Fotos de gallinas tomadas por gallinas, no hace falta decir mucho más. Hemos llegado a tal punto en el mundo de los NFT que ya es imposible discernir entre la lógica y el absurdo. Pero eso que se lo pregunten a Jacob Bijani y Noah Kalina, que han elaborado todo un sistema de venta de fotografías random de gallinas y están haciendo dinero con ello. La idea es tan surrealista que vale la pena contarla.
Bienvenidos al submundo de las selfies de gallinas.
No tenemos ni idea de dónde están ubicadas todas esas aves, pero sí sabemos que en su parcela hay situada una Canon 7D, un flash de velocidad, una Raspberry Pi y un disparador de movimiento ultrasónico. Y, cada vez que una de ellas pasa frente al sensor de movimiento, la Raspberry Pi hace una foto, que a su vez dispara el flash de velocidad. Después, la Raspberry Pi descarga la foto de la tarjeta SD de la cámara y la carga en un sitio web. Finalmente, la foto se tuitea y se acuña como NFT.
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"Oye, pero, ¿son selfies realmente? Las gallinas no se hacen las fotos ellas mismas", pensarán muchos. Los creadores están convencidos de que sí: "Usan un dispositivo de entrada (el sensor de movimiento) para realizar una función (el método de captura en la Pi), que ejecuta una serie de eventos que dan como resultado que la foto se haga, se cargue y se comparta. Esto es idéntico a un humano que usa un dispositivo de entrada (pulsando un botón) para realizar una función (publicación en Instagram), que ejecuta una serie de eventos que dan como resultado que se haga, cargue y comparta la foto".
Ok.
Hasta el momento, hay catorce gallinas y dos gallos. Marcel es un Sussex con motas. Stompers es un Brahma Oscuro. Las gallinas son cinco Salmon Faverolles, cuatro Dark Brahmas, tres Wyandottes y 2 mezclas de Salmon Faverolle/Speckled Sussex. Y no, ninguna de ellas está encerrada. Según la web, durante el día son libres de vagar por cualquier lugar de la propiedad de Noah y por la noche tienen un gallinero en el que duermen a salvo de los depredadores.
Así funciona:
Así son las "selfies" que se venden:
Hacer negocio con NFT ya no es tan fácil
Nos recuerda todo esto a la historia de Sultan Gustaf Al Ghozali, que hemos relatado en Magnet con anterioridad. Casi todos los días durante los últimos cinco años, un estudiante indonesio de 22 años se tomaba fotos sentado frente a su ordenador. Al principio, tenía la intención de usar el álbum de casi 1.000 selfies para crear un video en forma de Time Lapse para conmemorar su próxima graduación, pero cambió sus planes tras aprender sobre la tecnología blockchain y el metaverso criptográfico.
Al parecer, un famoso chef indonesio encontró por casualidad su perfil en el sitio web OpenSea y lo promocionó, las ventas y la demanda explotaron. En su punto álgido, las selfies de Ghozali se vendieron por 0.9 ETH, con un valor aproximado de 3.000 euros. La colección de Ghozali alcanzó posteriormente un total de 317 ETH, equivalente a más de un millón.
Son muchos los que quieren hacer rédito económico del mercado NFT. El cofundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tuit en la plataforma como NFT por más de 2,9 millones de euros. Un niño de 12 años de Londres ganó 400.000 euros al crear una serie de obras de arte pixeladas llamadas Weird Whales y venderlas como NFT. Y muchos otros se han hecho de oro vendiendo ilustraciones de monos, zombies o aliens.
Sin embargo, en los últimos meses, la venta de NFT ha caído bestialmente: un 92% desde septiembre, según el sitio web NonFungible. Y la cantidad de billeteras activas en el mercado cayó un 88% a casi 14.000 desde un máximo de 119.000 en noviembre del año pasado. ¿Motivos? Podría ser por una variedad de factores, que van desde la inflación hasta una mayor regulación por parte de la Comisión de Bolsa y Valores.
Estos cambios también reflejan que la gente está abandonando el FOMO en favor del apoyo real a los artistas y creadores. Significa que las personas se están centrando en crear tokens con una utilidad real. Y no selfies de gallinas, aunque también las haya.
Imágenes: chicken.photos