“Es un milagro”. Japón encuentra al pingüino que huyó de una isla en cautiverio en busca de libertad: estaba a 45 km viviendo su sueño

Una historia trepidante, aunque no tenemos tan claro que tenga final feliz

No descartamos que lo que ha ocurrido en Japón y ha copado las portadas de los medios nacionales esta semana no termine convirtiéndose en una película. Si en el país asiático los animales ocupan un lugar venerado y destacado de su cultura, la historia de un pingüino en cautiverio que desapareció hace dos semanas tiene todas las papeletas para convertirse en algo muy grande. Esta es la historia de Pen-chan, el pingüino que huyó de su destino, o eso queremos creer.

La huida. Todo comienza el pasado 25 de agosto en la isla Himaka, en Tokoname, prefectura de Aichi en Japón. Allí, Pen-chan, un pingüino hembra del Cabo en cautiverio, desaparece poco antes de un evento con turistas donde iba a ser uno de los protagonistas.

El aparentemente rebelde protagonista no había nadado en mar abierto en su vida. De hecho, jamás había tenido contacto en el “exterior” dada su vida en cautiverio. De ser así, pensó Ryosuke Imai, su cuidador en el centro Gekidan Penters donde pertenecía, lo lógico era pensar que Pen-chan no sobreviviría mucho tiempo.

Primeras pesquisas. Las primeras labores para tratar de dar con el paradero del pingüino fueron en balde. Nadie encontraba a la criatura en los alrededores de lo que había sido su casa hasta entonces. Además, un poderoso tifón que llevó lluvias récord en todo Japón obstaculizó la búsqueda durante días.

Poco después, uno de los cuidadores del centro da con una pista. Al parecer, el pingüino había logrado escapar después de que lo pusieran en aguas poco profundas para los visitantes, encerrado en una red. Pen-chan se armó de valor y nadó a través de un hueco en el recinto después de que, según han informado a los medios, “se sobresaltó”. La noticia que confirmaba que efectivamente había escapado se tornó en pesimismo.

En aquellas condiciones climáticas, Pen-chan no sobreviviría más de una semana.

El problema de vivir un encierro. Los pingüinos africanos como Pen-chan suelen nadar bastantes kilómetros al día, dicho esto y dado que fue criada en cautiverio, su resistencia era mucho menor y su masa muscular no estaba ni mucho menos cerca de la que se necesita para sobrevivir en la naturaleza.

Un milagro. Y, como si se tratara de una película de sobremesa, el pasado 8 de septiembre ocurrió lo inesperado. Dos semanas después de que el valiente Pen-chan desafiara a la propia naturaleza para buscar la libertad (sí, creemos firmemente en esta teoría), el centro recibe una llamada. Sorprendentemente, la criatura había sido vista flotando felizmente en el agua en una playa a nada menos que 45 kilómetros de distancia.

“Pensé que se vería agotada, pero estaba nadando como siempre”, ha explicado Imai a los medios después de que el animal fuera recapturado. “Fue más que una sorpresa… Es un milagro. Creo que llegó allí parando en varios lugares para descansar, pero sigue siendo increíble. Perdió un poco de peso, pero está muy bien”, narraba.

Misión imposible. Tras la aventura más apasionante de su vida, una donde durante dos semanas fue completamente libre, el pingüino de seis años ha regresado al cautiverio en Gekidan Penters. A la pregunta sobre cómo demonios pudo sobrevivir, todo son hipótesis, aunque los cuidadores apuntan que muy probablemente capturó peces y cangrejos para sobrevivir, “estamos sorprendidos por la capacidad física y la adaptabilidad del pingüino”, ha explicado el centro.

Sí sabemos, en cambio, que el tifón Shanshan que golpeó la zona cuando comenzó su épica huida, produjo fuertes ráfagas de viento y lluvias torrenciales que dejaron sin electricidad la zona y obligaron a millones de personas a evacuar. Por el camino, mataron a seis como Pen-chan. ¿Cómo fue posible que un pequeño pingüino perdido, nacido y criado en cautiverio, sobreviviera a todo eso?

El tifón salvador. Si pensamos que sus mayores enemigos en el océano habrían sido las colisiones con barcos y la posibilidad de quedar atrapada en una red de pesca, el tifón, irónicamente, fue el verdadero "milagro" en toda esta historia, ya que los barcos no funcionaban.

Además, lo normal es que hubiera muerto de calor. Otra vez, el “milagroso” tifón y la tormenta que lo acompañó enfrió todo y proporcionó agua fresca para beber a la criatura. Todos estos factores debieron convertir la epopeya de Pen-chan en una misión posible.

Un final ¿feliz? Sin embargo, mientras el centro habla de “milagro”, y por mucho que nos invada la felicidad después de saber que Pen-chan estaba sana y salva, resulta difícil ponerle un final positivo a esta historia. De hecho, no tenemos ni la más remota idea de si la criatura está contenta con su vuelta al cautiverio.

Quizás nos sorprenda con otra historia parecida que nos confirme cuáles eran sus verdaderas intenciones.

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