De un tiempo a esta parte el turismo de lujo ha pasado a mutar de manera cuantitativa. El prestigio o la calidad de los establecimientos más premium ya no se mide tanto en el “número de… “, sino todo lo contrario. En un escenario donde las “capitales” del turismo tratan de evacuar las hordas de gente para seguir siendo sostenibles de alguna manera, un espacio "imposible" perdura en el tiempo como un pequeño oasis, uno donde el verdadero “lujo” es lograr llegar hasta allí.
El refugio. Este pequeño paraíso se encuentra en Suiza, famosa por sus cabañas alpinas y hoteles aislados. Sin embargo, el hotel Alp Grüm es “algo” distinto. Es, literalmente, un verdadero refugio en medio de la naturaleza. Ubicado en la región de Graubünden, a una altitud de 2.091 metros, el alojamiento es único en su especie por su total desconexión del mundo exterior. Diez habitaciones únicas en un espacio que también es estación de tren (y la última parada).
No es un eslogan más. Durante 12 horas al día, de 20:00 a 08:00 de la mañana, Alp Grüm queda aislado del mundo, no hay acceso a él porque no hay línea ferroviaria, lo que lo convierte en un espacio de calma absoluta rodeado entre montañas de postal, glaciares y silencio, mucho silencio. Como cuenta a la BBC Primo Semadeni, su gerente durante los últimos 18 años, el lugar es todo un desafío, pero también una bendición, debido a su soledad y cercanía a la naturaleza.
Cuando llegar es el lujo. El acceso a Alp Grüm es limitado y parte de su atractivo radica en la dificultad para encontrar sus puertas. Ni siquiera hay caminos que conduzcan al hotel, y las opciones para llegar son a pie, con una caminata larga que, sí o sí, no se recomienda en invierno, o a través del llamado Ferrocarril Rético. Este tren, que serpentea entre las pequeñas localidades de Pontresina y Poschiavo, atraviesa el Paso Bernina antes de detenerse en la estación de Alp Grüm, la única forma de llegar durante todo el año.
El establecimiento se encuentra en una ubicación espectacular e insólita, entre la lengua romana al norte y el italiano al sur. Su fachada de piedra, que fue remodelada en 1923, le da un aire de villa italiana, mientras que el restaurante de la plataforma ofrece degustar platos locales como la pizzoccheri (un tipo de pasta originario de la Valtelina, en la provincia italiana de Sondrio).
El ferrocarril y el pasado. Tanto el hotel como la estación Alp Grüm tienen una historia conectada con el Ferrocarril Bernina, la línea más alta de los Alpes, que abrió en 1910. Este proyecto ferroviario, que unía Suiza con Italia, fue revolucionario para su época, ya que acortó y mucho los tiempos de viaje y abrió el paso para los turistas y comerciantes en una ruta que antes resultaba extremadamente peligrosa, especialmente en invierno.
A lo largo de los años, el tren ha seguido funcionando, incluso en las condiciones más adversas, sobre todo gracias a la adquisición de un quitanieves en 1910. En la actualidad, la línea Bernina sigue operando casi sin interrupciones, lo que ha facilitado el acceso al remoto enclave alpino.
Vivir en Alp Grüm. Semadeni explicaba que "a pesar de los desafíos, la belleza de Alp Grüm sigue intacta. Los glaciares y lagos cercanos, como el Glaciar Palü y el Lago Palü, ofrecen un espectáculo natural que hipnotiza a quienes visitan". Desde su posición estratégica, el hotel ofrece vistas inigualables (las fotos de los clientes que se hospedan son una maravilla), con los rieles del tren serpenteando en la distancia y las majestuosas montañas elevándose por encima.
Alp Grüm frente al turismo masivo. Llevamos mucho tiempo contándolo. De un tiempo a esta parte, algo parece estar cambiando en el turismo y las ciudades. Es posible que el comportamiento de los turistas no haya empeorado en comparación con el pasado, el problema es la cantidad. La masificación ha exacerbado los conflictos entre visitantes y locales. En ciudades como Barcelona, las autoridades han llegado a retirar rutas de autobús de Google Maps para evitar que los turistas desplacen a los residentes, mientras que, en Venecia, se han comenzado a aplicar tarifas diarias a los turistas para controlar el flujo.
Frente a ello, conceptos como Alp Grüm, cuyo lujo es simplemente llegar, parecen ser el verdadero oasis entre “tanta” opción.
Imagen | Paradise Chronicle, Hansueli Krapf, Miroslav Volek
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