Los misiles de Estados Unidos solo abren dos vías, y la ideal sería el diálogo
Si lo que empiezan a deslizar algunos expertos es cierto, y la Guerra de Ucrania no se puede sostener más allá de 2025, especial énfasis en el bando ruso, nos estamos acercando a un final, queda por saber de qué tipo. Si existía alguna duda de ello, el presidente al que le quedaban unas semanas en su cargo ha decidido acelerarlo todo un poco más. Estados Unidos acaba de entrar de lleno en el conflicto, y el protagonista es de "largo alcance".
Biden levanta el dedo. El todavía presidente de Estados Unidos ha levantado la prohibición de que Ucrania utilice misiles de largo alcance en ataques dentro de territorio ruso, marcando un punto de inflexión como no se recuerda en el conflicto. La autorización incluye el uso de un actor de enjundia: los misiles Atacms, con un alcance de 300 kilómetros, específicamente contra fuerzas rusas y, posiblemente también, norcoreanas estacionadas en la región de Kursk.
Al parecer, la decisión (no confirmada oficialmente por la Casa Blanca) se fundamenta en la presencia de esos 10.000 soldados norcoreanos que parece que se han unido a las tropas rusas, siendo la primera vez desde la Guerra de Corea en 1953 que Pyongyang despliega fuerzas terrestres en el extranjero. Recordamos que, según informes, Corea del Norte podría enviar hasta 100.000 tropas adicionales si la alianza con Rusia se fortalece. De fondo, una decisión que marca un cambio de política significativo a dos meses de que Trump asuma nuevamente la presidencia.
Por qué ahora. Es la gran pregunta. Explicaba la BBC ayer que, además de la presencia de tropas norcoreanas al conflicto, el movimiento puede responder a la necesidad de fortalecer a Ucrania antes de posibles negociaciones de paz. De esta forma, Biden busca asegurar que Ucrania tenga una posición más sólida en el campo de batalla y, potencialmente, en futuras conversaciones diplomáticas.
Por supuesto también, cabe la posibilidad de que la decisión se deba a un intento de maximizar el apoyo militar a Kyiv antes de que Trump, quien ha criticado la ayuda militar a Ucrania, asuma el cargo.
Qué son los misiles ATACMS. Fabricados por Lockheed Martin, hablamos de sistemas balísticos de corto alcance diseñados para atacar objetivos estratégicos a gran distancia. Alcanzan hasta 300 km y pueden portar una carga explosiva de 220 kilos o municiones de racimo. Estos misiles son lanzados desde plataformas móviles HIMARS, ya suministradas a Ucrania, o desde lanzadores M270, enviados por el Reino Unido y Alemania.
Su origen viene de décadas atrás, desarrollados en los años 80 para destruir objetivos soviéticos de alto valor, los ATACMS fueron uno de los primeros sistemas guiados de precisión de Estados Unidos. Actualmente existen dos tipos en el inventario del Pentágono: uno con una única carga explosiva y otro con municiones de racimo, aunque el uso de estas últimas es limitado debido a los riesgos para civiles tras el combate. ¿Ventajas? Su capacidad de volar a gran altura y regresar a velocidades supersónicas los hace ideales para atacar posiciones fortificadas, nodos logísticos y concentraciones de tropas.
Los ATACMS en Ucrania. Centrándonos en el campo de batalla actual, contaba el medio británico que la autorización para usar estos misiles permitirá a Ucrania atacar objetivos clave en Rusia, comenzando probablemente en la región de Kursk. Dichos ataques podrían dificultar las operaciones militares rusas al obligar a trasladar equipos e infraestructura más lejos del frente, extendiendo las líneas de suministro y reduciendo la capacidad de respuesta aérea.
Sin embargo, expertos advierten también que la cantidad de misiles disponibles será limitada y que, aunque útiles, no cambiarán por completo el curso de la guerra. Plus: los ATACMS podrían tener un impacto psicológico positivo en Ucrania, especialmente si se usan contra objetivos simbólicos como el Puente de Kerch.
Implicaciones internacionales y la posible respuesta. La decisión de Biden también podría influir en otros aliados occidentales, como Reino Unido y Francia, para permitir el uso de misiles de largo alcance, como por ejemplo el Storm Shadow, en ataques dentro de Rusia.
Sea como fuere parece lógico pensar que la medida también puede aumentar las tensiones con Moscú. Vladimir Putin ha advertido que el uso de armas occidentales contra territorio ruso sería visto como una participación directa de la OTAN en el conflicto, cambiando la naturaleza misma de la guerra. ¿Qué significa eso? Solo Putin lo sabe, y aunque hasta ahora no ha cumplido amenazas similares tras la provisión de tanques y aviones a Ucrania, el temor está ahí, y es posible que la “línea roja” haya llegado.
Y Trump. A una guerra lo que menos le hace falta es gasolina, y en breve llega el actor más inesperado: Donald Trump. Su regreso a la presidencia genera incertidumbre sobre la continuidad de la política del país. Si bien Trump ha prometido finalizar rápidamente la guerra, no ha especificado cómo, lo cual no es poca cosa. Lo que sí sabemos a esta hora es que algunos de sus aliados han criticado la autorización de ATACMS, mientras que otros argumentan que más entregas de armas podrían forzar a Rusia a negociar de una vez por todas.
Por su parte, para Ucrania el temor radica en que un cambio de liderazgo en Estados Unidos pueda limitar o revocar la entrega de estos misiles, afectando significativamente su capacidad militar en el futuro inmediato, y mucho más a una posible negociación sin ATACMS en la mesa.
Imagen | Kelly Michals
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