La pizza: fácil, sencilla, elegante, para toda la familia, rica y nutritiva, quizá un poco original, ligeramente aberrante cuando le añadimos piña, pero pizza al fin y al cabo. Es difícil reinventar un concepto tan milenario y elemental. Y cuando se intenta, como Telepizza en varias encarnaciones, el resultado tiende al desastre sin paliativos.
¿Estamos seguros de esto? No en Brasil, tierra de oportunidades, donde un héroe ha logrado reinventar por completo el concepto de la pizza a través de platos que rozan la demencia y la locura genial, en un ejercicio permanente de innovación publicitaria que pone en evidencia a todas las carreras de Márketing del mundo. Si quieres diferencia a tu producto de la competencia sólo tienes que hacer dos cosas: hacer otro producto y comprender la naturaleza de Internet, en un trolleo permanente, mejor que la propia red.
Nuestro amigo tiene su establecimiento, la Pizzería Batepapo, en Guarujá, una ciudad costera cerca de Sao Paulo, la ciudad más importante del país a nivel económico. Dado su carácter portuario y abierto al mundo, era de esperar que aquí surgieran hallazgos culinarios tan indescriptibles como la pizza olímpica, la pizza con un agujero en el centro para que metas la cabeza y la pizza con bombonas de butano. Sí, bombonas de butano.
¿Alguien lo había pedido? No. ¿Era necesario? Absolutamente.
¿Más cosas? En su menú podemos encontrar otras pizzas alucinantes como una rellena de lacasitos en su centro, una de cuatro sabores diferentes con una maldita batidora encima, otra donde puedes utilizar el rodillo de amasar en la propia pizza, a medio hacer, y otra que tiene un gigantesco pollo asado incrustado en medio de la masa. La poética visual de las creaciones del cocinero brasileño es evidente, aunque aún no hemos llegado a comprender toda la profundidad filósifica y narrativa de sus obras de arte circulares.
En su perfil de Facebook hay más grandilocuentes maravillas, como esta pizza calabresa de tres metros de diámetro.
Lo más intrigante son sus pizzas con cosas desparramadas por encima. Ollas, ruedas que pasan por encima de otras pizzas, aspiradoras, un trozo descomunal de bacon, una botella de Coca-Cola, muñecos Minion, sandías abiertas en canal o mogollón de botellas de alcohol. Antes que dentro del apartado gastronómico, Pizzería Batepapo bien podría entrar dentro de la categoría de arte abstracto, en directa relación, por su tono provocativo y reflexico sobre la propia naturaleza de la comida, con el arte dadaísta.
El Tristan Tzara de nuestro siglo. Si viajáis a Guarujá, por favor, enviadnos fotos.
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