El fenómeno se repite en casi todas las grandes capitales. Los ciudadanos del país en cuestión se acaban desplazando a las grandes urbes donde esperan encontrar mejores oportunidades. Y junto a ellos, otros cientos de miles de ciudadanos del planeta. El escenario final son enclaves superpoblados y áreas despobladas o medio vacías en el resto del país. Esto ocurre, por ejemplo, en Tokio, y Japón tiene una idea sorprendente para atajar el problema.
Dinero y esposo en el campo. Que Japón es un país de tradiciones está fuera de toda duda, sobre todo cuando llegan épocas más complicadas. Es en esos momentos de la historia donde el país suele mirar la vista atrás para encontrar soluciones. Por eso, la respuesta que han encontrado, aunque chocante, no es nueva y debería entenderse como lógica según su modus operandi.
El plan: en el año fiscal 2025 comenzará a apoyar a las mujeres solteras que se trasladen de Tokio a las zonas rurales para casarse. La idea tiene como objetivo ayudar a aquellas que estén interesadas en trasladarse en un momento en el que la población de mujeres jóvenes en el campo se está reduciendo drásticamente mientras Tokio se vuelve más y más superpoblada.
El problema de la capital. Frente a la crisis demográfica que vive el país, Tokio, al igual que otras grandes capitales como Nueva York o Londres, vive ajena a los problemas en clave nacional. La población de Japón está disminuyendo, pero probablemente no lo adivinarías si paseas por Tokio. La capital parece más bulliciosa que nunca, y eso es porque una proporción cada vez mayor del país se concentra allí.
Sin embargo, a medida que la gran urbe se vuelve cada vez más poblada y va tomando más parcelas del mapa exterior, las comunidades regionales más pequeñas se reducen a gran velocidad. ¿Cómo? Por ejemplo, con menos nacimientos locales seguidos de muchos de esos niños que se mudan a Tokio cuando crecen. Esto lo sabe el gobierno japonés, y le gustaría ver una distribución más uniforme de la población.
Vuelta al campo. Así, y según se ha filtrado en un informe de Kyodo, el nuevo plan consiste en destinar fondos de su presupuesto para el año fiscal que comienza en abril de 2025 con los que pagar un millón de yenes (aproximadamente 7.000 dólares actuales) a las mujeres que se muden de Tokio y se casen con un hombre que viva en una parte menos poblada de Japón. De esta forma, las mujeres solteras que vivan en los 23 distritos centrales de Tokio o que viajen a sus lugares de trabajo dentro de ellos, pueden aplicar para la propuesta (y el pago).
Aunque todavía no se sabe la lista de ciudades/regiones a las que se pueden mudar, dado que el objetivo es aumentar el número de residentes en comunidades donde la posibilidad de desaparecer es una preocupación, lo más probable es que no se incluyan ciudades más pequeñas que Tokio, pero que siguen siendo enormes, casos como el de Osaka o Kioto, y en su lugar se centrarán en las comunidades más rurales, o al menos en ciudades regionales más pequeñas.
Todos los gastos pagados. La propuesta, al parecer, también incluye como parte de la iniciativa los costes de los viajes de las mujeres desde Tokio a las zonas rurales para asistir a eventos de búsqueda de pareja y se les dará otro montante económico si realmente se trasladan a esas zonas. Los detalles sobre esas cantidades a pagar se considerarán durante el proceso de elaboración del presupuesto.
Más mujeres que hombres en la capital. La medida también trata de atajar una situación que ha ido a más en los últimos años: las entradas netas de mujeres al área metropolitana de Tokio han sido mayores que las de hombres. Según un funcionario del gobierno, las mujeres del campo tienden a no regresar a sus ciudades de origen ni a otras áreas fuera de Tokio una vez que se mudan a la capital para estudiar o trabajar. Dicha tendencia ha llevado a que el número de mujeres solteras caiga por debajo del de hombres solteros en el campo.
Según el censo nacional de 2020, la población combinada de mujeres solteras entre 15 y 49 años en 46 de las 47 prefecturas de Japón, excluida Tokio, ascendió a unos 9,1 millones, aproximadamente un 20% menos que los 11,1 millones de hombres solteros en el mismo grupo de edad. La brecha se situó en alrededor del 30% en algunas prefecturas.
Una medida polémica. El informe también reconoce que limitar la subvención a las mujeres por género podría causar una reacción pública negativa, y se podría argumentar que ofrecer dinero solo a las mujeres es una forma indirecta de expulsarlas de la capital y/o atraer a los hombres.
En cualquier caso, parece claro que sitúan, por encima de polémicas de género, la idea de prevenir la despoblación en las zonas rurales debido a la disminución de mujeres más jóvenes.
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