Japón lleva años luchando contra una de las tasas de suicidios más grande del mundo. Solo en 2013, 27.195 personas se quitaron la vida. Recientemente, durante la pandemia, los suicidios repuntaron de nuevo, sobre todo entre las mujeres y los menores. Los expertos asocian el 90% a cuatro factores principales: problemas de salud, problemas financieros, complicaciones en el hogar y disputas en el trabajo. Y la mayoría de ellos ocurren en las estaciones de tren. Por eso, el país lleva años aplicando una controvertida solución que disuada la voluntad suicida en esos lugares.
Luces azules.
¿Una solución? Se instalaron por primera vez en la línea de tren Yamanote de Tokio en 2009. Cuatro años después, en 2013, se publicó un estudio que concluía que instalar luces LED azules en las estaciones redujeron los suicidios hasta en un 84%. Los investigadores explicaron que había evidencia de que los pasajeros que habían experimentado estrés psicológico tendían a volver a un estado de relajación.
Por eso, están ubicados estratégicamente en los extremos de cada andén, en las zonas más aisladas y transitadas, los puntos desde el que se producen la mayoría de los saltos a las vías. Algunas estaciones, como la de Shin-Koiwa en Tokio, las refuerzan con paneles de colores en el techo, lo que permite que la luz solar se filtre mejor junto al haz azul.
¿Por qué? Se desconoce la razón exacta por la que las luces son efectivas, pero algunos expertos argumentan que está relacionado con el aparente efecto positivo de la luz en el estado de ánimo. En 2017, la Universidad de Granada publicó un trabajo en el que se concluía que la luz azul aceleraba los procesos de relajación en comparación con la luz blanca convencional.
Otro estudio de la Universidad de Ciencias Médicas de Shiga descubrió que había una "mayor proporción de intentos de suicidio en trenes después de varios días sin luz solar".
Contra la impulsividad. Tal y como comentábamos en este otro artículo de Xataka, casi la mitad de las personas que intentan suicidarse lo hacen impulsivamente. Es decir, una de cada cuatro personas supervivientes a intentos casi letales reconocen haber pensado en la posibilidad durante apenas un cuarto de hora antes de llevarla a cabo. El objetivo de las luces azules es interrumpir ese impulso.
Pero ojo. Los datos de aquel estudio de 2013 no son tan precisos: no recogen diferencias entre efectos durante el día y efectos durante la noche, tampoco analizan el efecto de otras soluciones arquitectónicas (o campañas de comunicación) que también se han puesto en marcha. De hecho, los resultados podrían ser compatibles con un efecto real inferior al 15%, según este otro artículo de BBC.
Las barreras son mejor opción. Las barreras a la altura del pecho se han convertido en otro medio para prevenir los intentos de suicidio. Según los investigadores, son bastante más utiles que las luces (sin quitarle mérito a estas). El problema es que son costosas y el 70% de las estaciones no tienen el espacio de plataforma o la fuerza estructural para acomodarlas. Aún así, Tokio se ha propuesto tener barreras instaladas en las 243 estaciones de tren para 2032 (un proyecto de 5.000 millones de euros).
Una canción para tranquilizar. Los esfuerzos del país en este sentido son inimaginables. En 1989, el principal operador ferroviario encargó a Yamaha y al compositor Hiroaki Ide que crearan melodías agradables al oído para reemplazar el pitido de salida tradicional. Su objetivo es avisar a los viajeros de la salida inminente de un tren sin provocarles ansiedad. Un estudio de 2008 sugería que se redujo un 25% el número de lesiones de pasajeros atribuibles a las prisas en algunas estaciones.
¿Estudiar al suicida o su contexto? El problema del suicidio en Japón nos lleva a la pregunta planteada por el sociólogo Emile Durkhiem en 1897: "¿Deberíamos centrar nuestra atención en el individuo suicida o el contexto que puede haberlo llevado a ello?". Es decir, quizás la respuesta está en saber qué papel juega la propia ciudad en la alta tasa de suicidios de Tokio. Una en la que cada día, los trabajadores pasan una media de 67 minutos viajando al trabajo, donde las viviendas de ocupación individual están aumentando y los sistemas de apoyo social se están desgastando. Donde la conciencia sobre los problemas de salud mental es bajísima.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario