Las japonesas han iniciado un nuevo movimiento en redes sociales para protestar ante la última línea roja que están implantando algunas empresas en materia estética: la prohibición del uso de gafas en el trabajo. Dicen que transmiten una actitud fría en empleos de cara al público y que, en otros sectores como el de la belleza, ocultan la elaboración del maquillaje.
Sin gafas. Esta es la condición que están empezando a imponer las empresas que ofrecen un trato cara al público (grandes almacenes y hoteles), otras asociadas al mundo de la belleza y el sector de las compañías aéreas. Han llegado a la conclusión de que las gafas restan cercanía en el trato al cliente e incluso algunos grandes almacenes ya incorporan esta norma como una parte más de la formación a sus empleadas, según cuenta Business Insider.
No obstante hasta ahora, se trata de una medida que forma parte de los códigos de conducta de algunas empresas y no de una regla cultural impuesta desde el Ejecutivo, como sí sucede con la obligación de llevar zapatos de tacón. Por ley, las mujeres tienen que llevar un calzado elevado entre cinco y siete centímetros del suelo, algo que el propio ministro de trabajo, salud y bienestar considera "necesario y razonable".
Razones. Según informa la edición japonesa de Business Insider, éstas varían dependiendo del sector del que hablemos. Por ejemplo, las compañías aéreas dicen que es por una cuestión de seguridad, las empresas del mundo de la belleza lo achacan a que tras las gafas el maquillaje no luce bien y los restaurantes japoneses a que no encajan con la indumentaria tradicional. Sin embargo la palma se le llevan las empresas de comercio al por menor que dicen que llevar gafas transmite "una actitud fría" a los clientes.
¿Lentillas como solución? Pues depende. A pesar de que es la alternativa propuesta por las empresas, no es la más indicada para los trabajos de oficina donde las largas horas frente a una pantalla reducen el parpadeo e incrementan más aún la sequedad ocular en las personas que utilizan lentillas. Las lentes de contacto demandan más hidratación para asegurar una correcta visión y esto es algo que trabajando con pantallas se vuelve más complicado. Por lo tanto, la prohibición de las gafas no es solo una cuestión estética e intercambiable por otra alternativa, sino una decisión de salud ocular que debería tomar cada persona a título individual.
Reacción en redes. A comienzos de este mismo año, las japonesas iniciaron un movimiento en redes apodado como #kutoo, un término que planta cara al dolor causado por los tacones: kutsu significa zapatos, kutsuu dolor, y ambos términos incorporan la coletilla #too en referencia al #metoo.
Y es que, junto a la prohibición de las gafas las japonesas también tienen que lidiar con una normativa que las obliga a ir en tacones, algo que además las discrimina respecto a los hombres que pueden ir con calzado plano les duelan o no los pies. Además, ellos en verano obviar la corbata y la chaqueta del traje en pro de la comodidad respecto a las temperaturas más elevadas.
Normas y más normas. La obsesión por el orden y el control que rige la vida de los japoneses les lleva a ser inflexibles, pero sobre todo les conduce a crear códigos de conducta para prácticamente todo. A la reglas mencionadas anteriormente se suman otras como la obligatoriedad de acudir vestido de oscuro a una entrevista de trabajo o de cortarse el pelo en base a unos estilos previamente establecidos. Japón es ese país donde la compañía ferroviaria pide disculpas públicamente por un retraso de 20 segundos, pero también uno donde la expresión personal está medida casi al milímetro.
Imagen: PxHere