Una base de datos pública revela una ciudad maya perdida llena de pirámides y plazas. Estaba oculta a simple vista bajo una selva de México

Según los arqueólogos, Valeriana rivaliza en densidad con Calakmul, uno de los sitios mayas más grandes

El pasado mes de julio contamos que mientras el mundo arqueológico se fijaba en espacios más conocidos como Teotihuacán, resulta que en otra zona algo más inhóspita de México había un tesoro espectacular: pirámides ocultas en la Reserva de la Biosfera Balam Kú. Sin embargo, aquel anuncio se queda pequeño con el descubrimiento en las últimas horas. También hay pirámides, pero junto a una vasta antigua ciudad maya bajo una selva de México.

El descubrimiento. Un estudiante de doctorado, Lueke Auld-Thomas, ha dado por accidente con uno de los hallazgos arqueológicos del año mientras revisaba una base de datos públicos sobre un estudio láser de un equipo de investigadores mexicanos. El descubrimiento: una antigua y enorme ciudad maya, bautizada como Valeriana, identificada en la selva de Campeche, México, gracias a la tecnología LIDAR, la misma que mapea estructuras bajo densa vegetación. Un hallazgo que estaba a la vista de todo el mundo y nadie se había percatado.

No es un hallazgo cualquiera. Hablamos de un asentamiento con 6.674 estructuras como pirámides, calzadas, anfiteatros y campos deportivos para toda esta urbe que ocupa una extensión de 16,6 km². Un complejo monumental que revela el trazado urbano de una sociedad avanzada que desapareció hace siglos. Según los arqueólogos, Valeriana rivaliza en densidad con Calakmul, uno de los sitios mayas más grandes, y se estima que pudo albergar entre 30.000 y 50.000 personas entre 750 y 850 d.C., con centros de culto, plazas y viviendas conectadas por calzadas.

LiDAR como protagonista. Lo hemos contado en otras ocasiones, pero no podemos obviar la clave del hallazgo. La tecnología LIDAR ha revolucionado la arqueología en zonas de densa vegetación como el trópico, logrando en una década mapear áreas comparables a un siglo de exploración manual.

Este avance ha permitido descubrir, por ejemplo, no solo la ciudad de Valeriana, sino múltiples ciudades mayas. Con todo, la tecnología también ha “descubierto” que estamos lejos de tener técnicas perfectas, ya que plantea el reto de que los recursos disponibles no permiten excavarlas todas. Valeriana, junto a otros sitios recién detectados, representa un recurso cultural invaluable que necesita conservación y estudio a fondo.

El mapa de las zonas y estructuras encontradas

Cómo era Valeriana. Los hallazgos indican que la urbe de Valeriana tenía los rasgos distintivos de una ciudad capital al uso, es decir, con sus plazas principales (en este caso han encontrado dos), templos piramidales, y extensas calzadas que unían edificios importantes.

Dichas estructuras también reflejan el conocimiento avanzado en planificación urbana de la sociedad y simbolizan el centro de vida social y religioso para los mayas que habitaban el enclave. Además, también se identificó un sistema de reservorios de agua, lo cual evidencia que los habitantes manipulaban su entorno para sostener a una población considerable, lo que a su vez resalta su capacidad para adaptar el entorno natural a sus necesidades.

El colapso de la ciudad. A la gran pregunta: ¿qué les ocurrió a los habitantes de Valeriana? Al parecer, su decadencia, que tuvo su auge entre los años 750 y 850 d.C., sigue siendo un enigma para los investigadores, aunque los científicos sugieren que dos viejos conocidos, el cambio climático y la sobrepoblación, pudieron haber contribuido al abandono de la ciudad.

No solo eso. También se apunta que la sequía prolongada y el agotamiento de los recursos habrían generado una presión insostenible, obligando a los habitantes a desplazarse. Por último, se añade que la conquista española en el siglo XVI debilitó y erradicó a los estados mayas, dejando ciudades como Valeriana olvidadas bajo la vegetación.

Importancia cultural. Qué duda cabe, descubrimientos como el que se acaba de anunciar desafían la antigua visión occidental que consideraba a las selvas como áreas inhóspitas e inadecuadas para civilizaciones complejas. Los hallazgos en Valeriana sugieren que nunca fue así, o no del todo, y que las selvas tropicales fueron hogar de ricas y sofisticadas culturas, siendo epicentros de desarrollo.

El descubrimiento, además, no solo subraya la relevancia de estas áreas históricas, sino que también invita a que todos nos detengamos un segundo a la importancia de valorar  y conservar del patrimonio cultural en las selvas de Sudamérica.

Imagen | Luke Auld-Thomas, Antiquity Publications Ltd; CC BY 4.0, Paolo Lucciola

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