El rublo está en un coma inducido por el banco central ruso. Al limitar las ventas y forzar las compras, Rusia ha fabricado la demanda de su moneda maltratada. Si bien todavía puede experimentar cambios bruscos cada día, ha recortado sus fuertes pérdidas y ha comenzado a estabilizarse. Basta decir que el rublo, que se cotizaba a 92.29 por euro el día antes de la invasión, ahora lo hace a 96.23. Es decir, casi toda la pérdida recuperada.
Una moneda no dice todo sobre una economía, ni mucho menos, pero sigue siendo significativa.
¿Cómo? Primero, limitando la cantidad de dólares y euros que los residentes pueden retirar de cuentas bancarias en moneda extranjera y prohibió a los bancos vender moneda extranjera a los clientes durante los próximos seis meses. Las casas de bolsa rusas tampoco pueden permitir que los clientes extranjeros vendan valores. Estas medidas han dificultado la venta del rublo, limitando así sus pérdidas.
Las sanciones occidentales contra Rusia dejaron excepciones para los exportadores de energía de los que Europa depende particularmente, lo que mantuvo el flujo de dólares y euros en el país. Pero también ordenó a esos exportadores que vendieran el 80% de sus ingresos en moneda extranjera y compraran rublos, lo que ayudó a la moneda.
¿Quieres gas? Paga en rublos. Vladimir Putin señaló hace unos días que quiere que las naciones europeas comiencen a comprar gas ruso con rublos en lugar de dólares y euros. Eso revertiría el flujo actual de dinero, haciendo que las naciones sancionadoras apoyen la moneda de Rusia y asegurando que todos los fondos de las ventas de energía respalden su valor. Tal movimiento es poco probable, pero indica el deseo de Rusia de impulsar la demanda del rublo.
El comercio no se ha detenido. También es cierto que no todas las reservas están congeladas. No parece que Rusia esté vendiendo su oro y casi todas las transacciones con el Banco Central de Rusia han sido prohibidas. Entonces, ¿por qué no cae el rublo? El economista Johannes Borgen lo resume bien en este hilo de Twitter. Hay que señalar dos cosas. Primero: a los países solo le importan las divisas por el comercio internacional. Si descubrimos que la gente de Marte tiene una moneda, no nos importaría la paridad con el euro.
Y segundo: el comercio realmente no se ha detenido con Rusia. Todavía les vendemos cosas (o lo hace China) y ellos todavía nos venden materias primas y energía. Hemos embargado los bolsos de Vuitton y otras cosas, pero eso no parece muy significativo. Si observas el balance de divisas, la imagen es bastante clara: incluso si las acciones están congeladas, el flujo sigue siendo bastante positivo para Rusia.
La excepción a la regla. Las monedas a menudo se mueven con los altibajos de la economía de un país. Es decir, los inversores quieren poner dinero en economías que creen que prosperarán, comprando acciones y bonos denominados en la oferta de ese país. Y es difícil confiar ahora en el rublo. Cientos de empresas han anunciado una retirada de Rusia, lo que significa que es probable que las importaciones se contraigan.
Al mismo tiempo, Rusia continúa vendiendo su petróleo, lo que significa que las exportaciones y el dinero obtenido de ellas compensarán con creces el dinero necesario para las importaciones. Los precios del petróleo por encima de los casi 100 euros el barril también están dando un impulso.
Controles de capital. Los controles de capital también han sido un movimiento de ojo por ojo después de que se congelaran las reservas del banco central. En respuesta a la congelación de parte de las reservas de Rusia, introdujeron restricciones en el movimiento de fondos que podrían transferirse a "países hostiles" por una cantidad comparable. Estos incluían restricciones al flujo de capital, la prohibición de la venta de valores por parte de inversores extranjeros, la prohibición de retirar sus fondos del sistema financiero ruso y la necesidad de obtener una aprobación estatal especial para realizar pagos a los tenedores de deuda de "países hostiles".
Pero lo peor está por venir. Lo cierto es que muchos bancos occidentales ya no ofrecen cotizaciones electrónicas para comprar y vender rublos. En su lugar, los clientes deben llamar al banco y preguntar si está dispuesto a procesar una operación ya qué tasa. Los bancos, preocupados por infringir las sanciones occidentales, tienen que liquidar cada transacción en rublos con sus departamentos legales y de cumplimiento.
Los países europeos incluso han anunciado planes para alejarse de la energía rusa en los próximos años, lo que también debilitará el rublo a largo plazo. Jane Foley, jefa de estrategia cambiaria de Rabobank, lo explicaba sin contemplaciones: "Estamos viendo un rublo ruso que se debilita significativamente a largo plazo".
Imagen: Mikhail Klimentyev (GTRES)
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