En China se vive estos días una guerra comercial de gigantescas dimensiones y sin precedentes. El país asiático no da su brazo a torcer en sus esfuerzos por boicotear a varias marcas occidentales que llevan tiempo alegando violaciones de los derechos humanos por parte de China contra la población uigur en Xinjiang, la principal región productora de algodón del país. Y así es como marcas como H&M, Nike, Adidas o Uniqlo han comenzado a desvincularse poco a poco del comercio chino y de sus suministros. Para mal de ambas economías.
Y uno de los resultados de todo este entuerto no es otro que un aumento del proteccionismo textil chino frente al producto extranjero. Es decir, la predisposición a fomentar sus marcas propias en detrimento de las internacionales.
El epicentro el problema. Para comprender bien la situación de China en estos momentos hay que conocer cómo ha empezado la batalla y qué sucede en Xianjiang, una pieza central de la cadena de suministros minoristas mundial. Todo comienza a raíz de unas sanciones contra el gobierno chino, respaldadas por los Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña y Canadá. Se le acusa de abusos contra los derechos humanos en esa región, donde al menos 800.000 uigures, una minoría étnica musulmana, habían sido supuestamente detenidos en "centros de reeducación" y obligados a trabajar en fábricas de ropa y otros productos que se venden en el país y en el extranjero.
Lo cierto es que al menos 82 empresas extranjeras y chinas tienen vínculos con la región de Xinjiang, entre ellas corporaciones importantes como Amazon, Apple, Dell, H&M, Nike, Nintendo, Uniqlo, Victoria's Secret y Zara. Tras varias presiones de grupos activistas, H&M señalaba que estaba "profundamente preocupada" por los informes de estos trabajos forzosos y discriminación y declaraba que ya no obtendría algodón directamente de la región. Otras marcas como Inditex (Zara, Massimo Dutti) y PVH (Calvin Klein, Tommy Hilfiger) también reconocian preocupaciones por el abuso laboral en la región.
El boicot a Occidente. La respuesta de China ha sido contundente. ¿Cómo? Boicoteando a estas marcas minoristas. Según The Washington Post, algunos medios de comunicación estatales chinos coordinaron el boicot, que incluye a los consumidores, tiendas de e-commerce y redes sociales haciendo que las plataformas chinas no solo borren los catálogos de ropa de H&M y otras marcas, sino también sus direcciones y geolocalizaciones. Incluso docenas de celebridades chinas cortaron abiertamente los lazos con las marcas de la llamada "lista negra", incluidas estrellas de K-pop como Jackson Wang de GOT7 y Lay Zhang de EXO, que han abandonado los contratos con Adidas como “solidaridad nacional”.
Vuelta al proteccionismo chino. Ya se empieza a notar cierto rencor hacia empresas que llevan décadas acaparando el comercio textil en el país. Y que ahora han caido en desgracia. En un video de YouTube publicado por China Global Television Network varios transeúntes chinos eran entrevistados y expresaban sus dudas sobre volver a comprar en H&M y otras marcas occidentales. "Creo que deberíamos apoyar nuestras marcas nacionales", decía una mujer. “El poder de China está creciendo. La calidad de nuestras marcas nacionales también mejorará”. Y eso es lo que está pasando.
A medida que aumentan las tensiones entre EEUU y China, Occidente no sólo tiene que preocuparse por un boicot de clientes, sino por la posición que China ocupa como el segundo productor de algodón más grande del mundo. Fábricas no les faltan. Xinjiang es responsable de aproximadamente el 20% del suministro de algodón en el mercado mundial, según el People's Daily. Los observadores del mercado ya alertan de que el problema repercutirá en un auge de ventas para las marcas nacionales. De hecho, más de diez empresas chinas, incluidas Anta, Meters Bonwe y Semir, anunciaron que seguirán usando algodón de Xinjiang. Y el número de clientes que están dispuestos a comprar estos productos está aumentado notablemente.
El futuro textil es nacional. Ya hay voces en China que plantean proteger y cultivar sus marcas propias en detrimento de las internacionales. Asistimos a un contexto en el que las marcas chinas han dejado de ser meros copycat para tener penetración internacional, productos propios y buena calidad. Con su creciente influencia internacional y el aumento del poder adquisitivo de la gente se podrían impulsar las ventas de marcas nacionales. Ya se está popularizando compartir en las redes sociales capturas de pantalla de pedidos realizados al fabricante chino de ropa deportiva Li Ning y otras marcas nacionales que usan algodón mientras rehúsan acudir a marcas extranjeras. Las acciones de Li Ning, que cotiza en Hong Kong, han subido más de un 10% durante los últimos días.
Los ganadores de esta guerra, entonces, parecen ser las marcas de moda chinas. También Heilan, Septwolves y Xinjiang Sayram Modern aumentaron el precio de sus acciones entre un 5% y un 10%, según Sina Finance. Muchas de estas marcas locales han penetrado en las ciudades de bajo nivel de China, mientras que las marcas extranjeras todavía siguen familiarizadas en su mayoría sólo con las grandes ciudades. A medida que China crece, crece su comercio textil. Y la polémica con H&M solo es el pistoletazo de salida para una renovación económica del sector, puertas adentro.
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