“Lo que han hecho en la EvAU de Madrid con el exámen de Matematicas II tiene un nombre, y se llama MASACRE, querían bajarnos las notas de corte y lo han conseguido, valientes hijos de puta”; “Me he cargado entrar en mi carrera con el examen de mates de Ciencias”; “He estado muy tentada de salir corriendo por la ventana del tercer piso en el que estaba haciendo el exámen”. Son sólo algunos de los comentarios que resumen la indignación que se vive en redes sociales por un examen de Matemáticas. Uno que forma parte de las pruebas de acceso a la universidad en Madrid.
¿Qué ha pasado? Twitter ha ardido después de que muchos estudiantes de segundo de Bachillerato se hayan lanzado a mostrar su profundo malestar e impotencia por un modelo de examen de selectividad polémico. Y no sólo alumnos, también padres han mostrado su enfado al considerar que la prueba tenía una extrema dificultad, especialmente después de un curso marcado por la semipresencialidad por la pandemia.
¿Excesivamente complicado o dentro de la normalidad? En Magnet nos hemos puesto en contacto con diferentes profesores de Matemáticas, incluido uno de los miembros del Tribunal y corrector de este examen en concreto para determinar si la prueba era desproporcionada o no. Y lo único que podemos concluir de ello es que ha sido una verdadera masacre.
La prueba constaba de dos opciones: A y B. Con un total de ocho preguntas y los alumnos podían elegir entre cuatro para contestar, cada una de las cuales otorga 2,5 puntos, hasta un máximo de puntuación de 10. Entre ellas se encontraba un problema sobre las cotizaciones en Bolsa de tres compañías y el reparto de acciones por un valor determinado. Una segunda pregunta requería el cálculo del área de la región delimitada por las gráficas de las funciones. Todo lo que era, a priori, bastante normal se ha convertido en un infierno para los alumnos durante esas dos horas.
“Normalmente preparas un examen en base a las últimas convocatorias. Lo que me encontré ayer fue un examen mucho más difícil que eso”, explica un miembro del Tribunal de la EvAU de Madrid y profesor de Matemáticas que ha preferido no revelar su nombre. “El examen siempre ha sido opción A u opción B y en cada una te pongo una zancadilla. O sea, que o pasas por una o pasas por la otra. En este tipo de examen puedes elegir qué preguntas respondes, sí, y eso hace más fácil regatear esas zancadillas. Es decir, hago los 4 fáciles y esquivo los otros. Pero este año lo que han hecho es poner zancadillas en 7 de los ejercicios. Una masacre”, cuenta.
Este profesor defiende que el problema no ha sido que los procedimientos para resolver los problemas se encontraran fuera del temario, porque sí están, sino la falta de empatía por parte de los examinadores y la extrema dificultad para elaborar las respuestas. “No es lo mismo poner un problema cuyo resultado de la cuenta te de un número entero y bonito como puede ser un 28 o un 15, a uno que te de 26/3, como apareció ayer. Aquí el alumno, o es muy seguro, o duda de sus cálculos. Y si duda pierde tiempo, que es limitado. Piensa que es su cuarto examen en un día agotador. Si te pasa eso, te pones a repasar las operaciones y terminas nervioso”, comenta.
Según él, es un examen que discrimina al estudiante medio, esos que suelen sacar un 7 y que han sido condenados a tener un 4 en mates con esta prueba. Este docente es también uno de los encargados de corregir ese mismo examen y, según nos explica, de los 25 que ha tenido la oportunidad de revisar hasta el momento solo han aprobado 11. “En exámenes pasados lo normal es que apruebe el 80% de los alumnos. De hecho, yo he preparado a mis alumnos para el examen en base al anterior y a otras convocatorias, pero con este modelo los examinadores han dado volantazos y eso me fastidia como profesor. Para que os hagáis una idea: la nota media del año pasado fue 7,3. Yo ya digo que este año va a bajar como mínimo un punto y medio”, concluye.
Celia Salgado es también profesora de Matemáticas. Las últimas semanas ha estado preparando a los alumnos para realizar el examen y describe que el nivel exigido era desproporcionado: “El ejercicio del que todo el mundo habla es un clásico de la EvAU. Todos lo preparan muy bien porque entra casi siempre. Se trata del típico discute y resuelve. Normalmente los resultados suelen ser números enteros, pero esta es la primera vez en la historia que cae una fracción así y no un número entero. Eso genera confusión si piensas que has cometido un error. Hacer cálculos con esos números hace que el proceso sea mucho más complicado y lento”, señala.
Además, Salgado hace hincapié en que los ejercicios de geometría analítica como el B3 y el A3 eran complicados porque no requerían las típicas fórmulas más comunes, sino esos cálculos explicados en las páginas del libro que no mira nadie. Es decir, algo excesivamente concreto y difícil. “Casi todos los años piden la posición relativa entre dos rectas. Este año han pedido la proyección ortogonal de una recta sobre un plano. Es algo muy inusual. En términos generales era difícil y poco asequible. La visión de casi todos los alumnos ha sido parecida: un examen desastroso y no he conocido a nadie que me haya dicho que le haya salido bien”, concluye.
El problema de no llegar igual de preparado a la universidad
Sin embargo, hay otros docentes que piensan que el examen no ha sido tan extremo como lo que se comenta. Avelino Vicente, profesor de 1º de Física en la Universidad de Valencia sabe de primera mano cómo llegan del selectivo a la carrera los alumnos. Vicente cree que el examen en cuestión le parece un ejemplo bastante normal: “Preguntas estándar de acuerdo a lo que se suele preguntar en este tipo de exámenes de selectividad para segundo de bachillerato. Son conocimientos que deberían saber una vez terminado el instituto para adentrarse en primero de universidad. Es decir, no hay ningún ejercicio que tengas que ser innovador para resolverlo. Todos parecen lo que llamamos ejercicios tipo: te piden que hagas esto y lo has hecho 40 veces ya en clase. Si el examen no pregunta nada original y es estándar deberías tener un 10”, explica.
Vicente defiende que un problema es que los alumnos están acostumbrados a responder ciertos ejercicios que se resuelven de forma mecánica, es decir, hay un procedimiento que ellos estudian y simplemente lo aplican. "Todos los ejercicios de este examen de selectivo son así. Ellos memorizan el método y lo aplican. No es difícil sacar un 10. El problema es que cuando llegan a la universidad ahí les pedimos que no sólo apliquen métodos sino que además piensen, busquen ideas”, comenta. "Ahí van los grandes desastres en la universidad. No están entrenados para resolver problemas donde hay que pensar”, concluye.
El consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, ha afirmado que si el examen de Matemáticas II hubiera sido igual en todas las comunidades autónomas no habría recibido las duras críticas que han lanzado los alumnos, destacando que las preguntas estaban dentro de los estándares de aprendizaje. "Al hacer el examen se tiene en cuenta el currículum que se ha desarrollado", insistía, señalando que las preguntas del examen de Matemáticas formaban parte de la materia dada en este curso y que estaba "equilibrada" en las preguntas.
En Magnet hemos hablado acerca del debate sobre una selectividad homogénea en todo el país y por qué no se ha llevado a cabo hasta el momento. Y este examen es el ejemplo perfecto para reavivar el debate de la selectividad desigual y las competencias autonómicas en Educación, algo que vuelve de vez en cuando a la agenda pública con casos como este.
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