Los hoteles Hilton han abrazado la causa ecologista. Por la vía de ser más sucios (y recortar gastos)

Sentirse como un rey en los hoteles tiene un coste, monetario y también medioambiental. Ahora las cadenas de hoteles van a trabajar en rebajarlo.

La medida de los Hilton: la famosa cadena hotelera estadounidense, símbolo del lujo y la hospitalidad, ha anunciado que eliminará su política de limpieza automática diaria de habitaciones (se salvan de la medida los de cinco estrellas y los de Asia-Pacífico). Pasará a un plan por el que se limpiará al finalizar la estancia del huésped o automáticamente cada cinco días si la reserva es por más tiempo consecutivo. Pese a todo, el cliente siempre podrá solicitar que le limpien la habitación, con un máximo de una vez por día (y sin coste), si se toma la molestia de indicarlo.

Las excusas. Los de los Hilton hicieron una encuesta en tiempos de pandemia. En ese inusual contexto, los huéspedes indicaron desear tener el mínimo contacto posible con el personal de limpieza, para protegerse de posibles contactos covid, por lo que han decidido automatizar esta preferencia. También, según sus análisis internos, no todos los clientes desean ser molestados con el proceso de limpieza cada día, valorando más su intimidad. En otros medios no han dado estas razones, sino otra muy curiosa: es una medida medioambiental. Limpiar cada día gasta mucho agua y electricidad para un servicio que, en el fondo, no es estrictamente necesario, sino un gasto ostentoso.

Y la otra cara. Los hoteles van mal. Concretamente el Hilton vio caer sus acciones a la mitad en el mes pandémico (desde entonces se han recuperado) y perdió 362 millones de beneficios en el segundo trimestre de 2020 tras hundirse un 77% su facturación. Por los cambios en los comportamientos de los usuarios, como por ejemplo la disminución sistémica de los viajes de negocios, no se espera que los hoteles de este tipo vuelvan a los niveles de reservas prepandemia en mucho tiempo, con una pérdida de en torno al 10% de volumen. La limpieza es uno de los puntos más costosos en términos de contratación de personal y donde más fácil es recortar gastos.

El primero de muchos. A raíz de su anuncio Ray Bennett, director global de Marriott, declaró a CNBC que "cada vez más huéspedes [de Marriott] han pedido que [el servicio de limpieza no] venga a su habitación ...". Los representantes del sector hotelero han encomiado la propuesta de Hilton y han dado distintos razonamientos de que no necesitamos vivir en un mundo tan excesivamente higiénico. Forbes lista un amplio conjunto de grandes cadenas que llevan décadas ofreciendo programas del tipo “elige la opción ecológica” o “por una estancia más ecológica” incitando a los clientes a no pedir limpieza diaria. En muchos casos, las recompensas vienen en forma de puntos de fidelidad, vales de comida y bebida y otro tipo de incentivos. Lo mismo venía ocurriendo con las toallas, que requieren del uso de la lavandería. Se va extendiendo el recambio cada dos o tres días en vez de una rotación diaria.

El cambio laboral. La llamada “gran renuncia” está llevando a que en determinados sitios la escasez de trabajadores, también de limpieza, demanden mejoras salariales. Esto dañará tanto su margen de acción como la cantidad neta de puestos de trabajo disponibles en todos estos hoteles. Según el sindicato Unite Here, si la puesta en marcha de esta medida se extiende al resto de cadenas hoteleras supondrá la pérdida de 181.000 empleos en EE.UU., como el 40% de todo el ramo, y que el ahorro en salarios para las empresas podría llegar a 4.800 millones de euros. Otros analistas de industria no lo ven así, y estiman que la rebaja final de personal, valorando todos los factores, será de un 14%.

Por supuesto que contamina. Sí, los hoteles tienen una huella medioambiental energética anual equivalente a “10 millones de coches”, generan 861.000 kilos de residuos y gastan lo que 100.000 piscinas olímpicas de agua cada año. Aterrizando en algo más concreto, la limpieza de una habitación de un hotel de cuatro estrellas supone, dice este estudio, 35 litros de agua, 100 ml de químicos y 1.5 kWh de electricidad.

¿Incomodidad? Lo que algunos usuarios alegan es que, si para el viajero de clase media el hotel suponía un plus de confort e higiene con respecto a un Airbnb, donde la limpieza es normalmente semanal, con esto las cadenas están recortando el atractivo de sus alojamientos donde más pueden diferenciarse.

¿Y el siguiente recorte? Los buffets, que también es otro de los puntos de gasto al que las cadenas tienen echado el ojo y que, se estima, alientan el desperdicio alimentario en mayor grado que el cobro por pieza.

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