Tras ingresar en el hospital por tirarse demasiados pedos, Stephanie Matto los ha convertido en NFTs

He aquí una historia verdaderamente increíble.

Su nombre es Stephanie Matto, tiene 31 años y hace unos meses saltó a la fama por practicar una actividad tan extraña como lucrativa: envasar sus pedos en botes de cristal. Como quiera que hay público para cualquier fetiche, Matto ha transformado sus flatulencias en una fortuna. Según ella, durante una semana llegó a ganar hasta $43.000 por sus tarrinas aromáticas. La historia acumuló más de seis millones de visionados en TikTok y llegó a todos los medios, por lo que es probable que la conozcas.

Pues bien. El desarrollo de los acontecimientos ha sido aún más surrealista. En uno de sus vídeos, Matto detallaba la muy poco apetecible y muy poco saludable dieta que le permitía generar tan cotizadísimos gases intestinales, una mezcla de alubias, garbanzos, yogures y madalenas. Una bomba de hidratos de carbono y proteínas que terminó cobrándose su peaje. Esta semana, según varios medios, Matto debía ser ingresada en el hospital por llevar su cuerpo al límite.

Es decir, por tirarse demasiados pedos.

El giro. Dado que afirma haber recaudado más de $200.000 durante el último año gracias a la venta de hasta 97 tarros aromáticos, algunos de ellos a $1.000 la unidad, Matto tenía un problema. Su vía de negocio estaba en peligro. ¿Solución? Tal y como relata a Business Insider, acudir al floreciente negocio de los NFT. Matto ha lanzado una colección llamada "Fart Jarts" a razón de 0,05ETH (186$) la pieza. Un artista se lo propuso, la idea le entusiasmó y terminaron creando trabajos "súper personales".

El razonamiento. Quién podría culparle. Siempre según su relato, Matto llegó al hospital con dificultades para respirar y con la sensación de estar sufriendo infarto. La única forma de seguir vendiendo sus pedos sin poner en riesgo su salud pasaba por la cultura crypto. "Todo el concepto de los NFTs es alucinante, así que para mí esta era la dirección adecuada", explica. Es coherente. Ha pasado de vender gases a vender humo. O como ella resume: "Estoy convirtiendo mi mierda en oro".

¿Quién compra? Toda la historia es tan etérea y cómica que cuesta creerla. Al parecer, sus clientes llega motivados por "una sensación de cercanía" a Matto. Otros han aseverado tener un amplio rango de fetiches, siendo uno muy sugestivo el "olor de una mujer", suponemos que en su totalidad. En otra entrevista, Matto afirmaba haber iniciado el envasado de flatulencias como una forma de darse publicidad y llamar la atención de la gente. Algo que consiguió, además de bastante dinero.

Todo-por-la-fama. ¿Es real? En la era del metaverso y los NFT la pregunta ha dejado de tener sentido. La narración y viralización de la historia es, desde luego, real y tangible, aunque el "envasado de pedos" como tal no sea más que una broma. El dinero también parece real. Matto, al fin y al cabo, es una influencer de tercera fila que ha encontrado su nicho de mercado (y mediático). Antes había probado suerte en un reality llamado 90 Day Fiancé, su primer paso hacia la fama.

Un paso que palidece ante la clave de su auténtico éxito. Sus pedos.

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