El futuro del trabajo pasa por Amazon: creó 500.000 puestos en 2020 mientras el resto despedía

"El futuro del trabajo" es una de las grandes obsesiones de nuestro tiempo. La automatización y la robotización de tareas antaño reservadas para los humanos ha puesto un gran interrogante sobre el mercado laboral del mañana. ¿Habrá suficientes puestos de trabajo para todas las personas una vez la tecnología, supuestamente, arrase con aquellas labores más rutinarias y despojadas de valor añadido? La respuesta no es sencilla y no podemos descontar un "sí" rotundo, pero desde luego ocupa los desvelos de gran parte de la élite intelectual, económica y política.

Soluciones hay a raudales, sobre todo teóricas. Pero hasta que llegue ese momento una realidad se está imponiendo de forma más pedestre. Amazon.

El dato. Lo relata The Wall Street Journal: a lo largo de 2020 el gigante del comercio electrónico generó más de 500.000 puestos de trabajo en todo el mundo. La cifra es por sí misma llamativa, pero más aún si la comparamos con el magro desempeño de multinacionales más tradicionales que una vez ocuparon el corazón del capitalismo. La suma conjunta de todas las compañías del S&P 500, Amazon incluido, creó en el mismo periodo de tiempo 370.000. Una cifra sostenida casi en exclusividad por Amazon, compensando los despidos en otros sectores.

Lo que implica. Todo ello en un año difícil. La epidemia paralizó negocios y empresas en medio planeta. No queda lejos aquella portada del New York Times en el que la que el gráfico de nuevos desempleados a causa del coronavirus a duras penas entraba en el papel. Europa tampoco se ha librado: el paro en España ha repuntado tres puntos respecto a 2019, llegando al 16% y cobrándose el enésimo peaje entre los más jóvenes (su tasa de desempleo ya ronda el 40%). Hay menos trabajo porque la economía sigue en buena medida entre bambalinas. Y en este contexto, Amazon ha conseguido incorporar a medio millón de empleados.

El mañana. ¿A qué se parece "el futuro del trabajo"? Ahora mismo a un almacén de Amazon. O a una empresa de reparto dependiente de su ingente capacidad para tramitar pedidos, como FedEx, cuya fuerza laboral aumentó un 11% respecto al año anterior (50.000 empleados más). O a un moderador de contenido de Facebook, acreedora de 14.000 nuevos puestos de trabajo en 2020, un 30% al alza. O a un supervisor en una planta de Tesla (22.000 trabajadores más). Dicho de otro modo, la economía sigue generando espacio para el trabajador humano. Gracias a Internet.

La comparativa. Caen otros sectores otrora pujantes. 2020 ha pasado factura a la industria turística y hotelera, también en términos de empleo. Marriott ha despedido al 30% de sus trabajadores; Carnival al 34%; United Airlines al 23%; Boeing, sumergida en una espiral de problemas, al 12%. España ha maquillado el potencial explosivo de la pandemia gracias a los ERTE, pero la dinámica es similar: NH prepara un ERE para casi 300 empleados; El Corte Inglés dejará ir a más de 3.000 a lo largo de este año; dos de los principales bancos españoles despedirán o prejubilarán a unos 7.000 empleados; y así sucesivamente. Banca, comercio físico, personal redundante en el turismo. Cotizan a la baja.

Es la economía. El coronavirus opera aquí como gran acelerador, algo que ya hemos visto en otros aspectos de la vida económica o social. Negocios que estaban perdiendo terreno lentamente (como El Corte Inglés) han acelerado su capitulación ante gigantes al alza (como Amazon). La epidemia no ha transformado nuestros patrones de consumo, pero sí los ha hipervitaminado. 2020 ha impulsado el consumo, sólo que desde el hogar. Lo hemos visto en la repentina escasez de cartón para embalar o en los problemas de los barcos mercantes para transportar todas las mercancías que demandaban los consumidores.

Esto tiene una traslación directa en el futuro del trabajo, que acude allá donde haya actividad económica. También en sus conflictos asociados: la lucha obrera no ha muerto, simplemente ha adoptado la imagen de un almacén de Alabama luchando por sindicarse o de miles de riders presentando demandas colectivas en los juzgados para acceder a un contrato laboral. Precario o no, concentrado o no, positivo o negativo, el "futuro del trabajo" ahora mismo no se parece tanto a un robot o a un drone como a un asalariado de Amazon embalando paquetes.

Imagen: Mark Humphrey/AP

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