Hace dos años hubo un grave accidente nuclear en Rusia. Y probablemente se nos ocultó

En otoño de 2017 diversos laboratorios europeos notificaron un hecho anormal: habían detectado alarmantes niveles ambientales de rutenio-106, un isótopo altamente radioactivo que no se encuentra en la naturaleza. Los aerosoles se identificaron en lugares tan dispares como Oslo o Atenas, lo que apuntaba a una única fuente, probablemente una fuga a gran escala, como el origen de la radiación. Pese a tratarse de niveles inocuos para las poblaciones humanas, era preocupante.

En algún lugar se había registrado un accidente nuclear. Pero ningún país lo reconocía.

Investigación. Dos años después, un grupo de científicos nucleares ha localizado el origen del problema. Su estudio apunta al complejo atómico de Mayak, al sur de los Urales, muy cerca de Ekaterimburgo, en Rusia. Los autores realizan una narración cronológica de los hechos y analizan las diferentes concentraciones de isótopos registradas por los laboratorios europeos. Su conclusión, si bien no rotunda, es clara: sólo un accidente localizado en una gran instalación nuclear entre los Urales y Kazajistán podría explicar el rutenio-106.

Origen. Sucede que cuando hace dos años las diferentes autoridades nucleares del continente pusieron en común sus resultados ningún país declaró accidente nuclear alguno. Rusia, la principal sospechosa desde el primer momento, negaba cualquier incidente en Mayak. Invitó a peritos occidentales a que examinaran el complejo atómico y blandió como prueba la ausencia de trazas radioactivas en los alrededores de la instalación, apuntando a la entrada en la atmósfera de un satélite como posible causante.

Realidad. El estudio lo descarta. En su lugar, apunta a un fallido reprocesamiento de combustible nuclear realizado por los trabajadores de la central. El complejo de Mayak habría intentado producir altas cantidades de cerio-144, muy radioactivo, para el laboratorio italiano del Gran Sasso. Algo habría fallado en el procedimiento, liberando rutenio-106 por todo el continente. Los mapas son consistentes: es en el sur de los Urales donde se concentraron los mayores volúmenes de radioactividad.

Historia. Mayak arrastra un siniestro historial a sus espaldas. Fundado tras la Segunda Guerra Mundial por las autoridades comunistas, produjo combustible nuclear tanto para el proyecto atómico soviético como para su incipiente red de centrales energéticas. En 1957 una explosión causó el tercer peor accidente nuclear de la historia, sólo por debajo de Chernóbil y Fukushima, y obligó a la evacuación de 10.000 personas en la zona. El gobierno soviético lo ocultó durante más de treinta años.

Los paralelismos con el desastre de Kyshtym son desasogantes, en especial para el estado ruso, propietario de la central. Quizá por ello siga negando o cualquier incidente en Mayak y desacreditando el estudio. Lo cierto es que las mediciones sobre el terreno arrojaron resultados por debajo de lo esperable, y que, en cualquier caso, la fuga no tiene efectos sobre la salud humana.

HBO. En cualquier caso, el timing es horrendo para las autoridades rusas, pocos meses después del lanzamiento de Chernóbil en HBO y de su éxito internacional. La serie apunta a la incompetencia y a la mentira como los dos vectores principales que causaron el accidente, enjuiciando, acaso de forma torpe, al sistema soviético. Tras su estreno, Rusia anunció la producción de su propia serie sobre la catástrofe nuclear para contrarrestar la sesgada visión de la cadena estadounidense.

La posibilidad de que hubiera un accidente en Mayak, y la inquietante constatación de que siga siendo posible ocultarlo a la comunidad internacional, supone una pesada carga para la serie. Y para la reputación de Rusia en seguridad nuclear.

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