Un artículo circula a esta hora como la pólvora. Se titula "Vi fedjlede", "Hemos fallado" en danés, lo firma un periodista de Ekstra Bladet, periódico de tirada nacional, y acumula miles y miles de compartidos. "Uno de los mayores diarios de Dinamarca se está disculpando por su cobertura de la pandemia al publicar sólo mensajes oficiales del gobierno sin cuestionarlos", reza uno de los mensajes más virales del día. ¿Es así?
Las palabras. El artículo no es exactamente una disculpa, sino una suerte de crítica generalizada hacia la respuesta de Dinamarca a la pandemia. "Durante dos años tanto la prensa como la población hemos estado hipnóticamente atentos a las cifras de las autoridades", escribe su autor, Brian Weichardt, en la primera línea. "No hemos estado lo suficientemente atentos" cuestionando a las autoridades por la diferencia entre "hospitalizados con coronavirus" y no "por coronavirus".
El contexto. Weichardt aporta una cifra: "Las cifras oficiales de hospitalización han resultado ser un 23% más altas de lo que realmente eran". Se refiere a una polémica reciente en Dinamarca en la que el gobierno rebajó las cifras de ingresos por covid al considerar, tiempo después, que muchos eran "con" covid. Un matiz que, en la visión del autor, agravó la realidad de la pandemia de cara al público, facilitando un estado de "alerta mental" permanente y muy pesado para la población.
La columna carga más tarde contra la excesiva confianza que el gobierno depositó en la vacuna (los casos han subido este invierno en Dinamarca, 79% de la población inmunizada, al igual que en España). "Hay algo que sí merece el término super. Ya sean las vacunas, los hospitales o una mezcla de ambas, depende de cada uno. Pero desde luego no lo merece la comunicación de las autoridades a la población", finaliza.
¿Qué significa? Por un lado, no es "la opinión de un periódico", como se está compartiendo, sino una columna de un periodista particular. Tampoco son unas disculpas, sino una crítica al gobierno. El diario, Ekstra Bladet, es un tabloide (pensemos en Bild) cuyas coberturas tienden a ser agitadas y sensacionalistas. El tono general del artículo subraya otras líneas de pensamiento comunes en Europa: un "no-era-para-tanto" que critica el "estado de alerta" inducido por los gobiernos, no la prensa.
¿Por qué se comparte? Lo interesante no es tanto el artículo ni la situación de Dinamarca en sí, sino cómo lo ha interpretado el resto del mundo. Una buena parte de los compartidos en Twitter provienen la esfera anglosajona y se redirigen hacia la prensa local. "Uno de los principales periódicos de Dinamarca se disculpa por su fracaso periodístico al replicar los mensajes del gobierno sin cuestionarlos. Ojeando el New York Times", escribe un opinador conservador muy crítico con las restricciones estadounidenses y que acostumbra a referirse a los "cultistas del covid".
Motivaciones. La columna, por un lado, reafirma a un espectro de opinión harto de las restricciones y que considera que es hora de pasar página frente al coronavirus. En Estados Unidos y otros países siempre ha estado muy movilizado. Por otro, subraya una percepción general en buena parte de la población global: los medios de comunicación han actuado de forma irresponsable frente a la pandemia. Han exagerado, han distorsionado, han agitado, han sobre-explotado informativamente el covid.
La receptividad de las redes a un remoto artículo de opinión danés ilustra hasta qué punto el periodismo es percibido como parte-del-problema en todo el mundo. En España podemos pensar en Al Rojo Vivo o los informativos y la presentación de las cifras de contagios en un tono apocalíptico y dramático, sin contextualizar respecto a previas olas o sin tener en cuenta los datos de hospitalización. Para un público que lleva meses instalado en la fatiga pandémica, la sensación de agitación artificial y mero ardid para ganar audiencia es clara.
Imagen: NATO/Flickr
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