Una gran nación necesita descansar, aunque sea en el escritorio de trabajo
Es una broma recurrente en muchos espacios laborales, aunque dudo que realmente haya mucha gente que la haya escenificado. “Echarse una siesta” cuando nadie te ve en un rincón del trabajo. En esto, como en alguna otra cosa, Japón nos lleva décadas de ventaja. Sabíamos de los beneficios de la siesta, y allí tienen muy claro que dormir es sagrado y hace tiempo que rompieron el tabú. Si hay que descansar para recargar pilas en el trabajo, se hace. Incluso se reconoce el “esfuerzo”.
Una cabezadita. El año pasado se volvió a “tocar” uno de los temas de cabecera en Japón. El Ministerio de Salud y Bienestar Social pidió a la población que durmiera más y mejor después de que dos informes determinaran que los japoneses no dormían lo suficiente. No es un tema baladí. Tanto es así, que desde hace más de 10 años hay una creciente tendencia: la siesta donde sea, incluso en el lugar de trabajo.
Sí, se acepta que los empleados duerman y, como veremos, la tendencia ha hecho florecer un mercado insólito: el de los dispositivos y utensilios para mejorar la “cabezadita” en el trabajo.
Hay que dormir más. La tendencia en el país está incluso respaldada con estudios que destacan los beneficios para la propia salud y la productividad de los trabajadores. Dormir en la ofi no solo es común y socialmente aceptado, como decíamos, incluso se ve como un signo de diligencia, algo así como “la persona está tan dedicada a su actividad laboral que lo dio todo hasta el agotamiento”.
De fondo, un problema bastante lógico: Japón lleva tiempo siendo una de las naciones con más falta de sueño del planeta. En un estudio se sugería que un japonés promedio duerme menos de 7 horas cada noche. Consecuencia: las imágenes de gente que duerme de camino, en el metro o en el propio trabajo, aunque también en parques, cafeterías, librerías, centros comerciales y cualquier otro lugar público donde puedan “echarse”, incluso el suelo si es necesario.
Inemuri. Japón tiene muchas palabras que explican casi todas las cosas que en occidente no están tan claras, y esta no iba a ser una excepción. Inemuri significa “presente mientras duerme”. Como contaba a la BBC la doctora Brigitte Steger, de la Universidad de Cambridge: “encontré por primera vez estas actitudes intrigantes para dormir durante mi primera estancia en Japón a finales de la década de 1980. En ese momento, Japón estaba en la cima de lo que se conoció como la economía de la burbuja, una fase de auge especulativo extraordinario. La vida diaria era correspondientemente agitada. La gente llenaba sus horarios con citas de trabajo y ocio, y apenas tenían tiempo para dormir.”
Lo que la experta indica es que, durante ese período de la historia nipona marcada por el auge económico de la posguerra, el país se ganó la reputación de ser una nación trabajadora sin apenas tiempo para dormir. Traducción: largas jornadas de trabajo junto a una siesta en el viaje de regreso a casa. Lo mismo pasaba con los estudiantes, quienes se quedaban despiertos toda la noche y luego se dormían durante las clases de la mañana siguiente.
Aceptamos dormir por lógica. Esto llevó a la sociedad nipona a un desenlace esperado: estaba tan extendida la siesta por falta de sueño que pasó a convertirse en un aspecto social más con el que se vive sin problemas ni tabúes. Da igual si es en clase o en el trabajo, aunque con sus reglas, por supuesto.
Como explicaba Steger sobre la implantación del Inemuri en la sociedad, “depende de quién eres. Si eres nuevo en la empresa y tienes que mostrar lo activamente que estás involucrado, no puedes dormirte nada más llegar. Pero si tiene 40 o 50 años y no estás implicado directamente en un tema principal, puedes dormir. Cuanto más alto en la escala social estés, más podrás dormir”. Y todo ello sin olvidar la propia idiosincrasia del Inemuri (estar presente mientras duermes), es decir, que, aunque ausente mentalmente, se debe poder volver a la situación social en cuestión cuando se requiere una contribución activa.
Un mercado de la siesta. Aprovechando esta tendencia, muchas empresas japonesas han ido presentando productos diseñados para facilitar la siesta perfecta. Por ejemplo, la compañía Koyoju Plywood Corp tiene pequeñas cápsulas para dormir, llamadas Giraffenap, en cafeterías de Tokio. Vienen con almohadillas y plataformas diseñadas para sostener ergonómicamente la cabeza, el trasero, las espinillas y los pies de una persona para una siesta de unos 20 minutos.
No es la única. La compañía Atex comercializa la "Gogo no Makura", que se traduce como "almohada de la tarde" y consiste en un reposacabezas acolchado con un agujero en el centro. Sí, el sueño de la cabezada perfecta en el escritorio del trabajo se convierte en realidad en Japón, aunque siempre recordando que esa siesta es un síntoma de que has dado hasta la última gota que te quedaba.
En Xataka | Dormir la siesta hace que tengas el cerebro tamaño galaxia. La ciencia lo tiene cada vez más claro
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