“¿400.000 dólares por un casco? Espero que al menos conducir por ti”. Eso, que es lo que pensaríamos muchos si nos dieran esa cifra de gasto por pagar por el casco de un avión, no está tan lejos de la realidad. Este accesorio del avión F-35 es absurdamente caro, pero sus opciones, las posibilidades que ello nos permiten, son casi tan alucinantes como su precio.
El caza supersónico F-35 Lightning II es el proyecto militar más ambicioso de Estados Unidos de los últimos años. Cada uno de estos aviones cuesta aproximadamente 100 millones de dólares, con lo que el casco es “barato” en comparación. Para contrarrestar las críticas que estaba teniendo el proyecto la industria armamentística permitió que algunos periodistas probaran los aparatos. Los militares no lo llaman casco, lo llaman “workspace” o área de trabajo. Ahora veremos por qué.
- Tienes visión 360º, visible desde el casco a través de las pantallas de cristal líquido que tienes en el interior del aparato y que te muestran lo que pasa en el exterior.
- Dos cámaras externas: con ellas el piloto cuenta con un sistema de visor proyectado de alta resolución con un campo visual binocular de 40 grados de vista, a resolución de 1280x1024, y un canal independiente para cada ojo para proporcionar imágenes en 3D. Si se rompe una por lo menos puedes seguir viendo por la otra.
- Y puedes ver A TRAVÉS del avión. En serio, como si estuvieses volando tú solo y el vehículo no existirá. Lo permiten las seis cámaras infrarrojas distribuidas por el fuselaje que captan todo lo que ocurre fuera del caza.
- Head-up display: variables como velocidad, altitud, distancia de los enemigos. Tanto de día como de noche, porque el casco también tiene visión nocturna. El contratista Rockwell Collins defiende que las pantallas del casco tienen latencia cero.
- Todo eso en un casco militar bastante ligero. Fibra de carbono y múltiples procesadores que suman un total 2.4 kilos de peso, el equivalente a un portátil algo pesado.
- Y se adapta a la estructura de tu cabeza. Sus escáneres 3D hacen que cada pieza se amolde perfectamente al cráneo del piloto.
Entendemos perfectamente que quieras imaginar cómo es la experiencia con el casco puesto. Aquí va lo que tenemos hasta ahora:
A otro perro con ese casco
El gadget no viene exento de polémica, como todo lo que rodea el proyecto del F-35. En 2015 un piloto hizo públicos algunos datos preocupantes sobre la versión de la segunda generación del dispositivo: ese mismo casco que debería permitir a los pilotos compartir la información con otros F-35 ha estado dando muchos fallos en los ensayos.
La información no se envía, y cuando circulan en las proximidades más de tres unidades, los sensores se hacen un lío y le envían una imagen inexacta del cielo al piloto. Podría llegar a chocar contra algo o a enviar misiles contra un compañero. Además, los pilotos se mareaban, y la información del Head-up display tenía lag.
Por supuesto, este avión, que saldrá comercialmente este año para países como Estados Unidos o Noruega, ha sido mejorado desde entonces, y la tercera generación del casco de 2016 habría arreglado, según los desarrolladores, algunos de esos graves problemas que tenía anteriormente.
Pero no todos. Según el medio especializado DefenseNews el peso del casco causa un problema de seguridad en la eyección del piloto del avión. Habría un "riesgo elevado" para los pilotos entre 61 y 74 kilos de peso de sufrir un latigazo cervical. Los que pesen menos de 61 kilos sufrirían un accidente fatal. El contratista alegaba a mediados del año pasado estar trabajando en una versión más ligera del casco. Tal vez más cara.
SI crees que lo que has leído hasta aquí es ruinoso, te recomendamos que leas el reportaje que le dedicamos a ese mastodonte del gasto bélico que es todo lo referente a este proyecto aéreo. Trump, por cierto, dijo que se comprometía a dejar de invertir un solo dólar más en el F-35. Pero, como puedes comprobar por las fechas, ya es demasiado tarde para ello.
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