China tiene millones de jubilados buscando pareja. Eso explica una parte de lo que ocurre en una tienda de Ikea cada martes

El país tiene 300 millones de jubilados, y muchos son ancianos que buscan segundas o terceras oportunidades

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El amor se puede encontrar en los lugares más insospechados, sin ir más lejos, eso parece estar sucediendo en España en los mismísimos supermercados de Mercadona. No solo eso. Además de intimar en espacios poco propicios, la edad no es un impedimento para hacerlo. De hecho, en Shanghái se está dando un fenómeno que ha ido a más. Citas en Ikea de mayores de 65 años. El movimiento tiene un trasfondo más complicado.

Los martes en Ikea. Contaba el New York Times que por alguna razón, la segunda planta de un Ikea en Shanghái se llena de ancianos cada martes. La segunda planta tiene el comedor, y allí se reúnen decenas de personas mayores con un propósito muy concreto: “dejarse ver”. De fondo, por supuesto, uno de los grandes problemas que está sufriendo el país.

300 millones. Esa es la cifra oficial que maneja el gobierno, y refleja el número de pensionistas actuales (junto a otros cientos de millones que se proyectan en diez años). Lo contamos hace unas semanas. China tiene un problema: la sociedad envejece, y con una economía en desaceleración, hace tiempo que los síntomas de crisis demográfica se palpan. El año pasado, el país perdió por segundo año consecutivo población. Mientras, en la acera de enfrente, las cifras indicaban los índices de natalidad más bajos desde que hay registros.

Todo esto supone que la población en edad de jubilarse, una de las bajas del mundo (60 años para los hombres, 55 para las mujeres en trabajos administrativos y 50 para las mujeres de clase trabajadora), solo crezca, y hay previsiones que hablan de otros 300 millones proyectados en la próxima década (para mitad de siglo se habla de una población de 60 años o más que, como mínimo, sobrepasará los 500 millones (casi el 40% del padrón total)). Esto significa unas previsiones cuatro trabajadores por cada jubilado en 2030, y en 2050, de solo dos.

Soltero/as mayores. De entre las situaciones que se repiten cada vez más en el país entre tanta población anciana que ya no trabaja, el de la búsqueda de parejas no es baladí. En China hay más personas de 65 años o más que en cualquier otro país del planeta, y en el caso de Shanghái tiene más adultos mayores que cualquier otra ciudad china. Como decíamos, la mayoría de estos residentes dejaron de trabajar hace mucho tiempo, y muchos son viudos o divorciados.

El NYT explicaba que a esa soledad se unía el ritmo de vida actual. Quienes tienen hijos y/o nietos, estos están demasiado ocupados con sus propias vidas para visitarlos, y como el grupo de solteros mayores no hace más que crecer, muchos anhelan volver a tener una pareja en la vida, ya sea segunda o tercera oportunidad en el amor.

Segundas oportunidades. ¿Dónde? Primero en internet. Al parecer, han surgido programas de citas con títulos como “No es demasiado tarde para el destino”. En la red, hay salas de chat, casamenteros que hacen streaming en directo y aplicaciones de citas para ancianos solteros. Por supuesto, fuera del mundo digital la búsqueda continúa.

De los parques a Ikea. Cada semana en Shanghái, cientos de adultos mayores vuelven a los mismos rincones designados de los parques públicos y, como decíamos al inicio, por alguna razón que nadie ha podido explicar, a un comedor de un Ikea en el exclusivo distrito de Xuhui. El plan: conocer a un futuro cónyuge.

De esta forma, no es descabellado encontrarse todo tipo de reuniones que en realidad son eventos sociales para los ancianos donde la gente lleva dispositivos de karaoke y altavoces al parque para bailar y cantar. En la segunda planta del gigante de muebles la cosa cambia, y cada martes por la tarde comienzan a llegar ancianos con sus termos al Ikea con la idea de llenarlos de café gratis y sentarse alrededor de las mesas blancas de plástico a intercambiar historias sobre su infancia. Lo increíble es que el fenómeno no es nuevo, lleva años ocurriendo.

Ikea como Tinder. Casos como el de Ma Guoying, de 64 años, que ha pasado mucho tiempo en Ikea y en los parques durante los últimos meses. Su amiga Zhang Xiaolan, de 66 años, viene desde hace una década. “Si nos quedáramos en casa las 24 horas del día, nuestro cerebro se deterioraría”, cuenta Ma al NYT. Divorciada y jubilada hace muchos años, explica al medio que se sentía sola en casa.

Al igual que las reuniones de los parques de fin de semana, los martes en Ikea tienden a atraer a personas de entre 60 y 80 años que buscan lo que se conoce en China como “amor crepuscular”. Durante unas horas, el minorista de muebles sueco se parece más a un club social. En el segundo piso de la tienda, además de los compradores habituales, la gente mayor se acumula en el comedor, muchos incluso con su propia comida acercando sillas donde están sentados amigos y conocidos.

Una reforma en marcha. La situación de Ikea y las reuniones de ancianos en el parque es un síntoma más de la situación actual del país. De hecho, China tiene en marcha un plan de jubilación gradual por fases para atajar parte el problema. El plan, junto con algunas otras reformas clave, se publicó en una resolución tres días después de que los líderes del país concluyeran el tercer pleno de China, una importante reunión política en Beijing que se lleva a cabo cada cinco años.

Una propuesta algo difusa todavía donde se busca aumentar la edad de jubilación a través de la “voluntariedad” y la “flexibilidad” de la población. En cualquier caso, un plan que no debería tardar si hacemos caso a las proyecciones que el fondo de pensiones estatal tenía hace unos años, pronosticando que las arcas se vaciarían en 2035 si nada cambia debido a la disminución de su fuerza laboral.

Imagen | YouTube, Windmemories

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