Los recursos del planeta se están acabando. Puede parecer alarmista, pero la evidencia sugiere que están desapareciendo materiales tan importantes como el fósforo, el petroleo e incluso la arena. Ahora la preocupación científica se centra en otro elemento que pasaba desapercibido: el caucho natural. Este material es excepcionalmente resistente, flexible y altamente impermeable. Se usa para hacer prácticamente todo lo que lleva goma, desde guantes sanitarios hasta ruedas de coche. Durante el año pasado, ha jugado un papel fundamental en la pandemia en el equipo de protección personal que usan los médicos y enfermeras de todo el mundo.
Desafortunadamente, hay indicios de que el mundo se está quedando sin caucho natural. La pandemia, las enfermedades, el cambio climático y la caída de los precios mundiales han puesto en peligro los suministros de caucho del mundo.
Recursos sanitarios. El caucho encuentra muchas aplicaciones en equipos médicos y ha sido particularmente importante en la pandemia en PPE. Cuando el virus entró en nuestras vidas, los hospitales de todo el mundo requirieron ingentes cantidades de material para abordar una crisis sanitaria sin precedentes, donde los equipos médicos se multiplicaron para ofrecer servicio a todos los contagiados. Y ni siquiera había materiales suficientes. Malasia, que es con mucho el mayor proveedor de guantes médicos del mundo y produce hasta tres de cada cuatro guantes en el mercado, detuvo sus exportaciones solo para saciar la demanda interna.
Aunque el caucho sintético se puede producir a partir de productos petroquímicos, el caucho natural tiene propiedades únicas que incluso estos sintéticos no pueden igualar: los guantes de látex natural son más resistentes al desgarro que los de nitrilo. El caucho natural es un recurso invaluable debido a su amplia gama de propiedades, desde su elasticidad y capacidad aislante hasta la impermeabilización.
No hay en Occidente. El suministro mundial de caucho natural, alrededor de 20 millones de toneladas por año, es producido casi en su totalidad por pequeños agricultores fragmentados que trabajan en pequeñas parcelas de tierra en los bosques tropicales. Millones de estos trabajadores trabajan a destajo en Tailandia, Indonesia, China y África Occidental, despojando cuidadosamente la corteza de los árboles para extraer una savia blanca lechosa que se forma en láminas y se seca al sol. Entre ellos, estos agricultores proporcionan el 85% del suministro de caucho natural del mundo.
Pero este frágil suministro ya estaba amenazado incluso antes de la pandemia. ¿Por qué? Originario de la selva brasileña, el árbol del caucho Hevea brasiliensis ya ni se cultiva comercialmente en el país debido a la prevalencia del tizón foliar sudamericano, un patógeno catastrófico que acabó con la industria del caucho del país en la década de 1930. Los estrictos controles de cuarentena han mantenido la enfermedad contenida en América del Sur por ahora, pero se cree que la llegada a Asia es casi inevitable.
Especulación. La creciente demanda de caucho y la escasez de suministros deberían ser una buena noticia para los agricultores, ya que haría más rentable el cultivo del caucho. Pero no es el caso. El precio del caucho lo fija la Bolsa de Futuros de Shanghai, donde los corredores especulan sobre el valor de este material junto con el oro, el aluminio y el combustible. El precio del caucho por tonelada puede variar tres veces de un mes a otro, y en los últimos años se ha mantenido en valores muy bajos.
Los precios bajos obligan a los agricultores a explotar en exceso sus árboles para obtener más caucho, lo que debilita las plantas. Los bajos precios también han desalentado la plantación de nuevos árboles para reemplazar los que están al final de su vida útil comercial, y muchos agricultores han abandonado las plantaciones por completo.
La pandemia sólo lo empeoró. Nos encontramos en un punto en el que la oferta de caucho natural no se ajusta a la demanda. A finales de 2019, el Consejo Tripartito Internacional del Caucho advirtió que el suministro mundial se quedaría corto en un millón de toneladas en 2020, alrededor del 7% de la producción. Y la pandemia agravó el problema. Aunque disminuyó la demanda ligeramente al principio de la epidemia, se recuperó y sobrepasó los límites después. Cuando salieron del bloqueo, los ciudadanos chinos compraron una gran cantidad de coches nuevos, gracias a los temores en torno a la seguridad del transporte público y se esperan patrones similares a nivel mundial. Y de igual manera para hacer frente a la fabricación de material sanitario.
¿Por qué nos afecta? Básicamente porque sin caucho no podríamos fabricar neumáticos sobre los que conducir nuestros vehículos, son las suelas de nuestras zapatillas, sean Nike o Vans, se usa para precintar y sellar motores y refrigeradores, aislar los cables y otros componentes eléctricos. Se usa también en condones y ropa, balones deportivos y casi todos los productos que llevan goma. Pero también en muchos elementos sanitarios, como los guantes de latex. De hecho, se considera que el caucho es un producto de tal importancia mundial que está incluido en la lista de materias primas críticas de la UE, junto a otros como el litio, el cobalto o el tungsteno.
La alternativa rusa. Diversos países han debatido cuál podría ser la solución para paliar la escasez. Y una de ellas pasa por una planta bajo investigación llamada Taraxacum kok-saghyz, una pequeña maleza cultivada por los rusos cuando el suministro de caucho asiático se vio amenazado durante la Segunda Guerra Mundial, y con la que EEUU también experimentó como cultivo de "caucho de emergencia".
También conocida como diente de león, produce aproximadamente una décima parte de caucho por acre que los árboles de caucho y se extrae triturando y presionando sus raíces. La buena noticia es que está lista para cosechar en tres meses y produce grandes cantidades de semillas, lo que facilita la replantación y el aumento de la producción. Y aunque es químicamente similar al caucho natural, no contiene las proteínas que causan alergias al látex.
Soluciones. Como sea, el ser humano ya se prepara para los retos que están por llegar: muchas empresas ya investigan la fabricación de neumáticos que no utilizan caucho natural, sino caucho sintético biomimético. También otros tipos de látex. Al igual que Tesla anunció que dejaría de usar níquel —también en déficit—para sus vehículos eléctricos y se pasaría al hierro.
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