Miguel Vilas, un antiguo concursante de Gran Hermano y “ganador moral” de su edición número 17, se ha colocado en el centro del debate sobre los vientres de alquiler. Posicionándose del lado de la visión de la llamada gestación subrogada como simple trato mercantil ayer puso un anuncio en redes sociales buscando una gestante óptima. “Busco chica joven, alta y con estudios para gestación subrogada!”, anunciaba.
Como es comprensible, no tardaron en aparecer algunas reacciones críticas con su petición por parte de los detractores de la polémica medida.
Pero también aparecieron en redes algunas candidatas, que, tal y como hizo Vilas, pormenorizaban una descripción de sus características genéticas para que el famoso las tuviese en cuenta en el proceso de selección antes de comenzar el contrato.
Aunque Vilar apuntó a algunas características que podían ser útiles a la hora de encontrar la el recipiente con el mejor material genético para producir un bebé ideal, lo cierto es que desatinó con algunos de sus requisitos y le faltó incluir algunos otros más importantes desde el punto de vista comercial-sanitario. Por eso hemos querido proponerle a Vilar, así como a los potenciales padres que se estén planteando adquirir este producto, una guía completa para hacer la compra con la mayor cantidad de garantías posibles durante una GS.
Eso sí, la lista que hemos elaborado tiene en cuenta a la gestante también como proveedora de material genético. Si no necesitas de los cromosomas de esa empleada y prefieres introducir en su útero un óvulo ya gestado deberás borrar de esta lista esos puntos en los que se tiene en cuenta el ADN de la madre temporal.
Qué debes pedirle a la gestante ideal
- Que tenga entre 20 y 35 años.
- Que tenga las caderas anchas.
- Que no tenga ninguna enfermedad hereditaria en su historial, por supuesto.
- Que no le guste ni el tabaco ni el alcohol. Mucho menos las drogas ilegales.
- Que tenga bien las mitocondrias. Este es el típico detalle en el que uno no se fija y con el que se puede distinguir a un aficionado de un profesional.
- Que sea virgen. Puede parecer raro, pero una de los puntos de mayor énfasis en los procesos de GS es analizar la sangre de la madre de alquiler para ver que no porta ni ha portado ninguna ETS. Además, en muchos casos hay que incluir cláusulas por las que se prohíbe a la gestante acostarse con nadie, ni siquiera su marido, para que su material no se mezcle con el del empleador antes de la fecundación. Para evitar todo este embrollo y salir de dudas es mejor encontrar a la Virgen María del gremio.
- Que haya tenido un hijo por fecundación in vitro (ya sabes, queremos que sea virgen) hace más de dos años (el tiempo de descanso hasta que el organismo se regenera al 100% entre partos) y que haya entregado el bebé a sus padres sin titubeos.
- Que no sea muy lista. Aquí vamos a puntuar a Vilar: los estudios no son indicativos de inteligencia y sus méritos académicos no son hereditarios. Además, aunque la ciencia aún no se ha puesto de acuerdo sobre cuánto de hereditario tiene la brillantez mental, sí sabemos que cuando alguien sobresale en este campo de la media puede generar más fácilmente problemas de alcoholismo, esquizofrenia, ansiedad o depresión. No quieres eso para tu hijo.
- Pero por supuesto tampoco quieres que sea idiota. Necesita entender bien las instrucciones de su médico para no meter la pata con ninguna parte del proceso durante su gestación. Lo ideal es encontrar a una empleada despierta pero sin excesivas luces. Un IQ en la media estará bien.
- Que sea alta, delgada y de rasgos caucásicos. Estamos con Vilar en este punto. Como ya han indicado diversos estudios en la historia, la altura o la apariencia blanca siguen siendo rasgos que la sociedad asocia con el triunfo y la autoridad, así que en vez de luchar contra este sesgo, y ya que puedes comprar el material genético de la madre, es más pragmático aceptar este prejuicio colectivo y darle al niño lo mejor. Unos ojos azules y un pelo rubio son más oportunidades para él en su futuro.
- Que viva en algún pueblo en un parque natural. Los estudios muestran que la contaminación durante la gestación puede afectar a los fetos. Eso sí, siempre que esté dispuesta a recorrerse todos los kilómetros que haya hasta tu casa cuando te apetezca.
- Que sea pobre. Su dependencia económica hacia ti hará que psicológicamente esté más motivada para darte a la criatura al final del proceso. Pobreza significa adaptación y docilidad.
Nota importante: Esto puede llevar a limitar nuestro campo de búsqueda. De 194 países del mundo apenas 15 tienen legislación al respecto de la GS. De ellos, varios permiten exclusivamente el supuesto altruista, e incluso ponen límites económicos para que el dinero recibido sea inferior a un sueldo medio dentro del país (como pasa en México o Estados Unidos, por ejemplo).
Es una barrera legal para evitar que ejerzan esta práctica mujeres con necesidades económicas, pero también de esta forma las gestantes pueden poner límites, como decidir a qué padres quieren ayudar y a cuales rechazar, si quieren ayudar sólo a parejas heterosexuales y que sean de su país, si quieren seguir estando presentes de alguna manera en la vida del niño tras el parto o si se guardan el derecho a elegir qué hacer en caso de que los padres decidan poner fin al proceso a mitad del mismo.
Al final sólo nos quedan cuatro países productores aptos: Rusia, Ucrania, Tailandia y la India. Por esto, y siguiendo con el punto genético explicado anteriormente, es mejor que elijas un recipiente ruso o ucraniano, aunque si eres una persona homosexual eso puede acarrear algunos problemas añadidos.
- Que esté dispuesta a una monitorización constante de su actividad diaria y nocturna durante los 4 + 9 meses de contrato. A fin de cuentas, un niño sigue siendo uno de los bienes más preciados, y como empleada entenderá que no puedes correr el riesgo de confiar en alguien que no conoces de que no cometa algún tipo de fallo o tome decisiones por su cuenta que puedan perjudicar a tu proyecto dinástico.
- Y que esté dispuesta a abortar en caso de que tú lo necesites. Tal vez descubras que está gestando algún niño con deficiencias en su desarrollo, puede que nazca del género que no te interesa criar o simplemente puede que cambies de parecer llegado el momento y quieras escindir del contrato. Ante cualquier imprevisto deberías estar protegido y no recibir una mercancía que no te satisfaga, y por eso es importante dejar este punto claro desde el principio. Imagina que nacen dos bebés y uno de ellos con síndrome de down. Como cliente, tu derecho es a adquirir sólo lo que te interesa.
Como puede verse, el proceso de contratación de una gestante tiene bastantes puntos de posible optimización. Por suerte también para los clientes como Vilas las empresas intermediarias suelen hacerse cargo de todas estas exigencias y te ayudan a fabricar el mejor tipo de bebé posible con el máximo ahorro de esfuerzo por tu parte. Todo dependerá, claro, de cuánto estés dispuesto a pagar.
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