25 propuestas que van desde apostar por más gasto social a la vez que se pagan menos impuestos hasta dejar a Francia aislada de Europa en lo económico y en lo militar . Los chalecos amarillos de Francia han sido, además de la revuelta popular francesa más grande desde 1968, un movimiento de protesta algo informe y poco claro en sus peticiones, pero ahora comienza a tomar cuerpo: en las horas previas al inicio del "cuarto acto del movimiento" se ha comenzado a distribuir un manifiesto de 25 puntos con los que buscan cambios en lo laboral, en lo político, en lo ecológico y hasta en lo geopolítico.
¿Qué piden los chalecos amarillos?: Inicialmente, la protesta que les llevó a las calles fue por la subida del precio del carburante en 2019. Pero, en algo parecido a un desborde, eso parece importar poco ya. El gobierno de Macron ha dado marcha atrás (congelando primero la puesta en marcha de ese impuesto durante 6 meses, retirándolo por completo después), y aún así las protestas continúan. Ahora mismo, el manifiesto que se está moviendo en redes sociales francesas contempla algunas de las peticiones económicas ligadas al antimacronismo, como reducir los impuestos a un máximo del 25% de PIB (la mitad de los niveles actuales en Francia) o incrementar el gasto social y la contratación de funcionarios; pero también otras más alejadas de su foco de protesta inicial.
“No queremos migajas, queremos la baguette”: la frase-eslogan que pronunciaba Benjamin Cauchy, uno de los portavoces en medios de comunicación del movimiento, el pasado martes, está vigente en el listado de propuestas. Se pide reescribir la Constitución para dar cabida a más iniciativas populares; cortar la evasión fiscal recuperando “los 80 millones de euros abandonados por el Estado cada año en las empresas del CAC40” (el equivalente francés al IBEX35); retirar de las carreteras los “radares inútiles (…) que no son más que impuestos disfrazados” o cuadruplicar el presupuesto de Justicia y limitar la duración de los procedimientos judiciales.
Doble Frexit hacia atrás con tirabuzón: En la amalgama de peticiones, también hay espacio para mirar a la política exterior. Mientras Reino Unido aún discute cómo hacer realidad su salida de la UE, el manifiesto de los Gilet Jaunes propone salir de ella para sortear la crisis y abandonar también la OTAN, prohibiendo al ejercito francés “en guerras de agresión”. Se abre además una batería de medidas en la zona “_franco-africana_” que incluyen requisar los bienes de los dictadores de la zona, “cesar el saqueo y las injerencias” y retirar de circulación el Franco CFA, las dos monedas comunes que se usan en 14 países africanos, la mayoría antiguas colonias francesas. Todo ello mientras el punto 25 pide un "respeto escrupuloso del derecho internacional y de los acuerdos firmados".
Menos inmigración, más estatalización: Uno de los puntos finales incluye evitar “los flujos migratorios imposibles de integrar que han acabado por crear la profunda crisis de civilización” que los chalecos amarillos creen ver en Francia. Eso al mismo tiempo que proponen intervenir para hacer los bancos más pequeños “protegiéndolos de las crisis y evitando los monopolios bancarios”, construir 5 millones de viviendas de protección oficial, anular la deuda y re-estatalizar sectores privatizados en las últimas décadas como las autopistas o los aeropuertos.
¿Es un manifiesto oficial?: No exactamente, pero como ocurría en el 15M en España, en una protesta horizontal es difícil saber dónde acaba el consenso oficial de los presentes en las manifestaciones y dónde comienza el puro _wishful thinking_. La historiadora y especialista en movimientos sociales franceses Danielle Tartakowsky analizaba para Le Figaro a un movimiento que calificaba de “inédito” en Francia: sin mandos intermedios, organizados a través de redes sociales y más cerca de una insurgencia que de una protesta. En ese entorno sin líderes, la importancia de los distintos manifiestos de peticiones dependen más de cuánto se muevan en redes que de quiénes los encabecen. En otros manifiestos que están circulando entre los simpatizantes del movimiento, se incluyen muchas de estas peticiones, se eliminan otras y se incluyen algunas nuevas como la jubilación a los 60 o favorecer el ferrocarril.
¿Quienes protestan?: Si hay diferencia en la manera de organizarse, también la hay en la composición de la protesta. No es ‘Nuit Débout’, el 15M francés, porque el de los Gilet Jeunes es un movimiento obrero, de provincias o rural, y aquel fue estudiantil y urbano en su mayoría. De hecho, la derecha tradicionalista inició parte de la chispa en octubre pero dos meses después el movimiento tiene muchas más caras. Durante el pasado fin de semana, más de 136.000 personas se lanzaron a las calles en manifestaciones masivas que acabaron con 270 personas detenidas. Para este fin de semana, con otra nueva concentración convocada en París, el Gobierno ha decidido cerrar algunos puntos emblemáticos de la capital francesa, como la Torre Eiffel, los museos del Louvre y Orsay o la Ópera. , y desplegar 89.000 agentes de seguridad en todo el país.
El Acto IV: “Francia es un país rico, con gente valiente y trabajadora, que no tiene por qué vivir en la miseria”, concluye el manifiesto. Lo que empezó como una petición online de una vendedora de cosméticos y un conductor de camiones para detener un impuesto que amenazaba aún más a la “diagonal del vacío” francesa ha conseguido ya el apoyo del 70% en algunas de sus primeras peticiones, ha llevado a Macron a un inédito y exiguo 25% de aprobación y ha obligado a los sindicatos franceses mayoritarios a “denunciar todas las formas de violencia en la expresión de las reivindicaciones”. “El diálogo y la escucha deben volver a encontrar su lugar en nuestro país”, concluyen en un comunicado que indica la tensión que se vive antes de que, este fin de semana, tenga lugar el “Acto IV” de los chalecos amarillos.
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