Más que por sus propiedades, añadir ciertas especias al café puede potenciar el sabor original o llevarlo a cotas inesperadas
No es una moda pasajera, ya que hay zonas del mundo que realizan la mezcla desde hace siglos
Parece mentira, pero en el mundillo del café hay varios debates acalorados. Existen varias corrientes que afirman que su forma de preparar y beber el café es más correcta que las contrarias, pero si hay que simplificar, podemos separar a los bebedores de café en tres bandos: los que lo prefieren sin aditivos, los que lo endulzan con edulcorantes y los que agregan un lácteo. Cuanto mejor es el café, menos necesario es edulcorar su sabor, ya que los cafés de especialidad no están amargos y tienen una serie de notas fácilmente reconocibles.
Sin embargo, hay una asociación cultural entre azúcar y café/té que seguirá con nosotros durante mucho tiempo y, según los estudios, el 38% de los norteamericanos añade azúcar al café. Pero… ¿y si en lugar de azúcar, añadiésemos especias como la pimienta, la canela o hasta el cardamomo al café?
Modas. El otro día, en una de las productivas reuniones semanales en Xataka, mi compañero Javier Jiménez se disfrazó de café. No de un café cualquiera: sino de un pumpkin spice latte. Algunos de los presentes habituales del Starbucks, que es la cadena que ha ayudado a popularizar esta versión (y otras como el 'oleato'), sabíamos perfectamente a qué se refería y por qué en esta época otoñal. Otros, no tanto.
"¿Cómo es eso?", se pudo escuchar. Nuestros compañeros de Directo al Paladar tienen una receta que te animo a probar, pero consiste en un café al que, entre otras cosas (como calabaza), añades especias como clavo, nuez moscada, jengibre y canela. También azúcar, demasiada para mi gusto. El resultado es un café que no se parece a ningún café que hayas tomado antes, ya que es 'cálido' no en el sentido de que esté caliente, sino porque te transporta a una tarde fría de otoño. El gurú del café, James Hoffman, también tiene otra genial receta:
Nada nuevo. Realmente, y más allá de las modas, esto del café con especias no es ni una moda norteamericana ni, sobre todo, algo nuevo. Aunque en Europa o en Latinoamérica pueda parecernos un sacrilegio añadir especias al café (azúcar no es raro, eso está bien), en otras partes del mundo es algo de lo más normal. Un ejemplo es el café árabe al que añaden especias como canela, jengibre, cardamomo o clavo.
Seguro que la receta tiene en cuenta las cantidades de las especias, pero en zonas muy tradicionales como pueden ser puestos en Missour, Marruecos, preparan la mezcla con las especias que tienen a mano y con unas medidas a 'ojímetro'. El resultado es un grano muy, muy fino que tiene un aroma potente, muy potente, pero un sabor que no 'pica' en la garganta y que es bastante suave. Al final, estas especias sirven para potenciar el sabor natural del café, como ocurre cuando mezclamos chocolate y sal, y la mezcla de café y especias lleva siglos con nosotros.
¡Cuidado, soy neurólogo! Hablamos de sabor, pero hay quien piensa que añadir especias al café puede aportarnos mucho más. Un ejemplo es el doctor Brandon Crawford, un neurólogo especializado en la salud y curación del cerebro que, hace unos meses, compartió con el medio She Finds su receta para hacer que el café sea una bebida aún más saludable.
El café, por sus propiedades nutricionales, ya es una bebida que nos aporta elementos como antioxidantes, pero Crawford piensa que añadir ciertas especias puede tener un impacto positivo sobre nuestro cerebro.
Las especias. Las especias son las que ya hemos ido mencionando, pero a continuación vamos a ver una a una las propiedades que aportan a nuestra taza diaria, según Crawford:
- Canela: regula los niveles de azúcar en sangre para mantener una buena función cognitiva y prevenir enfermedades neurodegenerativas. También es una forma eficaz de acelerar la pérdida de peso.
- Cúrcuma: tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que pueden ayudar a reducir la inflamación y el daño oxidativo en el cerebro, factores que están relacionados con enfermedades como el Alzheimer.
- Jengibre: es otro antiinflamatorio que también ayuda a equilibrar los neurotransmisores esenciales para la concentración y la agilidad cognitiva.
- Nuez moscada: mejora el estado de animo y puede contribuir a un estado mental más centrado y positivo gracias a sus propiedades neuroprotectoras.
- Pimienta negra: la piperina mejora la absorción de curcumina (de la cúrcuma) en un 2.000%. Esta combinación amplifica los beneficios de la curcumina en el cerebro, mejora la digestión y potencia la absorción de nutrientes.
El problema. Leyendo esto, parece que si no cuidamos nuestro cerebro es porque no queremos. Hay estudios que han investigado sobre las propiedades de estas especias y hay quien ha afirmado que algunas como la canela son superalimentos. El problema es que hay quien puede pensar que esas propiedades de las especias van a mejorar considerablemente nuestra salud (el café sí puede tener este efecto más directo), y parece que la de Crawford es una voz solitaria en este campo.
Hay que tener en cuenta que las cantidades que tomamos son ínfimas y, si bien tienen muchísimas propiedades, los hábitos de salud diarios como dormir bien, realizar una desconexión digital o practicar actividades que generen endorfinas, tendrán un impacto más inmediato y fuerte en nuestro organismo y estado de ánimo.
La clave es la molienda. Ojo, no significa que esté mal añadir esas especias al café y otras comidas, pero si lo haces, estaría bien considerar como principal motivación el sabor. Y no es tanto agregar especias en polvo de supermercado al café (como podemos hacer en una cafetería con la canela en un capuchino), como moler directamente los granos junto a las especias enteras. Al igual que ocurre cuando molemos el café antes de prepararlo, de ese modo se libera todo el sabor y aromas de las especias, potenciando mucho más lo que queremos conseguir: un sabor diferente en nuestra taza de café.
El café con especias es una cosa. Si no sabías que eso de añadir especias al café es algo que se hace (ya decimos, desde hace siglos), puede que te estés preguntando por dónde empezar. No es tan sencillo como echar un puñado de clavo y media barrita de canela al molinillo junto al café, ya que si te pasas con las cantidades, arruinarás la taza. Es un sabor mucho más exótico y hay baristas que recomiendan empezar añadiendo jengibre y canela, puesto que son dos de los que, en principio, mejor casan con el café. Hay quien comparte recetas con cayena, pero no me he atrevido.
Si eso también implica dar un pequeño impulso al cerebro, mejor que mejor, pero el sabor es lo que nos debería motivar a la hora de sustituir el azúcar de nuestro café por algo más exótico. Algo interesante será esperar a investigaciones a fondo sobre los efectos del café con especias sobre nuestro organismo. Lo que sí están saliendo a la luz son estudios sobre cómo el café influye en nuestro cerebro.
Imágenes | Tamanna Rumee, Nathan Dumlao
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