¿Te gustaría pasear por los Andes y encontrarte con una familia de elefantes? ¿Tal vez mejor por las praderas de Dinamarca y verles caminando sin que estén en cautividad? Eso es lo que dijeron Ole Sommer Bach y otros compañeros suyos del zoo de Randers Rainforest... justo antes de que la gente se riese de ellos al darse cuenta de que hablaban más de un plan estratégico que de una ensoñación.
Más concretamente, la controvertida idea de esta comunidad de amantes de los animales es la de la repoblación del elefante asiático en Europa y otras zonas de América. Territorios que, por increíble que suene, eran hábitat natural de estos animales. El objetivo final de estos ecologistas con esta medida no es otro que retroceder el reloj del ecosistema 13.000 años, un tiempo que a nosotros nos parece enorme pero que para los ciclos de la naturaleza no son más que un respiro.
Y con muchos problemas por el camino se han topado, desde el descrédito de buena parte de la comunidad científica (el ecologista evolutivo Dustin Rubenstein ha dicho que esta medida sería una propuesta “ligeramente mejor que Jurassic Park”) hasta muy posiblemente los dueños de tierras y ganaderos, que se encontrarían con un escenario imprevisto para su flora y fauna.
Pero también tienen otros apoyos, entre ellos, el de ciertos biólogos que han hecho pruebas in situ sobre esta idea de repoblación de grandes mamíferos. Hay un rancho en Nuevo México que ya tienen animales de la época del Pleistoceno, en los Países Bajos hay ecologistas a la espera de que den luz verde a su proyecto de acoger un proceso de repoblación calculado de aves de los humedales, y en Rusia está el Pleistocene Park, un lugar tan estrambótico que pretenda que los mamuts vuelvan a caminar por sus terrenos... mientras en su ecosistema y acoge a leones y elefantes.
Proteger a los grandes mamíferos, nuestra tarea pendiente
Así que sí, es bueno que abramos el debate de la repoblación y de la megafauna, entre otras cosas, porque todo lo que implique hacer un repaso a la memoria histórica animal e incorporar animales gigantes a nuestros territorios nos parece algo a tener en cuenta.
La megafauna es el término que usamos, especialmente en el ámbito académico, para describir a las grandes poblaciones de mamíferos que vivieron con los humanos y que no estaban domesticados. El grueso de la megafauna a la que nos referimos es la del Pleistoceno, considerada arquetípicamente como la de la última era glacial, en la que mamuts o rinocerontes gigantes paseaban por lo que entonces abarcaba América, Australia y Eurasia, hace 10.000-40.000 años.
Volver al ecosistema de los hombres de las cavernas, una idea que nos representa
Muchas especies de la megafauna del Pleistoceno, como el rinoceronte lanudo, se extinguieron aproximadamente al mismo tiempo. La caza realizada por los humanos modernos y los neandertales es citada con frecuencia como una de las causas, y aunque tengamos una muy buena parte de la responsabilidad (no hay más que ver cómo tratamos a los depredadores mamíferos a día de hoy), otras teorías resuenan con fuerza, como el cambio climático asociado con el retiro de los glaciares y la hipótesis de la superenfermedad.
La buena noticia es que a los elefantes podemos volver a incorporarlos inmediatamente a nuestro territorio. Con otras especies de mamíferos de gran tamaño no es tan fácil, pero como hemos visto, varios científicos ya están en ello (y quién sabe, es muy posible que lo consigan, con divertidos resultados). Por eso merece la pena repasar (e imaginar) con qué tremendos bichos podríamos estar caminando ahora mismo en Europa (en el reparto por continentes es posible que hayamos salido ganando), como lo hicieran antiguamente nuestros antepasados. Tuya es la decisión de si esto te despierta más interés, simpatía, fascinación o miedo.
Mamut lanudo o primigenio
O mamut de la tundra, o mamut hippie, por el pelazo en forma de melenas del que hacía gala durante la edad del hielo. Decir que un Mamut es un elefante grande y con pelo podría no ser ninguna tontería, ya que comparten un ADN de casi el 99%. Se dice que hay muchas subespecies de mamuts, también de los que se extinguieron en Europa. Por suerte, hemos podido encontrar muchos ejemplares congelados en el hielo, y en regiones siberianas podrás visitar y contemplar los restos encontrados.
Rinoceronte lanudo
Es el que hay dibujado en la cueva de Chauvet (o eso creemos). Vivió entre la zona de España y Siberia durante el Pleistoceno, y sobrevivió al último periodo glacial (un amante del frío nato, este rinoceronte). 4 metros de longitud y 4 toneladas de bestia, más grande que el rinoceronte blanco. Se cree que eran herbívoros, y que tenían muy mal genio, del que sus cuernos de hasta un metro de longitud podían dar buena cuenta.
Uro europeo
Es más o menos el páter de nuestros animales bovinos domésticos actuales. Aunque se cree que el cornudo animal surgió en Asia central hace aproximadamente 2 millones de años, la última subespecie en extinguirse fue la europea, hace 400. Culpa de la caza y la domesticación. Para que te hagas una idea, tenía el aspecto de un toro más grande, a lo búfalo, con una enorme cabeza, de espalda "gibosa" a consecuencia de las largas espinas vertebrales torácicas que poseían.
Lirón gigante menorquín
Este sí que es nuestro, un conejo de 12 kilos incapaz de saltar y que se pasaba el día comiendo. En 1989 se encontraron los primeros restos de esta criatura del pleistoceno y el holoceno en Punta Nati, y lo describen como un conejo torpe, como un castor fuera del agua.
Pika sarda
Los de Cerdeña también veían en este roedor venido a más un “conejo gigante sin cola”, casi casi como el lirón gigante. Lo que también consideraban los italianos es que era una exquisitez. Tal vez por eso este mamífero se extinguió alrededor de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, aunque otras teorías apuntan a que la causa principal fue la inclusión en estos aislados territorios de otros predadores.
Homotherium
Tamaño de león, estilización de pantera, belleza de dientes de sable. Este felino de largos colmillos viene de muy atrás en el tiempo, hace 5 millones de años, y hace 3 millones de años abandonaron África y colonizaron progresivamente Eurasia y América, creando una hegemonía territorial que les permitió ser los originarios de muchas más especies. Sobrevivieron porque cazaban (crías de) mamuts y mastodontes, una especialización temática que otros grandes mamíferos no lograron. Pero claro, al caer la glaciación y cuando murieron estas presas, ellos también se vieron arrastrados a la extinción.
Alce Irlandés
¿Qué tal recuperar el animal cérvido más grande de la historia? Es como la idea de lo que sería un ciervo en una ficción del medieval inventado: exageradamente grande, como lo son sus desproporcionadas cornamentas, y el diformismo sexual del que sufrían las hembras, mucho más pequeñas que sus contrapartidas masculinas. Vivía en Eurasia, y se cree que la razón de su extinción no fue la caza de los humanos, sino posiblemente la osteoporosis.
Panthera tigris virgata
O tigre persa. No es el más grande (le ganaban el siberiano y el de bengala), ni siquiera el más bonito, pero sí una de las especies tigrescas más dignas de ver. Se le llamaba el leopardo viajero porque a diferencia de otros animales de la misma rama este sí viajaba. Terminó con esta raza la Rusia zarista, que en los inicios del siglo XX decidió que no había lugar para el tigre en las tierras que bordeaban el mar Caspio y se ordenó al ejército que se asegurase de exterminarlo, labor que completó en poco tiempo. Es posible que para 1970 se exterminase al último ejemplar de este primo hermano del tigre siberiano.
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