Ya nada es normal ni lo será durante las próximas semanas. Casi cada hora nos encontramos con una nueva y sorprendente forma en la que los seres humanos están reaccionando a esta crisis, un millón de nuevos escenarios que somos incapaces de adelantar en su totalidad por avanzar todo demasiado rápido para una única psique humana.
Hay gente alquilando a sus perros.
Como una de las excepciones a las restricciones de movilidad impuestas es el poder sacar a pasear a tu perro (de momento una única persona, manteniendo en todo caso la distancia de seguridad de un metro con otros ciudadanos) como medida de higiene, hay gente que ha visto el negocio en ofrecer a estos animales “para evitar la cuarentena y evitar ser multado”. “El estado de alarma nos permite pasear a nuestras mascotas. A mí me da pereza, así que si alguien tiene ganas de salir a dar un paseo, le alquilo a mi perra para que tenga salvoconducto”, dice uno en Milanuncios; “se entregará comida y cagada. Cuarentena completa: 2.700 euros”, dice otro. Los precios que se han registrado oscilan entre los 5 y los 50 euros la hora.
A estas horas estos mensajes han sido borrados tanto de Wallapop como de Milanuncios. Es una medida de bloqueo de la falta de civismo ajena similar a la eliminación de la venta de mascarillas y geles desinfectantes sobrepreciados que ya se vieron en Amazon.
Estos feos gestos, que en muchos de los casos habrán sido poco más que bromas, son mejores que otros que también se han visto estos días, con hogares que han abandonado en la calle a sus perros bien por desconocimiento de cómo funciona la trasmisión del COVID-19 bien aprovechando la coyuntura y haciendo aquello que deseaban hacer con sus mascotas tiempo atrás.
El permiso para el paseo de perros ha sido muy criticado y está en disputa, especialmente se ha comparado la baja gravedad de esta necesidad con la carga que está suponiendo el confinamiento forzoso de niños, que en algunos hogares están al límite cuando apenas llevamos dos días oficiales de cuarentena y el gobierno ya adelanta a los medios que no descartan que el encierro se vaya a extender más allá de las dos semanas.
Si la pobre Bea no puede salir a la calle nosotros tampoco. Nadie lo está pasando peor que ella. Sacrifiquemonos coño pic.twitter.com/wL9dFsD69D
— Nava (@Nava_84) March 14, 2020
Lo cierto es que, aunque durante los primeros instantes del bloqueo las autoridades de Wuhan no permitieron pasear a los perros, después sí permitieron hacerlo, aunque en duras condiciones restrictivas. El Gobierno permitió incluso que un grupo de voluntarios fuese a los hogares de los ciudadanos que se habían quedado fuera y sin posibilidad de retorno a sus casas y que tuviesen en ella mascotas, a las que pudieron ver esporádicamente por Facetime mientras los vecinos les llevaban agua y comida. Aún con todo, miles de perros fueron abandonados y otros tantos murieron dentro de las casas por inanición.
Un estudio realizado sobre 18.000 ciudadanos chinos sobre las consecuencias psicológicas de la larga cuarentena de Wuhan reveló que un 42.6% de los encuestados dio síntomas de ansiedad relacionada con el coronavirus y un 16.6% indicios de depresión en distintos niveles de gravedad, todo ello a pesar del “estigma muy prevaleciente” dentro de la sociedad asiática con respecto a las enfermedades mentales. Por ello, y aunque sea gracioso, los permisos de salida y el cuidado de mascotas se revelan como dos dimensiones muy importantes de nuestras vidas en las próximas semanas.