La fiebre del 'true crime' está arrasando con todo. Incluida la paciencia de algunos familiares de las víctimas

  • Las plataformas de streaming cuentan historias cada vez más recientes en un intento de conectar más con la audiencia

  • La madre de Gabriel 'el pescaíto' denuncia que "están intentando lucrarse" con el asesinato de su hijo

Si parece que todos los estrenos de Netflix son historias de crímenes reales y todos los adolescentes de España quieren estudiar Criminología es porque algo de eso hay. España lleva enganchada a la crónica negra desde que se empezó a publicar la revista 'El caso' en 1952, pero ahora el true crime está arrasando con todo: series, documentales y pódcasts.

Esta demanda sin precedentes ha puesto a funcionar el sector audiovisual a máxima velocidad. Las plataformas de streaming han adaptado casos cada vez más recientes, incluso en tiempo real, lo que está haciendo aflorar problemas que creíamos haber dejado atrás con la televisión de los años 90, el momento más bajo de la crónica negra en España.

El llamamiento de la madre de Gabriel

Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, el niño de ocho años asesinado en 2018 por Ana Julia Quezada, ha denunciado en las redes sociales que algunas personas "están intentando lucrarse" con la muerte de su hijo.

"Lo nuestro no es una serie, no es ficción, es nuestra vida", dijo en un reportaje que la describe como líder de la lucha contra el true crime.

Ya en marzo logró que La Sexta no volviera a emitir un programa de 'Equipo de investigación' sobre el caso de Gabriel. En una carta abierta, Ramírez había pedido "un tratamiento adecuado de las noticias de sucesos":

"Les pido que retiren 'lo feo' de sus cuentas y dominios, lo que mancha su memoria, sus titulares escabrosos, vídeos, pódcasts morbosos e innecesarios, y les ruego reflexionen si podría resultar bueno para proteger su profesión"

Ahora ha convocado una rueda de prensa y una concentración bajo el lema 'Nuestros peces no están en venta'. Su intención es evitar que se hagan series o documentales del asesinato de su hijo:

"Desde el principio no hemos querido protagonismo con esto. Hemos rechazado todo tipo de ofertas que se nos han hecho y hemos manifestado continuamente que no queríamos participar de documentales ni series con la muerte de Gabriel".

La locura del true crime en España

La portada del pódcast Criminopatía de Clara Tiscar

'El caso Alcàsser' fue la primera producción documental de Netflix en España. Retrataba muy bien cómo el morbo informativo de 'Esta noche cruzamos el Mississippi' y otros programas de televisión de los años 90 pisotearon el derecho a la intimidad de las víctimas, influyendo tanto en la investigación policial como en la opinión pública.

Han pasado cinco años, pero la fiebre del true crime en España solo ha ido a más. Y en todos los formatos. Pódcasts como 'Criminopatía' se han convertido en un fenómeno con suficiente tracción para que cientos de fans paguen por escuchar nuevos casos en episodios exclusivos.

En YouTube y TikTok aparece un canal de crímenes cada vez que te descuidas; algunos narrados en primera persona por un deepfake de la víctima, un uso de la imagen totalmente prohibido por los términos de servicio de ambas plataformas.

No es aventurado pensar que son las productoras de televisión y las plataformas de streaming las que sacan mayor rédito de esta fiebre. 'El caso Asunta' es la serie de habla no inglesa más vista esta semana en Netflix.

No hay que ir muy atrás, ni a otra plataforma, para encontrar un éxito del mismo calado: El cuerpo en llamas. Fue tal la fascinación por el Crimen de la Guardia Urbana que Netflix compró los documentales de 'Crims', el programa más famoso de la crónica negra de Cataluña, y luego hizo su propio documental con un título inspirado en el de Ted Bundy: 'Las cintas de Rosa Peral'.

Del crimen a los memes

Una respuesta al tuit viral de Candela Peña sobre El caso Asunta

Tanto las series inspiradas en crímenes como los documentales que indagan en las historias auténticas causan un ciclo de obsesión que puede durar semanas. Las plataformas de streaming lo saben y por eso encadenan documentales y series.

El problema es que la obsesión suele llevar a la frivolización. En la era de Ted Bundy o Jeffrey Dahmer, se materializaba con cartas de amor y propuestas de matrimonio enviadas a la cárcel. En la era de las redes sociales... bueno:

No es un fenómeno local. Gypsy Rose Blanchard, protagonista del documental 'Madre Muerta Y Querida' de HBO, se ha convertido en una celebridad en las redes sociales al salir de la cárcel. Como una Kardashian más, las webs de cotilleos estadounidenses comentan si se ha hecho un retoque estético o se ha divorciado de su marido, con el que llevaba viviendo tres meses, para volver con su ex.

Mucho más reciente es la fama de la acosadora británica en la que se basa 'Mi reno de peluche' de Netflix. La serie está protagonizada por la víctima, Richard Gadd, pero la auténtica Martha era una persona anónima hasta que los detectives de Internet descubrieron su identidad. Y ahora va a ir al programa del polémico Piers Morgan a contar su versión.

Historias demasiado recientes

Detectives aficionados ha habido siempre. A veces resuelven casos por Internet, como en A los gatos, ni tocarlos. A veces, su obsesión con el true crime los lleva a salir de casa, como el fan del documental de Netflix que encontró huesos de una de las niñas de Alcácer 27 años después de su asesinato.

El problema es que las cadenas de televisión y plataformas de streaming son conocedoras del efecto obsesivo que causan y lo están aprovechando. Por eso es cada vez más habitual que cuenten historias muy recientes en un intento de conectar más con la audiencia.

'El caso Asunta' o 'El cuerpo en llamas' salen de casos recientes que recordamos haber visto en la tele. Pero HBO Max rizó el rizo hace unos días con 'El caso Sancho', que presume de ser un true crime en tiempo real, ya que aún no se ha dictado sentencia en el juicio por el descuartizamiento de Edwin Arrieta.

Esta urgencia tiene varios efectos problemáticos. El primero es que la distancia emocional con los hechos es muy breve y empieza a generar conflictos en el mundo real, como se ha visto con los familiares de Gabriel.

El segundo es que se ficcionan crímenes que no están resueltos o no se sabe cómo ocurrieron. 'El caso Asunta' mostró el asesinato de la niña con dos secuencias etéreas y diametralmente opuestas que salen de la imaginación de los personajes. Son incómodas de ver y de difícil encaje en una serie que, por lo demás, intentó ser muy realista. Lo ejecutaron mejor los creadores de 'The Staircase' de HBO Max, también basada en un caso real con muchos cabos sueltos.

Dependerá del agotamiento de los espectadores, o tal vez de la denuncia de familiares como Patricia Ramírez, que esta tendencia se revierta. Pero no es el deseo de todos los familiares de las víctimas. Para el padre de Marta del Castillo, los documentales ayudan a enmendar errores policiales y judiciales.

Imágenes | Netflix

En Xataka | Llevo toda la vida consumiendo documentales y películas 'true crime'. Mi conclusión es que el género está agotado

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