Jeremy Corbyn, el hombre al que su propio partido engañó con una campaña paralela en Facebook

Reino Unido vive instalado en el drama político desde el que el referéndum de hace dos años dinamitara la relación del país con la Unión Europea. Tan cierto es para el Partido Conservador, sumido en una lucha intestina que ha dejado aislada a Theresa May, como para el Partido Laborista, dubitativo y a punto de saltar por los aires en los meses posteriores al Brexit. Y ahora, asentado el liderazgo de Jeremy Corby, llegan los lodos de tan amargas aguas.

Facebook trampa. Según ha revelado The Sunday Times, el dominical del periódico conservador más influyente de Inglaterra, el propio Partido Laborista engañó a Corbyn durante la campaña electoral. Destacados miembros (y sus equipos) de la dirección general del partido lanzaron anuncios en Facebook divergentes a la estrategia electoral del candidato. Para sostener el ardid, microsegmentaban los mensajes más radicales y afines a Corbyn tanto para el electorado más izquierdista como para el propio Corbyn y sus colaboradores más allegados.

¿Qué significa? Por un lado, la confirmación de que el Partido Laborista se había partido por la mitad a consecuencia de la inesperada victoria de Corbyn en las primarias de la formación. Hombre de raíces obreras y sindicales, con un mensaje muy arrinconado en la Tercera Vía socioliberal impulsada desde los noventa por Tony Blair, Corbyn causaba pocas simpatías entre el establishment laborista. Parte de su propio partido lo veía como un radical que lo terminaría hundiendo.

De ahí que actuaran en contra de los deseos de Corbyn y lanzaran una campaña electoral paralela y secreta acorde a los postulados clásicos del laborismo blairista.

El rol de Facebook. Por otro, la noticia vuelve a ensombrecer el rol de Facebook en democracia. Al igual que la posible injerencia rusa en las elecciones estadounidenses o el escándalo de Cambridge Analytica, la exclusiva del Times ilustra hasta qué punto el microtargeting, los anuncios patrocinados y la utilización de datos masivos extraídos de forma más o menos lícita pueden terminar distorsionando cualquier campaña electoral. Controlar las herramientas otorga un gran poder.

A tenor de lo sucedido en los dos últimos años, no se ha visto compensado por una gran responsabilidad.

¿Y ahora qué? Para Corbyn y su equipo la confirmación de sus peores presagios sólo indica el camino a seguir: el inesperado éxito electoral cosechado el año pasado (pese a la derrota y pese a lo que decían todas las encuestas), el Laborismo británico se ha escorado hacia los postulados corbynistas. Su triunfo en las urnas le ha permitido deshacerse de la vieja guardia laborista espantada por sus propuestas, propias de aquellas que blandía el partido pre-Blair.

What if? El escándalo, además, permite a Corbyn culpar a sus opositores internos de la derrota de 2017: de haber controlado la totalidad de la campaña quizá habría arañado el resto de votos necesarios para desalojar a los conservadores de Downing Street. Es una suposición aventurada, pero es munición política para su facción. Una rama laborista que, por otro lado, ha logrado adueñarse del partido tras centenares de puñaladas, dimisiones y purgas. Facebook mediante.

Imagen: Matt Crossick/AP

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