Varios países europeos se unen en una propuesta de boicot contra Israel, que oficialmente no ha calado
Aún quedan unos cuantos meses para el 11 de mayo, fecha de la final del próximo Festival de Eurovisión, pero el ambiente ya empieza a caldearse. El motivo de la polémica que ha surgido en los últimos días y de la que eventos como el Festival de Benidorm, que se está celebrando esta semana, se han hecho eco, es el boicot que varios países sugieren emprender contra Israel debido a su actuación en el enfrentamiento que mantiene contra Palestina.
No a la guerra. Desde hace unas semanas varios países, especialmente nórdicos, mantienen una postura contraria a la participación de Israel en el certamen, que este año se celebrará en Malmö (Suecia). Países nórdicos como Islandia y Finlandia han sido los más vocales en este sentido, y de hecho tienen un historial de protestas en el festival por motivos políticos: en 2019, Islandia fue multada en la final en Tel Aviv porque el grupo que representaba al país, Hatari, mostraba durante las votaciones la bandera de Palestina. Fue una edición conflictiva: Madonna, en su actuación en esa misma edición, también la mostró.
Rusia tampoco. Una de las razones que han esgrimido los artistas favorables al boicot a Israel es que Rusia sí que está vetada desde 2022 por su participación en la invasión de Ucrania, lo que provocó la salida de los canales televisivos nacionales rusos de la UER (la Unión Europea de Radiodifusión, que organiza el certamen). La Unión siempre ha intentado permanecer al margen de este tipo de polémicas: cuando se propuso vetar a Rusia, su primera reacción fue la de señalar el "carácter apolítico" del festival, pero acabó cediendo.
El papel de Israel. Israel es un participante notable en el festival, lo que puede explicar en parte las reticencias de la UER a vetarlo. Lleva participando desde 1973, y ha ganado en 1978 (el año del 'A-Ba-Ni-Bi'), 1979, 1998 (con Dana International, que ha adoptado en distintas ocasiones posturas abiertamente a favor del conflicto y de la postura israelí) y en 2018, con Netta Barzilai y su 'Toy'.
Por qué no se veta a Israel. Las justificaciones de la UER que mantienen a Israel en el concurso hablan del carácter apolítico de Eurovisión: "Comprendemos las preocupaciones y las profundas convicciones sobre el actual conflicto en Oriente Medio, pero estamos comprometidos a asegurar que el Festival de Eurovisión siga siendo un evento apolítico, en el que compiten artistas y cadenas de difusión, no gobiernos", han contado a EFE. Y concluyeron: "Nuestros cuerpos directivos (...) acordaron que la televisión pública israelí KAN cumple todas las normas de competición para este año y puede participar".
El alcance del boicot a Israel. El boicot que han propuesto los distintos países europeos que lo están promoviendo se ramifica en múltiples voces de protesta. Antiguos artistas han firmado un manifiesto, incluido algún candidato de este año. A ellos se suma una carta abierta de un millar de artistas suecos. El canal esloveno RTVSLO está intentando que Israel sea eliminada del concurso, igual que el gobierno de Islandia. Mientras tanto, en un rarísimo acto de provocación inversa, Israel se plantea mandar a Eden Golan, un artista ruso, como representación.
Y Benidorm, también. RTVE ha cerrado filas en torno a la posición oficial de la UER y no se habla de boicot. Pero el martes 30 de enero, en la rueda de prensa de la primera semifinal del Benidorm Fest que seleccionará al artista representante de España, la presentadora de la gala Inés Hernand criticó de forma individual la postura de la UER: “Que participe en el festival de Eurovisión cuando Rusia fue vetada en similares circunstancias deja entrever otra serie de cuestiones que tienen que ver con el capital. Pero esto lo digo yo como persona individual que tiene su opinión y que no le importa decirlo públicamente, porque los que asesinan son ellos, no yo”.
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