No es habitual que el alcalde de una gran ciudad sea humillado en la vía pública por sus ciudadanos. Pero sucedió ayer en Minneapolis, durante las enésimas protestas por la muerte de George Floyd. En esta ocasión, los manifestantes se organizaron en torno a una exigencia concreta: desmantelar el Departamento de Policía, o en el mejor de los casos reducir su financiación ("defund"). El alcalde, Jacob Frey, se negó.
¿Abolición? Las marchas culminaron en el domicilio de Frey. Conminado a salir por miles de personas, se enfrentó a las preguntas de una portavoz. "Jacob Frey, tenemos una pregunta para ti. Sí o no, ¿te comprometes a desmantelar el departamento de policía de Minneapolis?". Frey, visiblemente incómodo, le responde: "¿Abolirlo?". Acto seguido, la portavoz enardece sus palabras y se dirige al público, invitándole al alboroto.
"Sí o no, ¿te comprometes a desmantelar el departamento de policía de Minneapolis?". Frey, rodeado de manifestantes y en un ambiente cargado, responde: "No apoyo la abolición absoluta de la policía".
Demonstrators booed Minneapolis Mayor Jacob Frey out of a rally on Saturday after he declined to commit to defunding the police. Read more about the protests in the U.S. here. https://t.co/zHv8ocIPXj pic.twitter.com/8WPMnyFXjP
— The New York Times (@nytimes) June 7, 2020
"Shame, shame". De forma inmediata, los manifestantes comienzan a abuchearle. Frey abandona la escena mientras miles corean "¡Vete a casa, Jacob!" o "Shame, shame, shame", evocando el célebre tormento de Cersei Lannister en Juego de Tronos. El episodio ilustra la enorme presión que afrontan los alcaldes estadounidenses para reformar sus departamentos de policía. Frey es un alcalde joven y demócrata. Y pese a todo, fue humillado.
El anuncio. No todos los políticos de Minneapolis han tomado la postura de Frey. También ayer, nueve concejales del ayuntamiento, una mayoría a prueba de vetos, anunciaron su deseo de "desmantelar" la policía local "tal y como la conocemos". En su lugar, aspiran a "reconstruir nuestra comunidad con un nuevo modelo de seguridad pública que realmente proteja a nuestra comunidad". Una idea que reverbera en todo el país.
El movimiento. Durante los últimos días, las protestas por la muerte de George Floyd han convertido en el eslógan "Defund the Police". Sus objetivos son muy amplios. Como explica aquí una de las fundadoras de Black Lives Matter, oscilan entre la "abolición" total de la policía hasta la reinversión de su presupuesto en políticas y "recursos que nuestra comunidades necesitan". Quitar dinero a la policía y ponerlo en las escuelas.
¿Qué significa? El ejemplo de Minneapolis ("desmantelar" la policía) es el más extremo. Otros ayuntamientos han optado por reducir sus abultados presupuestos. Nueva York, por ejemplo, destina $6.000 millones anuales, y algunos candidatos a la alcaldía han propuesto recortarlo en $1.000 millones. En Minneapolis, algunos grupos reclaman utilizar $45 millones de su presupuesto ($193 en total) para proyectos sociales.
La lógica. Gran parte de la reivindicación pivota en torno a la deficiente respuesta que, según los manifestantes, las ciudades estadounidenses ofrecen a problemas diarios. La policía funciona ahora mismo como una solución para todo, cuando otras inversiones (educación, infraestructura, servicios sociales) serían más útiles previniendo determinadas conductas delictivas no violentas (como la que terminó con la muerte de George Floyd.
Como relató célebremente el jefe de policía de Dallas en 2016:
Pedimos demasiado a los policías de este país. Les ponemos a arreglar todos los fallos sociales. ¿No hay suficiente financiación para luchar contra los problemas de salud mental? Que lo haga la policía. ¿Hay un perro suelo? Que lo solucionen los policías. ¿Fallan las escuelas? También se las damos a los policías. Es mucho pedir. La policía nunca estuvo pensada para solucionar todos estos problemas.
Munición. Evidentemente, "abolir" la policía (o "desmantelarla") es una propuesta radical, en especial en Estados Unidos. Es probable que parte de la campaña electoral rote en torno a estas ideas. Puede pasar factura a demócratas moderados que, como Floyd (o Joe Biden), se comprometieron a reformar los malos hábitos de su policía pero no desean llegar tan lejos como reivindican los manifestantes.
Y como la escena de ayer demuestra, se puede volver en su contra de forma muy dolorosa.