World es EL juego de lo que llevamos de año. Sin embargo, hace dos días, la búsqueda de la palabra "Wordle" en la App Store ya arrojaba un puñado de aplicaciones que imitaban el nombre y la jugabilidad del sencillo juego de palabras que se ha vuelto viral en las últimas semanas. Lo curioso es que ninguna de esas apps había sido creada por Josh Wardle, el ingeniero de software de Brooklyn que creó el juego gratuito el octubre pasado. Por eso, Apple se ha lanzado recientemente a eliminar (con retraso) las copias que obstruían la tienda y el futuro de Wordle.
Esto probablemente no signifique el final de los plagios de Wordle. Algo que refleja el complicado panorama legal que rodea a las apps de imitación y los mecanismos de protección que los desarrolladores tienen a la hora de reclamar sus ideas originales.
¿Quién es el dueño de Wordle? Para empezar, es importante saber que el juego básico de adivinanzas de cinco letras subyacente a Wordle no es en sí misma una idea original. El mismo juego fue popularizado por Lingo, un programa de juegos de los años 80 en EEUU. El juego de lápiz y papel para dos jugadores Jotto, que se remonta a 1955, también sonará familiar a los jugadores de Wordle. Antes de eso, desde el siglo XIX se jugaba una versión más tradicional del juego llamado Bulls and Cows.
En realidad, nada de esta historia significa un problema legal para Wordle. "Siempre que tienes derechos de autor, estás protegiendo la expresión, no la idea", explicaba el abogado Mark Methenitis en este artículo de Ars. En otras palabras, es extremadamente difícil registrar los derechos de autor de una mecánica de juego abstracta como "adivinar palabras de cinco letras y dar pistas basadas en las letras correctas". Un desarrollador de juegos puede solicitar una patente sobre una idea original, un proceso legal que se ha utilizado para estrangular clones de videojuegos en el pasado. Pero obtener una patente es un proceso largo y arduo.
¿Qué ha pasado? Aparte de las marcas registradas, las mismas leyes de derechos de autor que protegen a Wordle ayudan a proteger a cualquiera que quiera hacer su propia versión de la misma idea. Eso significa que no hay mucho que la ley pueda hacer para evitar que existan otros juegos de adivinanzas de cinco letras. Mientras que la idea de Wordle no es muy legalmente defendible, la expresión específica del juego de esa idea sí lo es. Por lo tanto, un clon que copie la interfaz de usuario, el diseño y otros elementos de diseño de la versión de Wardle aún podría infringir la ley.
El ataque de los clones. Y eso mismo ha sucedido. El creador Zach Shakked, fue particularmente descarado al alardear en Twitter sobre el éxito repentino de su versión clon para iOS, que obtuvo cientos de suscripciones para la opción de "premium" de €30 al año. No pasó mucho tiempo hasta que un famoso programador lo criticara en Twitter, lo que llevó a Shakked a defenderse de manera desafiante: "Wordle es una copia de otro juego" y "Wordle, la palabra no es una marca registrada, y hay un montón de otras aplicaciones de palabras no relacionadas que se llaman igual".
Shakked también afirmó que "ya estaba trabajando en una actualización con una interfaz de usuario diferente" que podría eludir cualquier reclamo de derechos de autor. Aunque al final acabó admitiéndolo: "Me di cuenta de que crucé una línea. Y seguramente nunca volveré a hacer nada ni remotamente parecido a esto. La cagué".
Una marca libre para todos. Aparte de los derechos de autor o las patentes, una marca registrada podría al menos proteger legalmente el nombre Wordle de ser explotado por imitadores. Pero a diferencia de los derechos de autor, que se aplican automáticamente cuando se publica un trabajo, las marcas comerciales ofrecen una protección muy limitada hasta que se registren en la Oficina de Patentes y Marcas de EEUU.
Una búsqueda rápida en el sitio web de la USPTO muestra dos marcas anteriores para el software llamado "Wordle", una de 2010 y otra de 2013. Ambas fueron abandonadas poco después de su presentación original, pero aparentemente Wardle no ha presentado su propia marca registrada en su nombre. Eso ha dejado la marca comercial "Wordle" legalmente en juego, una situación de la que se ha aprovechado también una empresa llamada Monkey Labs Inc. El 7 de enero, presentaron su propia solicitud de marca registrada para "Wordle".
El papel de Apple. Más allá de la legalidad, existen problemas éticos e incluso de reputación definidos con la clonación desvergonzada de una idea popular. Apple intenta ofrecer cierta protección contra esto, utilizando las pautas de su App Store para detener la propagación de plagios de juegos (con un éxito cuestionable). La sección 4.1 de esas pautas llama específicamente a los "imitadores", diciéndoles a los desarrolladores directamente que propongan sus propias ideas: "Sabemos que las tiene, así que haga que las suyas cobren vida. No se limite a copiar la última aplicación popular en la App Store".
Sin embargo, esa cláusula proporciona un giro interesante en el caso de Wordle, porque el juego se creó como una aplicación web sin una versión nativa oficial de la App Store. Esto dejó un vacío legal para que los desarrolladores lo explotaran. No hay forma de que un creador de una aplicación como Wordle reclame su nombre en la App Store, ni tampoco hay forma de que incluyan su web para llevar a los usuarios al lugar correcto. El giro final fue el esperado: Apple ha terminado eliminando todas las copias de Wordle de su tienda.
El espíritu original del juego. A diferencia de Zach Shakked, quien intentó monetizar Wordle, el creador original, Josh Wardle, promete que el juego viral seguirá siendo gratis y sin publicidad. Es su espíritu y su razón de ser: "No entiendo por qué algo no puede ser simplemente divertido. No tengo que cobrarle dinero a la gente por esto e idealmente me gustaría que siga siendo así. Tampoco hay anuncios y no estoy haciendo nada con sus datos, y eso también es bastante deliberado".
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