Hay un dato en Japón más terrible que el número de ancianos que están muriendo solos. Lo que tardan en encontrarlos

No es un dato cualquiera, es una cifra que debería ser una línea roja. La crisis demográfica en su máxima expresión.

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Este último año hemos escuchado muchas veces un mismo problema al que se está enfrentando, entre otros, Japón. El país ha envejecido tanto que hay escuelas cerrando y empresas de pañales locales que se van a centrar en las tallas de adulto. También están ofreciendo dinero contra la despoblación de áreas y la aparición de casas vacías se multiplican cada mes. Sin embargo, de todos los datos que escenifican el problema, ninguno como el que acaba de revelarse.

Morir solo. Japón lleva tiempo lidiando con lo que se conoce como "muertes solitarias", en las que personas que viven sin una red de apoyo fallecen y permanecen sin ser descubiertas durante períodos prolongados. Este año, el gobierno japonés ha revelado su primer recuento oficial de muertes solitarias en los primeros seis meses. La cifra: 28.330 ancianos.

Sin embargo, y como decíamos, hay algo mucho más terrible que indica el nivel de soledad de estas personas. Ese dato revela el número de ancianos que murieron y tardaron en encontrarlos, nadie los "reclamaba". Según la Agencia Nacional de Policía, las autoridades tardaron dos semanas o más en reconocer la muerte en 4.913 casos, es decir, el 17,3%, según los datos de la agencia para comprender la situación del problema de la soledad y el aislamiento, que el gobierno está trabajando para abordar.

El caso más infame. Las “muertes solitarias” preocuparon a la población a raíz de un caso ocurrido hace dos décadas en el país. El casero y los servicios públicos fueron deduciendo automáticamente de la cuenta bancaria de un anciano, y cuando finalmente se agotó, a las autoridades les sonó la voz de alarma y comenzaron a investigar. El hombre fue descubierto tres años después de su muerte.

De entre los casos actuales, los medios han reproducido estos días el de una anciana. Residía en una vivienda y llevaba más de tres semanas muerta en el suelo. La ocupante, de unos 70 años, fue descubierta cuando su casero intentó reclamar el impago del alquiler. No tenía familiares ni amigos que la vigilaran.

Más datos. En el primer semestre de 2024, la policía de todo el país gestionó un total de 102.965 cadáveres, incluidos los dejados por suicidios. De ellos, 37.227 eran personas que vivían solas y murieron en sus casas. Los de 65 años o más representaron el 76,1% de los casos, mientras que 473 eran de personas de entre 20 y 30 años y 71 eran casos cuya identidad no pudo determinarse.

En el 39,7% de los casos, la policía reconoció la muerte en el día o al día siguiente. En el 19,8%, el tiempo fue de dos a tres días, en el 12,5% de cuatro a siete días, en el 8,8% de ocho a 14 días y en el 19,3%, al menos 15 días. En el 2,7% de los casos, fueron necesarios al menos 91 días.

Perspectivas. El gobierno estima que, dadas las cifras actuales, casi 70.000 japoneses morirán solos este año, y parece que es una crisis que solo va a empeorar: Japón tiene la sociedad más antigua del mundo, con más de una de cada diez personas mayores de 80 años.

La soledad no es nueva. De hecho, hace unos años se creó un Ministerio de la Soledad después de que la nación viera como se habían disparado los casos de suicidio en 2020 tras varios años de declive. Para un país en el que el 15% de sus habitantes dice que no tiene ninguna relación social fuera de la familia (la tasa más alta de la OCDE), los confinamientos y los aislamientos de la pandemia habían hecho mella en la salud mental colectiva. Eso, unido a las bajas tasas de natalidad y el aumento de la esperanza de vida, ha ido creando un caldo de cultivo cuyos afectados finales son los mayores.

Es más, según los estudios, el 15% de los hombres mayores en Japón que viven solos tienen menos de una conversación cada dos semanas, y lo mismo le ocurre al 8.4% de hombres jóvenes y de mediana edad solteros. A nivel humano, hablamos del país más silencioso de la Tierra. Incluso hay ancianos que buscan ir a prisión para no quedarse solos (y pobres).

Ayudas. Contaba esta semana el medio ABC que, en todo Japón, los residentes de edad avanzada que sufren problemas de salud pueden tener derecho a distintos niveles de atención domiciliaria, pero los servicios de salud del país reclaman que solo pueden hacer algo "hasta cierto punto" para abordar el dilema de las muertes en solitario.

Hacen referencia a muchos casos donde, a veces, las personas no saben cómo pedir ayuda, otros han optado por aislarse de la familia y la sociedad en general. Por eso se han creado asociaciones en el país como Zero Lonely Deaths que luchan contra este problema. Son servicios comunitarios donde un grupo de voluntarios realiza controles de rutina a los residentes mayores del vecindario. Si ven algo sospechoso (no hay consumo eléctrico, no hay ruido alguno, nadie sale en tiempo…), se ponen en contacto con las autoridades para alertar.

En definitiva, Japón se encuentra ante un desafío demográfico de grandes proporciones, y las muertes solitarias de todos estos ancianos es una señal del largo tramo que le queda por delante.

Imagen | Timelessmoon, Kerosene

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