Felaciones, apología nazi y sentadas hippies: los nueve momentos más épicos de la historia de Cannes

Lejos de nuestros hogares está teniendo lugar la cita cinéfila más importante del año (al menos para la prensa especializada): la 70ª edición del Festival de Cannes hará que por sus calles llenas de palmeras, alfombras rojas y fauna humana de todo tipo se den cita directores de la talla de Sophia Coppola, Agnes Varda, Roman Polanski, David Lynch o Alejandro G. Iñárritu, entre otros muchos.

A veces ese universo parece algo cerrado dentro de su propia burbuja de medios, industria, superestrellas, películas de filmigrafías ignotas y fiestas al anochecer. Pero el mundo de la historia cannoise es tan completo como el de cualquier otro festival, así que este es el clima ideal para sacar el anecdotario y tirar de ellas para aprender un poco más de los momentos más divertidos, reivindicativos o bochornosos de la historia del certamen.

Arriba domingos y domingas

Simone Silva fue a nivel mediático el equivalente a Marilyn Monroe para la edición del certamen de 1957. La joven actriz, que ya llevaba una trayectoria de trabajos en películas británicas de serie B, dijo una vez que “haría cualquier cosa” para conseguir la atención de los focos. En aquel verano, posando junto a Robert Mitchum, Silva fue dispuesta a brillar lo máximo posible. Se quitó el sostén y durante unos instantes posó a pecho descubierto o meramente tapado por sus brazos. Recordemos, en el año 57.

Cuentan que al menos un fotógrafo se rompió el brazo y otro su pierna en la revuelta de paparazzis que montó en la playa. La invitaron a irse del festival.

Cuando la provocación se convierte en apología

Lars Von Trier es y ha sido siempre tan polémico en sus declaraciones como Jean-Luc Godard o Sacha Baron Cohen. Sin embargo, ninguno de los dos anteriores ha conseguido llevarse el distintivo de “persona non grata” por parte del festival francés. En 2011, en mitad de la promoción de su película Melancholia en la Riviera francesa dijo siete inolvidables palabras: "La verdad es que entiendo a Hitler". Von Trier se lió aún más en la inmediata corrección: "Bueno, no estoy a favor de la II Guerra Mundial y estoy a favor de los judíos... aunque no demasiado, porque Israel nos suele joder bastante".

El Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF) se enfadó bastante con el autor de Dogville, pero no fueron sólo ellos, también el propio festival le expulsó con efecto inmediato. El danés aún no ha logrado que le levanten el veto.

Miedo y asco en el Majestic

Si estás en Cannes... ¿cuál puede ser la mejor forma de hacer una campaña publicitaria de tu película sobre la escena musical del Manchester en los 80? Exacto, ir a una de las playas más concurridas del lugar a lanzarle palomas muertas a los bañistas.

Los pájaros al menos eran falsos, o eso es lo que le dijeron a los escandalizados turistas y comensales de las terrazas de la Croisette para evitar que los múltiples guardaespaldas que siempre rondan la zona en esas fechas pegaran de hostias a los actores contratados por el equipo de 24 Hour Party People en aquella edición de 2001. El director de la cinta, Michael Winterbotton, había sido lo suficientemente listo como para no aparecer por la ciudad ese día.

Literalmente, mayo del 68

Probablemente el momento más apoteósico e históricamente memorable del certamen no tiene que ver exactamente con una película u otra, pero sí con el cine. El cine, tal y como lo entendían los miembros de la nouvelle vague: como un acto que podía ser revolucionario y con poder transformador de la realidad social. Mientras en París los estudiantes y los obreros montaban barricadas y lanzaban piedras contra los policías de De Gaulle, los cineastas Godard, Truffaut, Louis Malle, Polanski, Lelouch y Milos Forman llamaron a la prensa para anunciar su apoyo a los protestantes represaliados e hicieron su propio acto de lucha pidiendo que se cancelara el festival.

La organización del festival dijo que de ninguna manera se replegarían a ese tipo de demandas, pero Louis Malle, Monica Vitti y Roman Polanski dimitieron como miembros del jurado. Además, Alain Resnais, Carlos Saura y Miloš Forman retiraron sus películas de concurso. Truffaut, Godard y otros llegaron a colgarse sobre las pantallas en que se proyectaban las películas para impedir su visionado. Dado el clima de caos y de desbandada general, los organizadores anunciaron la clausura prematura de la 21ª edición del festival el 19 de mayo.

Cuando España hizo historia (aunque el franquismo hiciera todo lo posible por evitarlo)

Como muchos sabrán, el republicano Luis Buñuel tuvo bastantes problemas con el franquismo. Pero en 1961 el turolense recibió la oportunidad de representar a España en el certamen francés, y el régimen quiso hacer una muestra de aperturismo ideológico permitiendo que Buñuel fuese el artista llevado por el país a Francia. Pero el cineasta no iba a permitir que le ocurriera lo que pasó con Nazarín, que fue recibida con cariño por parte de los católicos. No, Viridiana tendría un mensaje mucho más claro.

