Gigi Hadid se ha propuesto poner paras arriba la legislación estadounidense sobre copyright. Ella y su equipo jurídico, hartos de lo que consideran un atropello a sus derechos de imagen, han lanzado un órdago que podría alterar la forma en la que los tribunales interpretan la autoría de una fotografía, moviendo así una industria potencialmente millonaria en favor de las celebrities.
En octubre de 2018 la agencia Xclusive-Lee denunció a la supermodelo por postear una de las fotos de un fotógrafo colaborador con la compañía en su cuenta de Instagram. En la denuncia señalaron que Hadid era plenamente consciente, y que había infringido el copyright de decenas de fotos, una práctica que en los últimos años está provocando la sangría en los tribunales de muchas otras estrellas.
Según Hollywood Reporter, si un fotógrafo vende las licencias de una sesión callejera de una estrella a su agencia por unos 200 dólares, las demandas por infracción contra las celebrities una vez éstas han usado las fotos sin permiso pueden alcanzar indemnizaciones de cientos de miles de dólares. Es decir, denunciar a las famosas es la nueva táctica de trolleo jurídico.
La batalla jurídica enfrenta dos realidades. Por un lado, un sujeto físico o jurídico es titular de sus derechos de “atributo de personalidad” (similares a los de propia imagen en España) y debería poder controlar lo que se hace con su nombre, imagen, personalidad e identidad, con lo que los demás no deberían poder usar todo esto para obtener beneficios comerciales sin permiso.
Pero claro, los derechos de imagen de alguien terminan cuando empieza el derecho a la libertad de expresión de los otros, y dado que los famosos se consideran una excepción (ellos mismos poseen un interés informativo por ser entes públicos), los periodistas, fotógrafos y cualquiera tiene el derecho de grabarles en la vía pública y explotar comercialmente su imagen. Es, básicamente, el parapeto legal de los paparazzis.
Además, como las celebrities ahora gestionan su propia marca por redes sociales (las stories y los posteos son parte de su trabajo para ganar más fama y valer más en el mercado), las agencias pueden alegar daños económicos por el uso de esas fotos, cosa que le ha pasado a Hadid.
Si te sonrío, estoy creando
Los abogados de Xclusive-Lee optaron por retirar los cargos, pero han iniciado una segunda demanda contra Hadid en enero de este año por el uso de otra foto de su agencia. Y es aquí donde empieza la novedad: los abogados de la modelo, que ya han presentado su recurso, alegan que los demandantes no tienen nada que hacer porque la misma Hadid “posó para la cámara y, por lo tanto, contribuyó a generar muchos de los elementos que la misma ley de derechos de autor protege”. Es decir, que su postura, su mirada a cámara sonriente y e incluso si queremos llevarlo más allá su elección del outfit son parte intrínseca de la fotografía como obra, y por tanto ella es coautora de la foto.
Para protegerse aún más las espaldas, el recurso alega una segunda norma para que se desestime la denuncia: el “fair use”. El “fair use” permite que los ciudadanos se valgan de una obra original siempre que esté conveniente y notablemente alterada, de forma que el ciudadano ha hecho una obra derivada fácilmente distinguible de la original, y además el nuevo autor no podría beneficiarse económicamente de la misma.
Los abogados de la modelo argumentan que el post de Instagram no le ha reportado beneficios económicos (algo argumentable, ya que, aunque no ha provocado beneficios directos sí los ha creado indirectos, ya que la foto recibió 1.6 millones de likes y los post patrocinados de la modelo cuestan 215.000 dólares) y que la obra está convenientemente alterada, ya que Hadid reencuadró y recortó la foto para enfatizar en su figura y no en las calles que la rodeaban (algo aún más peregrino, como ya han denunciado los propios demandantes).
Si los tribunales aceptan el recurso de los acusados y fallan a favor de la modelo, podría sentarse un precedente jurídico que modificase a partir de aquí toda la forma en que entendemos la autoría de fotos sobre famosos. Por ejemplo, las celebrities podrían empezar a usar a discreción las fotos de fotógrafos para los que han sonreído, y es posible que nos encontrásemos con un escenario en que las agencias pidiesen a sus agentes que eviten que los famosos les vean hacerles las fotos para que estos no puedan ganar derechos posando.
Foto: Luca Bruno/GTRES
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