono escolar hacen que España tenga déficit de estudiantes de FP. Los que se quedaron en secundaria deberían hacerse alguna FP. Pero otro gran inconveniente menos estudiado es que los universitarios no son prácticos, al menos desde el punto de vista laboral. El 48% de los poseedores de un título superior acaba estudiando algún curso de menor grado de titulación y de un ámbito completamente distinto al de su carrera para incorporarse al mercado. Ejemplo: un filólogo que se mete a una FP de administración para entrar en algún puesto como administrativo.
Vete al bar y deja InfoJobs: no es ninguna boutade. Los expertos dicen que para acceder al mercado laboral hay que destinar el 80% del tiempo a hacer contactos cuando precisamente la gente lo hace al revés: dedica el 80% de su tiempo de búsqueda echando currículums y mirando ofertas y sólo un 20% de ese tiempo buscando referentes o haciendo networking.
Y pese a todo, estudia: La tasa de paro es mayor entre los que tienen la secundaria ronda el 35%, y entre los titulados universitarios es del 20%. Al haber tanta competitividad, muchas empresas se ponen exigentes en sus requerimientos aunque el puesto no lo exija: el 61% de los empleos cualificados ofertados en 2016 pedían carrera.
Medidas cuestionables: el informe de la OCDE propone como solución un cambio en la inversión del Estado en políticas de formación en la empresa. Pide que analicemos el tema de nuestros becarios y de las ayudas a la contratación, porque no funcionan y actúan como “peso muerto”, es decir, se destina dinero público a apoyar una contratación que las empresas harían igualmente sin contar con esa ayuda.
Meterte como becario no va a servirte de nada: a día de hoy una empresa que contrata a un joven en formación por 40 horas semanales recibe una subvención de 344 euros al mes, algo que está muy por encima de la retribución final que reciben muchos de estos trabajadores. Los becarios en España sólo han servido para precarizar el mercado laboral y postergar o anular las perspectivas de un empleo indefinido. ¿Es la beca una forma de entrar al mercado laboral? En España, no. En 2014 el número de becarios convertidos en indefinidos era del 2%. En Alemania es el 57%.
La otra cara de la formación: pensamos en los becarios como recién titulados de alguna carrera universitaria, cuando la mayor parte de los trabajadores “en formación” ocupan puestos de baja cualificación. En nuestro país, uno de cada cuatro contratos a camareros y uno de cada cinco dependientes opera bajo esta modalidad de contrato. Salen más barato que un empleado normal y, además, se opta a las becas del Ministerio de Empleo. Hay más de 250.000 personas empleadas bajo esta fórmula ahora mismo.