La película, al estar rodada en España, debía pasar la revisión de los censores antes de ser estrenada, y si has visto Viridiana, sabrás que puede ser interpretada de una forma bastante anticatólica y cainita. La Junta de Productores Españoles dijo que la película no reunía "las cualidades artísticas" para representar a España. Por suerte, Cannes invitó a Buñuel y su Viridiana de forma directa, sin necesidad de representar al país. Todo el mundo quería ver su película.

Metiendo la película de contrabando y pasando mil y un penurias a contrarreloj (la película no estuvo del todo terminada hasta unas horas antes del estreno), el director proyectó el último día del festival una película que, según el Gobierno Español, no existía y que según la prensa internacional era una de las obras más importantes del séptimo arte en toda su historia. El Vaticano dijo que era blasfema. Ganó la Palma de Oro.

El i+d+i de la prensa rosa

Puede que Cannes no haya inventado el glamour ni la prensa de celebrities, pero sí puede decirse que en su seno se ha acogido algunos elementos indispensables dentro de este mundo. Fue una joven e ingenua Brigitte Bardot la que atrajo la atención de la prensa internacional en 1953 cuando se coló en una playa de la Croisette junto a Kirk Douglas llevando un extraño traje de baño seccionado por la mitad y mostrando nuevos y atractivos centímetros de piel. Se dice que esta es la primera aparición pública del bikini, una prenda que desde aquella sesión de fotos recorrió el mundo de la moda transformándolo para siempre.

Escándalo en la platea

Una de las tradiciones no escritas del festival es la de intentar que cada año haya al menos una película polémica que termine siendo aborrecida por la crítica allí afincada esos días. Tres de los mejores ejemplos se los llevan las siguientes: La Aventura de Antonioni, La Mamá y la Puta de Jean Eustache y The Brown Bunny de Vincent Gallo. La película de Antonioni, considerada hoy uno de los mejores retratos de la abulia de la contemporaneidad, fue entonces calificada de muermo sin sentido. La cinta de Eustache fue para muchos una burda provocación que pretendía clamar al epater les bourgeois sin demasiada solvencia.

Fue peor lo que le dijeron a Vincent Gallo. Su película, una especie de road movie bastante austera en la que en una escena Chloë Sevigny le practica una felación al actor/director, fue fuertemente vapuleada. El importantísimo crítico estadounidense Roger Ebert escribió que se trataba de "el peor filme de la historia de Cannes". Gallo dijo que Ebert era un "cerdo gordo", a lo que el periodista respondió: "Un día podré adelgazar, el señor Gallo seguirá siendo el director de The Brown Bunny para siempre".

Son tres ejemplos de películas a las que el tiempo les ha dado una consideración totalmente distinta a la primera impresión que tuvieron miles de expertos en cine... y una demostración de que ser abucheado en el interior del Palais puede ser en realidad la mejor de las señales.

Dos son multitud

Como las películas del festival tienen por lo general bastante nivel, es de lo más comprensible que los miembros del jurado difieran fuertemente en cuanto a quién debería llevarse la Palma de Oro. El reglamento no es estricto, por lo que se permite un ex aequo en diversas categorías, pero no es frecuenta que dos películas compartan el premio. ¿Por qué? Porque es una situación insatisfactoria para todos los premiados e implicados en el proceso.

En 1978 el jurado dividió la Palma entre Jerzy Skolimowski y Marco Ferreri. El primero, que no lo llevó nada bien, fue a la mesa del presidente del jurado en la noche de la celebración posterior a la entrega de premios y le dijo: ¿cómo me has hecho compartir el galardón con un mindundi? Tiene una mirada, pero no es un director. Nos conocemos desde hace 15 años... ¿Cómo has podido hacerme esto?

No estropees el momento

También han circulado siempre rumores sobre la posible falta de honradez del certamen. Siendo como es un premio tan relevante en la industria, es habitual que se piense que puede estar pactado. Esos rumores nunca tuvieron tanta base como en 1978, cuando Francis Ford Coppola presentó Apocalipsis Now, la obra de la que los medios llevaban literalmente años hablando y que había entusiasmado a buena parte de los periodistas que la vieron durante el festival.

Pero a la película de Coppola se le resistía una pieza clave: el presidente del jurado. Françoise Sagan declaró no encontrar especialmente interesante todo aquel apocalipsis antimilitarista, opinión que compartía con cuatro o cinco miembros más antes de las deliberaciones. Entonces, tal y como contó Sagan, de un día para otro todo el jurado parecía de adamantio. Coppola tenía que ganar o como mínimo compartir la Palma con El tambor de hojalata, tal y como ocurrió. El festival no ha sido capaz de quitarse la sombra de sospecha que cubrió la deliberación del premio de ese año.

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