Durante una década fue descartada como grotesca y poco realista. Ahora es la serie más vista de Netflix. Sí, lo que ha conseguido El juego del calamar es un fenómeno mundial que muy pocas veces ocurre. Los videos de TikTok replicando los juegos infantiles se han vuelto virales, los minoristas online se apresuran a vender millones de disfraces de Halloween, las redes sociales arden con debates y noticias de la serie. La serie ha alcanzado el número uno en más de 90 países, incluido Estados Unidos.
Y lo que es más importante: lo que creían que estaba destinado a fracasar se ha convertido en una mina de casi 800 millones de euros.
Ingresos millonarios. Netflix estima que su último megahit, generará un valor de casi 800 millones para la compañía, según cifras consultadas por Bloomberg, lo que subraya los ingresos inesperados que un superéxito puede generar en la era del streaming. Para que os hagáis una idea: sólo las acciones de la compañía han subido casi un 7% desde su lanzamiento el 17 de septiembre, valorando la compañía en 240.000 millones de euros.
Pero es que El juego del calamar no solo destaca por su enorme popularidad, sino por su coste relativamente bajo. La serie surcoreana costó solo 19 millones, alrededor de 2 millones por episodio. Si lo ponemos en perspectiva, costó menos que un especial reciente de Dave Chappelle, o solo un par de episodios de The Crown.
Audiencia récord. Algunas de las cifras se explican por sí mismas y reflejan datos que Netflix publica, pese a la poca transparencia de la compañía en sus métricas. Aproximadamente 132 millones de personas han visto al menos dos minutos de El juego del calamar en sus primeros 23 días, rompiendo el récord de Netflix establecido por Bridgerton.
Si bien Netflix ha revelado la cantidad de personas que comienzan una serie, aún no ha revelado cuántas personas se quedaron para ver más (adherencia) o cuántas personas la terminaron (tasa de finalización). En el caso de la surcoreana, Netflix estima que el 89% de las personas que la empezaron vieron al menos 75 minutos (más de un episodio) y el 66% de los espectadores terminaron la serie en los primeros 23 días.
Apostando por Asia. A pesar de su repentino éxito, en realidad El juego del calamar representa una recompensa de la apuesta de varios años de Netflix por el contenido de Corea del Sur. El gigante del streaming invirtió alrededor de 600 millones de euros en películas y series coreanas de 2015 a 2020. Solo este año, Netflix planea gastar 450 millones de euros.
Eso se compara con alrededor de 350 millones destinados al contenido de India en 2019 y 2020, y los aproximadamente 15.000 millones que Netflix está gastando en contenido en todo el mundo este año. Y la popularidad de la serie surcoreana se produce cuando Netflix se enfrenta a una competencia sin precedentes, con servicios de entretenimiento rivales que buscan éxitos originales que puedan captar la atención de todos los continentes para distinguir sus ofertas.
De relegada al olvido a la gloria. A su creador, Hwang Dong-hyuk, se le ocurrió la idea del programa hace más de una década, mientras vivía con su madre y su abuela. Tuvo que dejar de escribir el guión en el momento en que se vio obligado a vender su ordenador portátil por dinero en efectivo. En aquel entonces, los posibles inversores y actores se irritaban ante los brutales asesinatos y la inverosimilitud de las personas que competían a muerte por dinero. Pero hace dos años, Netflix pensó que las luchas de clases descritas en la serie hablaban de la realidad.
"Cuando la pandemia del Covid golpeó la economía mundial, exacerbó la disparidad entre ricos y pobres. Incluso las vacunas varían mucho en función de si un país es rico o no. El mundo ha cambiado. Todos estos puntos hicieron que la historia fuera más realista en comparación con hace una década”, explicaba Hwang, de 50 años. La serie tuvo que pasar por algunos arreglos antes de convertirse en un éxito mundial por la barrera del lenguaje. Algunas de las reglas de los juegos coreanos tradicionales se simplificaron y fue subtitulado en 31 idiomas y doblado en 13.
Ahorro en propiedad intelectual. Una de las ventajas de las que parte la serie para conseguir tal rentabilidad reside en que es una producción extranjera. Su coste (19 millones por episodio) con un elenco estadounidense y regulaciones de producción sindical, que previenen las largas jornadas de trabajo permitidas en Corea del Sur, probablemente habría sido de cinco a 10 veces más. Invertir en producciones internacionales locales también ahorra a los estudios de Hollywood la inversión en propiedad intelectual costosa.
Los episodios de series de Disney +, como WandaVision o The Falcon, le cuestan 20 millones de dólares por episodio, más que los nueve episodios de El juego del calamar, y eso no incluye los 2.800 millones que Disney pagó para adquirir Marvel en 2009. La primera temporada de Amazon Prime Video de la próxima serie de El señor de los anillos costará 387 millones. Amazon pagó alrededor de 207 millones sólo por los derechos de la propiedad de Tolkien. El éxito de la serie coreana también puede ser una bendición para los creadores que llevan atrapados en una industria basada en contenido de superhéroes para obtener ingresos fiables.
Y veremos qué pasa si hay segunda temporada...
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