¿Ha matado Netflix a la telenovela? Así está mutando para siempre el género que parecía invencible

Déborah García Sánchez-Marín

Parece que han pasado siglos cuando pensamos en las telenovelas y en la forma en la que congregaban a las familias alrededor de la televisión. En nuestro país fueron todo un fenómeno Falcon Crest, Dallas o Dinastía, aquellas producciones estadounidenses de los 80 que dieron paso a los super-exitosos "culebrones" latinoamericanos. Recuerdo crecer oyendo a mi abuela hablar de Cristal, Topacio y Carlos Alfredo.

La fórmula era sencilla y se repetía: engaños, traición y raudales de pasión desenfrenada para lograr grandes audiencias.

Sin embargo, dos de las grandes productoras de estos seriales, como son Televisa y el canal Azteca, parecen haber agotado la gallina de los huevos de oro. La irrupción de las plataformas de vídeo en streaming como Netflix y HBO están provocando que los canales tradicionales pierdan su capacidad para enganchar a los nuevos usuarios.

Pensemos, por ejemplo, en el exitoso caso de Univision, que estaba dirigida principalmente al sector hispanohablante en los Estados Unidos. Todo eran beneficios, las productoras ganaban cantidades ingentes de dinero y no tenía que hacer nada, solo reproducir la programación que producía el canal mexicano. Pero el cuento de hadas ha llegado a su recta final. Desde 2007 Univision está entrando en un proceso recesivo.

Los motivos son claros, una audiencia envejecida y la competencia de las nuevas plataformas. Los datos de Univision no son los únicos que hacen saltar las alarmas: en el años 2017, los ratings de Televisa habían caído casi un 25%, y los de Azteca hasta un 10%, siendo los dramas los que tienen un descenso de espectadores más pronunciados.

Mark Tacher, Angelique Boyer y David Zepeda de Abismo de Pasión, de Televisa.

El masivo acceso a Internet de la gente más joven explica parte del problema. La bajada del precio de la conexión y el acceso a plataformas digitales por parte de los operadores móviles han popularizado las producciones de Netflix o HBO, entre otros.

Los días en los que la gente se sentaba alrededor de la televisión, aquellos en los que el visionado era un ritual familiar, han dado paso al visionado más bien individual y sin horarios prefijados. Un visionado que se adapta a nuestro estilo de vida, y no una vida alrededor de la televisión como aglutinador social.

Lo social viene después, cuando a través de las redes sociales las series se comentan, se analizan y desmenuzan. Ya no nos congregamos a tal hora y tal día para ver el nuevo capítulo de nuestra serie favorita, le damos al play cuando nos da la gana. Si el estilo de visionado ha sufrido una variación que explica el retroceso de una industria que no ha sabido (al menos hasta el momento) renovarse, también lo han hecho las líneas narrativas de las nuevas series.

Y Escobar destronó a Carlos Alfredo

Pablo Escobar, El Patrón del Mal, de Netflix.

La nueva tendencia son las "novelas de narcos" o narconovelas, un nuevo subgénero de telenovelas originadas en Colombia, que no solo se dirige a un público más joven, sino que cuenta historias que parecen literalmente surgidas de cualquier programa de sucesos. En los últimos años Colombia se ha erigido como el territorio culturalmente más influyente en las producciones de este tipo, con Escobar y La reina del sur entre otras. También España se ha contagiado de la moda de las series narcos con la producción el pasado año de Fariña.

Aunque no sería justo poner el último clavo en el ataúd de las telenovelas cuando la propia Netflix ha demostrado beneficiarse de la fórmula que tantos beneficios ha generado para sus competidores latinoamericanos. No olvidemos que este mismo 2018 Netflix ha lanzado una serie dedicada a la vida de Luis Miguel que se convirtió en viral. Una serie que repetía el modelo explotado por Televisa con todas sus telenovelas.

Si Netflix y otras plataformas en streaming han sido capaces de cambiar el envoltorio en el que nos ofrecen ciertas producciones (eso sí, otorgándonos la libertad de poder elegir), Televisa se ha visto obligada a poner todo su catalogo online en Blim, su plataforma streaming.

Más que acabar con las telenovelas, lo que Netflix y HBO han interiorizado mejor son los cambios que se han producido en torno al audiovisual.

Luis Miguel.

Las cifras son abrumadoras, Netflix consume casi el 15 del ancho de banda de todo Internet a nivel mundial, y sus usuarios ven por día, cien millones de horas de vídeo, que equivalen a más de 11.415 años. Lo que se traduce en un pronóstico de crecimiento interanual estimado del 40%. Si a eso le sumamos el dato de que la generación millenial consume el 89% de vídeo en Netflix, el futuro de la televisión tradicional parece estar sentenciado. Muchos canales tradicionales de televisión ya han sucumbido también al cambio, alojando su contenido o parte de él en la red, donde los usuarios pueden ver a la carta cuándo y dónde quieren sus programas favoritos.

Si los canales tradicionales se han visto obligados a renovarse o morir, y las plataformas en streaming se han válido de ficciones y relatos clásicos para consolidar y fidelizar audiencias, lo que hasta 2017 parecía una competición es a finales del 2018 una jugosa alianza.

Para cerrar el año acaba de conocerse la noticia de que Netflix y Televisa se asociarán para producir nuevos contenidos. Una asociación que no será exclusiva, ya que el gigante latino también trabajará con Amazon Prime Video, Sony y Endemol. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com

VER 0 Comentario

Portada de Xataka