Pocas veces en la historia se ha dirimido algo tan importante como el reparto de miles de millones de crudo a través de algo que nadie había visto
Durante siglos, una pedazo de tierra en mitad de la nada mantuvo su presencia cartográfica en todo tipo de mapas y libros oficiales de México. De hecho, no fue hasta finales de la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, cuando realmente se desató una intensa discusión pública que desembocó en tres investigaciones científicas para averiguar si estábamos ante una leyenda o un hecho histórico. Esta fue la historia de isla Bermeja.
La primera vez. Si retrocedemos en el tiempo, la primera ocasión que se supo de Bermeja fue en un compendio español de todas las islas del mundo. La fecha: 1539, pero desde entonces, parece haber desconcertado a marineros, pescadores y políticos. ¿La razón? Se decía que desapareció del océano a principios del siglo XXI. Curiosamente, para aquellos que han defendido siempre esta línea del tiempo donde existió el presunto pedazo de tierra, todo empezó cuando México y Estados Unidos pactaron sus fronteras marítimas en el Golfo de México.
Ubicación. Si acudimos a Google Maps sigue apareciendo el islote Bermeja. Según los mapas que la señalizaban en el pasado, se encontraba a más de 100 kilómetros de la punta noroeste de la península de Yucatán. Para ser más exactos, los mapas cartográficos señalaban el enclave a 22 grados, 33 minutos latitud norte y 91 grados, 22 minutos longitud oeste.
Hasta cuándo apareció. Como decíamos al inicio, todo empezó en el siglo XVI. Según el historiador y cartógrafo Michel Antochiw Kolpa, con un dibujo que perteneció a la cartografía portuguesa. En 1544, surge en otro mapa del cartógrafo y explorador Sebastián Caboto. Impreso en Amberes, se añadía también las presuntas islas Triángulo, Arenas, Alacranes (únicas conocidas) y Negrillos. En el siglo XVIII la isla sigue apareciendo en los mapas de escuelas de cartografía, pero son fotocopias de la versión portuguesa.
A comienzos del siglo XVIII se advierten las primeras dudas. En los mapas de Nueva España (1772) no figura la isla. En 1805, Ciriaco de Cevallos realizó levantamientos casrtográficos de la región, pero no encontró nada. “Esta isla que se sitúa en todas las cartas es de muy dudosa existencia: cartógrafos de la corona española no pudieron verla", reflejó. Luego, en los siglos XIX y XX se muestra en mapas de carácter oficial o editados por el gobierno de México, aunque sin verificación marítima.
La polémica con EEUU. A finales de la década de 1990, la administración de Bill Clinton inició las negociaciones con México y su presidente (Ernesto Zedillo) en cuanto a la delimitación de la Plataforma Continental. Estamos ante un acuerdo crucial para marcar la frontera marítima entre ambos países, y Bermeja era la carta ganadora de México, ya que habría generado un mayor espacio marítimo en el Hoyos de Dona, una zona con grandes yacimientos de petróleo.
¿Qué ocurrió? Que la isla desapareció de las cartografías oficiales. Así, en el 97 la Marina de México envío un buque oceanográfico a corroborar la existencia de la isla. Sin embargo, el almirante a cargo del navío reportó que no habían encontrado nada. La inspección se efectuó en el área correspondiente a la ubicación teórica de la isla y usando un patrón de búsqueda de 322.5 millas náuticas cuadradas con barrido hidroacústico. Finalmente, ambos países firman en 2000 el Tratado dejando a EEUU con el dominio entero de Hoyos de Dona.
Teorías. La firma, que dejaba a México sin miles de millones de barriles de crudo, además de resignar la soberanía de cuatro quintas partes de ese territorio, supuso un conflicto nacional con la isla como centro de las sospechas. ¿Había o no había existido en realidad? Por supuesto, las teorías no tardaron en llegar. Desde maremotos hasta el calentamiento global que amentó el mar y se la tragó, pasando por la CIA dinamitando el pedazo de tierra o incluso la más espectacular, una bomba de hidrógeno que podría habérsela llevado por delante.
La ciencia, al rescate. El debate se extendió hasta 2008, cuando seis senadores del entonces Partido Acción Nacional (PAN) plantearon preguntas sobre Isla Bermeja, citando sospechas de que las potencias estadounidenses habían hecho desaparecer deliberadamente la isla para darle a Estados Unidos más influencia en las negociaciones sobre territorio marino. Entonces surgieron hasta cuatro expediciones oficiales para encontrar a Bermeja.
La más famosa partió el 20 de marzo de 2009, cuando el buque oceanográfico Justo Sierra, a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México, partió hacia las coordenadas donde debía estar la isla. No pudieron encontrarla, y establecieron que esa zona del océano tiene una profundidad de 1.470 metros.
Sin embargo, no descartaban que la isla hubiera existido en el pasado, en cuyo caso, solo podría explicarse su desaparición por un "deslizamiento geológico". Las tres expediciones restantes obtuvieron el mismo resultado y llegaron a las mismas conclusiones: la isla no existe y no hay vestigios de tal masa de terreno en la zona.
Conclusión. Con los datos obtenidos hasta ahora, el presunto patrimonio insular de México es una cuestión de fe para el que quiera pensar en su existencia. Nadie ha visitado jamás la isla ni la ha divisado, por lo que muy probablemente todo se debió a un error cartográfico que, simplemente, duró demasiado tiempo. Tanto, que se logró construir un relato con el que perpetuar el mito.
Imagen | photoeverywhere, Tanner, Henry S., A. Codazzi, George F. Cram
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