Es “la librería futurista china”. Es “paraíso de los bibliófilos”, y el relevo mental a la famosa biblioteca de la Bella y la Bestia en nuestros sueños por pasear por un espacio de seis plantas y 33.700 metros cuadrados dedicado a estas pequeñas dosis de imaginación. Este enjambre blanco de cultura ha enamorado a miles de personas en las redes sociales durante un mes en multitud de ocasiones.
Y, por supuesto, es todo mentira.
No es, como nos habían contado, un mausoleo con 1.2 millones de ejemplares expuestos. Apenas tiene 200.000. ¿Por qué entonces son tan impresionantes sus imágenes? ¿Qué sucede con esos libros que llegan literalmente hasta el techo? Que son atrezzo. Falsos. Papel de pared o, más concretamente, placas de aluminio impresas.
Antes de que saques los billetes para viajar a Tianjin, es mejor que conozcas la amarga realidad: que toda esa instalación tiene una pequeña parte consultable y su archivo tiene el mismo tamaño que una biblioteca regional media.
Es una manipulación óptica consistente en figuras de libros irregulares impresos en el fondo de cada estante y fotografías hechas desde lejos. De hecho, si vamos a las imágenes más próximas percibimos cómo algunas filas, las que sí tienen libros reales, tienen una textura distinta y más contrastada. Esos son los libros que, estando allí, sí podrás consultar.
Eso sí, estamos convencidos de que los profesionales de la biblioteca se alegran muchísimo de que muchos de sus libros sean falsos: imagina tener que recoger uno de los libros de las filas más elevadas. Imagina la tarea de quitar el polvo cada cierto tiempo.
Pero la cosa de hecho va más allá. El proyecto original, que se ha hecho en tiempo récord, planteaba que se accediese a los libros por la parte trasera de cada estante, pero al apremiar la inauguración de la sala se abandonó esta propuesta y se optó por la librería falsa.
Es por culpa del éxito de las redes sociales al inaugurarse la biblioteca que tienen colocados los cientos de miles de ejemplares a la vista, para saciar así la demanda de libros y fotos de los más de 15.000 visitantes que se acercan al centro cultural cada fin de semana.
De ahí que actualmente el atrio "está concebido como un lugar por el que circular, sentarse, leer o conversar... pero no para almacenar libros", tal y como ha explicado el director adjunto del centro, Liu Xiufeng. Así que todos los libros irán fuera de esta sala en un futuro próximo, y este espacio será sólo de consulta. Solicitarás los libros en un archivo de aspecto tradicional y luego podrás disfrutar de ellos en este improvisado museo del libro fantasma.
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