El Mundial femenino de fútbol de la FIFA arranca hoy en Australia y Nueva Zelanda. Nuestra selección afronta su tercera edición y lo cierto es que no tiene un historial demasiado bueno: eliminadas en la fase de grupos en 2015 y en los octavos en 2019. Gracias a este evento, el fútbol femenino vuelve a estar en el centro de atención, sí, pero no ocupa ni un cuarto de las portadas que el masculino.
En los últimos años esta modalidad ha experimentando un crecimiento notable, tanto en interés, asistencia e ingresos. El número de equipos y academias de mujeres se ha duplicado, con alrededor de 40 millones de niñas y mujeres jugando al fútbol en todo el mundo. El Mundial de 2019 tuvo un récord de 1.120 millones de espectadores, según la FIFA. Y esta edición está en camino de ser el evento deportivo femenino con más asistencia de la historia.
Sin embargo, las competiciones femeninas siguen en la cola del interés global y están mucho más rezagadas que sus contrapartes masculinas. Independientemente de la cobertura, la inversión o los ingresos, los torneos masculinos funcionan mejor que los femeninos. ¿Por qué? Para muchos, por las "diferencias" en el rendimiento atlético. En el mundo del deporte, las habilidades de las mujeres han estado desde siempre bajo escrutinio. Y, aunque las afirmaciones sexistas de que los deportes femeninos son aburridos, lentos y poco atractivos son ahora menos comunes y aceptadas que antes, todavía siguen ahí.
¿Pero hay alguna diferencia?
La simple existencia de estos estereotipos nos da pistas de otro problema sistémico: la información de género puede influir en la calidad percibida. Es lo que se desprende de un nuevo estudio de la Universidad de Zurich que defiende la teoría de que el fútbol masculino solo se valora mejor si el género de los jugadores es claramente identificable. Si este no es el caso, el fútbol femenino y el masculino están igualmente bien valorados. Es decir, que el fútbol masculino sólo nos parece más atractivo que el femenino... cuando sabemos que están jugando hombres.
"La sabiduría convencional es que los deportes de hombres son simplemente mejores que los deportes de mujeres porque son más grandes, más fuertes y más rápidos", explicaba Carlos Gómez, investigador del Instituto de Administración de Empresas de la UZH y autor del estudio. "Sin embargo, la existencia de estereotipos debería alertarnos sobre otra posibilidad: la información específica de género puede influir en nuestra percepción de la calidad".
Los investigadores querían comprobar si las personas califican la calidad del fútbol femenino y masculino de manera diferente si no podían identificar el género de los jugadores. Para ello, realizaron un experimento en el que 613 participantes vieron escenas de goles de grandes futbolistas como Luka Modrić. En un grupo, las imágenes de los jugadores estaban borrosas para que los participantes no pudieran saber si estaban viendo hombres o mujeres. En el otro, los videos no se modificaron.
Los resultados ilustran que los videos de fútbol masculino sólo se valoraban mejor si los participantes podían identificar el género de los jugadores. Y las diferencias entre las calificaciones del desempeño de ambas modalidades desaparecían cuando el género no era discernible. En definitiva, el estudio desmiente la errónea suposición de que la baja demanda del fútbol profesional femenino se debe a la calidad de las jugadoras y sugiere que el deporte femenino aún no ha alcanzado todo su potencial económico.
La ciencia detrás de la técnica, según el sexo
Por otro lado, otros muchos estudios han ahondado a lo largo de la historia en si realmente existen diferencias técnicas en el estilo de juego de las mujeres y en el de los hombres. Y las hay. Si bien los dos deportes a menudo se comparan en función de los atributos físicos, la mayoría de análisis con Inteligencia Artificial de los partidos concluyen que esas diferencias técnicas radican en la precisión del juego, el tiempo de recuperación de la posesión del balón y el rendimiento.
Por ejemplo, este estudio sugiere que las mujeres recorren más distancia que los hombres a velocidades más bajas. Sin embargo, a niveles de velocidad más altos, los hombres actúan mejor a lo largo del juego. Esta otra investigación muestra que la velocidad de regate con y sin balón es mayor en los jugadores masculinos que en las femeninas. Y hay estudios que subrayan que los hombres muestran una mayor resistencia intermitente, sprint y altura de salto que las mujeres.
Por el contrario, en las competiciones internacionales de fútbol, los equipos femeninos tienen una media de goles marcados por partido más alta que sus contrapartes masculinas. También hacen menos faltas y tienden a detener el juego más cuando una compañera se encuentra en el suelo.
Esta investigación analizó un gran conjunto de datos de 173.000 eventos espacio-temporales que tuvieron lugar durante las últimas Copas Mundiales y sugiere que los hombres suelen ser más precisos en los pases y golpean el balón desde una distancia mayor que las mujeres. En otras palabras, los pases en el fútbol femenino se distribuyen de manera más uniforme y suelen ser más cortos. Las diferencias fisiológicas entre los sexos podrían explicar esto: las distancias de pase y tiro se ven afectadas por la fuerza muscular del cuerpo.
¿Y qué explica el tiempo de recuperación más corto observado en los partidos de mujeres? Puede deberse a la menor precisión del pase (más balones perdidos), a una mejor capacidad para presionar a los oponentes y al mayor número de interrupciones (fuera de juego y tiros libres). Con todo, la falta de una diferencia significativa en el número de eventos y tiros sugiere que, en general, el fútbol masculino y el femenino tienen una intensidad de juego similar.
Un vídeo que lo ilustra a la perfección
En la misma línea, un anuncio de dos minutos creado por Orange y la agencia de marketing Marcel, lanzado justo antes del inicio del Mundial, juega con estos sesgos de género y lo hace de la manera más original: callándole la boca a más de uno. En el vídeo se pueden ver escenas de lo que parece ser la selección francesa masculina haciendo jugadas impresionantes: juego de pies, remates de cabeza y carreras por la banda. Todo acompañado de música épica y gritos de los fans.
Pero en la mitad del vídeo la pantalla se vuelve negra y aparece el texto: "Solo Les Bleus pueden brindarnos estas emociones”. Inmediatamente se nos revela que los jugadores no eran del equipo masculino, sino del femenino. Con técnicas de edición e IA, las caras y los nombres de las mujeres en sus camisetas se habían cambiado por los de los hombres. Sí, sin saberlo, la gente se acaba de dar cuenta de que el fútbol femenino era en realidad tan emocionante como el masculino.
Imagen: Jean-Paul Pelissier (GTRES) / Frédéric Chambert (GTRES)
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